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En una nueva edición de Última Mirada, el analista internacional Raúl Sohr se refirió a las divididas opiniones que existen ante el traslado de miles de presos a la nueva cárcel de máxima seguridad en El Salvador, bajo el mandato del presidente Nayib Bukele.

Pero, ¿por qué se creó el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en primera instancia? Sohr explica que “lo que está viviendo El Salvador es una verdadera histeria. Y uno ve incluso en Chile cómo se puede generar una histeria anti-delincuentes, y después eso se amplía a ciertos grupos de inmigrantes, y se generaliza y hay un ambiente favorable a adoptar este lenguaje”.

En torno al concepto de “guerra contra las pandillas“, ampliamente utilizado por las autoridades del país centroamericano, aclaró que “entre civiles no existen guerras. La guerra es un concepto militar muy específico, y tiene reglas completamente diferentes a los comportamientos y regulaciones de la sociedad en su conjunto”.

Violaciones a los derechos humanos

“Es una profunda violación a los derechos humanos tenerlos ahí en calzoncillos, sometidos como ganado, en condiciones absolutamente inhumanas durante horas”. En esa línea, Sohr afirmó que la reciente publicación de imágenes y videos del traslado de los presos debería estar prohibida, categorizándola como una “humillación pública“.

Tratamientos vejatorios con descargas eléctricas e incluso sesiones de tortura en algunos casos forman parte de los abusos que forman parte de las acusaciones hechas al nuevo sistema carcelario.

EFE / Gobierno de El Salvador

“Es un camino muy peligroso, pero atractivo. De verdad, mirando el otro lado de la moneda, en El Salvador se había llegado a extremos absolutamente brutales y se había aterrorizado a la sociedad; por lo tanto, esta sentía la necesidad de que hubiera una respuesta firme. Pero entre una respuesta firme y una respuesta abusiva hay mucha distancia”, explicó.

Finalmente, señaló que la nueva política adoptada, “lejos de cumplir con el ideal de cualquier sistema carcelario, que es redimir al detenido y reincorporarlo a la sociedad de la mejor manera posible, es un caldo de cultivo para actitudes y situaciones aún más brutales cuando esta gente salga de prisión”.

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