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En el año 2018 se registró el ranking televisivo más bajo del reputado trofeo. Es por esto que se especula que películas más "taquilleras" podrían estar dentro de las nominadas.
La preparación para los Oscar ha sido un desastre, después de una caída de la audiencia en 2018 que dejó a los organizadores desesperados por hallar posibles soluciones. Pero los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas podrían ayudar el martes a sus atribulados productores al nominar más películas de alto perfil que puedan atraer a un público más amplio.
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La relación entre nominados al Premio de la Academia y la audiencia no es una ciencia exacta, pero hay al menos alguna evidencia que indica que reconocer más películas que los espectadores realmente han visto es una bendición, una dinámica que alcanzó su máxima expresión con “Titanic”, la cual atrajo a un récord de 55 millones de espectadores a la transmisión de la ceremonia en 1998.
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Por el contrario, los datos del año pasado cayeron a un mínimo histórico de 26.5 millones de televidentes, según datos de Nielsen, una reducción de casi 20% y muy de los más de 40 millones en las ediciones 2013 y 2014.
Mucho ha cambiado desde entonces, incluyendo el aumento de las opciones para los espectadores, un exceso de ceremonias de premios televisadas, hostilidad hacia la política de Hollywood (quizás especialmente después del 2001) y el entendimiento de que cada gran momento estará disponible en línea, reduciendo la necesidad de sintonizar la transmisión en vivo.
Sin embargo, al menos parte del problema, desde el punto de vista de la audiencia, ha sido alejarse de películas más populares como prestigiosos éxitos de taquilla, como “Titanic” y “The Lord of the Rings: Return of the King” en 2004, a títulos más orientados a nichos, incluidos los recientes ganadores: “The Shape of Water”, “Moonlight”, “Spotlight” y “Birdman”.
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La creencia de que los Oscar se estaban volviendo demasiado limitados en sus nominaciones –especialmente en una era en la que los estudios dependen cada vez más de los cómics y de los éxitos de fantasía- dio forma a la propuesta de introducir una categoría de “película popular”.
La academia (y la televisora anfitriona, ABC, que presuntamente presionó por cambios) enfrentaron una crítica inmediata al concepto, pero no se han alejado completamente de la necesidad de agregar elementos más atractivos, sin transformar los Oscar en los People’s Choice Awards.
Notablemente, la academia amplió el número de nominados a mejor película precisamente por esta razón, después de que “The Dark Knight” no resultara entre las nominadas hace una década. Pero ese ajuste, que resultó en nueve películas nominadas los últimos dos años, no ha producido los resultados deseados.
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En este punto, un gran aumento en la audiencia parece improbable en un entorno mediático en el que los organismos de radiodifusión prefieren decir que permanecer estables es el nuevo ascenso. Aún así, el mayor interés que podría surgir de las posibles nominaciones de películas con amplias bases de fanáticos, como “Black Panther” y “A Star is Born”, protagonizada por Lady Gaga, podría al menos ayudar a prevenir una mayor erosión, y tal vez incluso atraer a algunos espectadores perdidos.
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“Black Panther”, en particular, marcaría un gran avance, no solo para las historias de cómics, sino también en términos de películas en las que predominan las personas de color. Disney, la empresa matriz de Marvel — que, por cierto, también es propietaria de ABC –, llevó a cabo una agresiva campaña para impulsar la película.
Una lista más popular de nominados le daría a ABC un gancho de más fácil promoción –especialmente ante la ausencia de un presentador de renombre– y probablemente sofocaría las críticas respecto a la categoría de “película popular”, aunque solo sea temporalmente.
Esa podría no ser una panacea para todo lo que aflige a los Oscar. El fallecido Gil Cates, que produjo el programa en 14 ocasiones, dijo que son los momentos no planificados los que la gente recuerda más, y que esos únicamente dependen de “los dioses del espectáculo”.
Sin embargo, incluso si las nominaciones no pueden arreglarlo todo, en términos de aumentar el interés en el programa, es más probable que los dioses de Nielsen ayuden a aquellos que se ayudan a sí mismos.
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