Las AFP estaban molestas, las AFP están preocupadas. O sea, quienes las dirigen y sus dueños. De resistirse a cualquier cambio y expresar su molestia por modificaciones que vendrían a cambiar un sistema que para ellos funcionaba bien, han pasado a otra postura. La de manifestarse preocupados porque los cambios planteados pudieran afectar a los trabajadores.
“Permítanos competir, si de eso se trata. Acá lo que se está restringiendo es la competencia“, dice hoy Andrés Santa Cruz.
Hoy es importante la competencia. Al comienzo se oponían a todo, porque, claro, defendían su negocio. Y cualquier nuevo actor les quitaba poder y podía tal vez demostrar que las comisiones podrían ser más bajas o la administración mejor. Repartir la torta de administración previsional entre más comensales no era de su agrado, así es que no querían invitar a nadie.
Hoy, cuando no queda otra, se quejan de que se excluya a las AFP de la administración del 4% de cotización adicional, como se plantea en la reforma al sistema de pensiones que el Gobierno propuso. Exclusión que fue el único camino que el Ejecutivo encontró con la DC para poder sacar adelante el proyecto.
Dicen que ellos podrían administrar esta nueva cotización sin costo adicional (gratis ya es mucho decir, porque el costo es haberles entregado el 10% cada mes), lo cual es cierto porque ya tienen toda la infraestructura necesaria.
Pero si de veras lo que les preocupa es el futuro de los chilenos, la competencia y la libertad de elegir, entonces debieran estar proponiendo que cada persona pueda decidir si todo el dinero de su cotización va a las AFP o al nuevo ente público que se creará. Y no sólo alegando porque ellos no vayan a participar del 4% adicional.
Lo mismo para el Gobierno y los parlamentario: si es bueno que un ente público pueda administrar un 4% adicional, ¿por qué no todo? ¿Por qué no podemos elegir sobre todo nuestro dinero? O sea, que cada trabajador decida en qué estación de servicio echa combustible para un auto que para unos será un Mercedes y para otros un mono patín, dependiendo del sueldo y la estabilidad que tuvieron durante su vida laboral.
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