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(CNN)Succession se sumerge en su cuarta y última temporada con su ferocidad característica y un claro propósito, en un mundo donde las transacciones financieras de alto riesgo y las dinámicas familiares disfuncionales van de la mano. No faltan cualidades dignas de admiración en esta serie ganadora de un Emmy, pero ninguna más vital que el tema de un patriarca legendario cuyos hijos no están a la altura.

De hecho, aunque se puede decir poco sobre los primeros episodios de la nueva temporada sin entrar en el territorio de los spoilers, la mejor y más distintiva frase de lo que viene ha estado en toda la promoción del programa, con el magnate de los medios Logan Roy (Brian Cox) diciendo a tres de sus hijos adultos, Kendall (Jeremy Strong), Shiv (Sarah Snook) y Roman (Kieran Culkin): “Los amo, pero no son personas serias”.

Las “personas serias”, en opinión de Logan, son del tipo que mueven los mercados, exigen la lealtad de los jefes de Estado y juegan al Monopoly con conglomerados reales. Gracias a la imponente interpretación de Cox, Logan sigue siendo el epítome de la seriedad, tanto que merodea por su propia fiesta como una pantera enjaulada, sin paciencia para los aduladores y simpatizantes.

Kendall, Shiv y Roman comparten esas aspiraciones de “Masters of the Universe” (piensa en “La hogera de las Vanidades”, no en He-Man), pero incluso cuando los tres se unen al final de la tercera temporada hay una persistente sensación de que su papá está jugando duro mientras ellos blanden bates de plástico.

En un nivel más fundamental, la estructura de la nueva temporada crea intercambios sensacionales (e incómodos) entre los jugadores clave, ya que los “Roys de próxima generación”, como los llama Kendall, buscan demostrar que pueden jugar en las grandes ligas. En el caso de Kendall, esos intentos a menudo parecen casi delirantes, el caso clásico de alguien nacido en la tercera base, pero que está convencido de que ha bateado un triple, de una forma que es a la vez deliciosa y espeluznante.

También hay cosas característicamente desenfrenadas en las interacciones entre Tom (Matthew Macfadyen) y Greg (Nicholas Braun), quienes se han convertido en un equivalente desmesuradamente malhablado de Laurel y Hardy, ayudando a hacer de este drama uno de los programas más divertidos de la televisión.

Por suerte, la nueva temporada llega en medio de una serie de revelaciones sobre Fox y su líder, Rupert Murdoch, a quien el creador de la serie, Jesse Armstrong, ha reconocido como una de sus inspiraciones (una vez escribió un guión ficticio titulado Murdoch), junto con Sumner Redstone, cuya administración de Viacom es el tema del nuevo libro Unscripted.

Si Succession ha sido una ventana más entretenida y absurda al imperio de los medios, estos ejemplos de la vida real ofrecen un recordatorio de que sus excesos solo pueden ser definidos como “ligeramente exagerados“.

Inteligentemente, Armstrong parece estar volviendo a los orígenes del programa al sentar las bases para esta temporada de cierre. Queda por ver qué tan bien logre la serie eso, pero según el historial disponible y este comienzo estelar, hay muchas razones para creer que las gente seria detrás de Succession es capaz de lograrlo.

Succession comienza su cuarta y última temporada el 26 de marzo en HBO, que como CNN, es parte de Warner Bros. Discovery.

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