Por Daniel Matamala
{"multiple":false,"video":{"key":"ycWROY1uBZw","duration":"00:01:24","type":"video","download":""}}

Por mucho tiempo, fue nuestra joyita. Un metro más bien pequeño, que transportaba pasajeros en las comunas céntricas y que, por su modernidad y comodidad, mostrábamos con orgullo a los visitantes extranjeros.

Pero Chile creció, Santiago también y el Metro tuvo que ponerse al día. Extendió sus brazos para llegar a La Florida, Puente Alto, Maipú. El inicio del Transantiago trajo los traumas del crecimiento. Nuestra joyita se ha visto exigida al máximo, con aglomeraciones insufribles en hora punta, cortes en el servicio y fallas que antes hubieran parecido impensables.

Pero ha valido la pena. Porque el Metro ya no es sólo un lujo para algunos, ahora es un medio de transporte masivo que, con todos sus problemas y fallas, le hace la vida más llevadera a habitantes que deben recorrer enormes tramos en una ciudad tan segregada como Santiago. Son 2,6 millones de pasajeros diarios que nos ponen en el Top 20 de los metros más ocupados del mundo.

Desafíos hay muchos para los próximos 50 años. Seguir creciendo para integrar a los habitantes de barrios tan postergados como Bajos de Mena. Construir más líneas para combatir la congestión por ejemplo de la saturada Línea 1. Avanzar, como las grandes capitales del mundo, en el transporte nocturno. Mucho por hacer, precisamente porque el primer medio siglo del Metro es una historia de progreso y éxito de la cual, con todos sus problemas, podemos sentirnos orgullosos.

Te puede interesar: Los futuros proyectos de Metro de Santiago y los avances de la Línea 3

Tags:

Deja tu comentario