Por Patricio Pérez
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“Nosotros no somos parte de la inmensa cantidad de artistas que se quedan callados. Por eso mismo manifestamos nuestra posición por el NO frente al plebiscito”.

Eso manifestaba Jorge González en una entrevista a La Epoca el 4 de abril, poco después que la banda anunciara que votarían por la opción NO, para sacar a Pinochet del poder, en una conferencia de prensa que selló del destino de su tercer disco, el más complejo y jugado de todos llamado La Cultura de la Basura.

No sólo el agitado ambiente propició que todo se volviera más complicado para el trío sanmiguelino.

Junto con los motivos políticos, la música también perdido interés en los medios. Tras un 1987 en el que Soda Stereo, Virus y GIT reventaron el mercado, bandas como Upa!, Viena y Aparato Raro no consiguieron mantener a flote un movimiento que se cayó a pedazos en solo dos años.

En ese contexto, Los Prisioneros lanzaron el sucesor de Pateando Piedras, que no incluía ningún hit instantáneo a la altura de “El baile de los que sobran” y en el que no escondían su hastío frente a la situación del país, que exigía a gritos un cambio.

“Queremos elegir, decidir / Debemos elegir como quieres vivir / Reclamar y pelear / obligar y dejar de llorar / Y que nadie aproveche de ti”, canta casi a gritos González en “Poder elegir”, el tema que cierra el álbum.

Aunque seguían convocando a miles de personas, los medios cada vez cerraron más sus puertas al trío, haciéndose patente las muestras de censura que los afectaban desde diciembre de 1985, cuando TVN cortó su señal cuando hacían un playback de “La voz de los 80” en la Teletón. El resto de los canales no hizo lo mismo.

Poco después, el Festival de Viña los vetó para ser parte del certamen en febrero de 1987.

Desde la organización argumentaron que el escenario de la Quinta Vergara no era sólo para las bandas consagradas, y por eso optaron por llevar a Upa! como representantes de la “música joven” chilena.

Sin embargo, la primera señal concreta que los hizo enfrentar cara a cara a los militares ocurrió el 13 de junio de 1987, cuando en medio de una gira por el sur, una orden del comandante de Guarnición de Victoria les prohibió tocar en un teatro, acusando que la música de la banda era una “influencia negativa para la juventud”. Días más tarde, un atentado a una torre de electricidad dejó a medias su concierto en Lota.

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Una gira saboteada por los militares

Hartos de todo, Los Prisioneros hicieron valer su opinión y conscientes de la fama que aún tenían en el país, manifestaron abiertamente su apoyo al NO ante la prensa y en los shows de su gira promocional de La Cultura de la Basura, que abarcó en un principio más de 38 fechas en ciudades de Chile y el extranjero.

Lo que parecía un plan perfecto para sacar a flote su disco, todo se desarmó rápidamente desde el primer concierto agendado.

De forma especial, optaron por abrir el tour en su comuna natal, San Miguel. Sin embargo, por decisión del alcalde Nelson Murua, no pudieron usar el teatro de la comuna y tuvieron que pactar dos fechas en el salón del Instituto Miguel León Prado, con capacidad para 3.500 personas.

“Podrían haber prestado el teatro municipal, así como se lo prestaron a Alvaro Scaramelli… pero nos lo negaron ¿alguien le cabe duda por qué?”, declaró con una risa irónica González al diario Fortín Mapocho tras el concierto, en el que aprovechó de burlarse de Cesar Antonio Santis, un tipo “buen mozo, que lee las noticias y que no se define y que cobra un sueldo alto”.

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“Considero siniestro que no se pueda hablar de esos temas y peor aún que no los entendamos”, comentó sobre la política nacional Jorge González a La Época, quien acompañado de Claudio Narea y Miguel Tapia, salió a defender su gira por los medios, aunque no fueron recibidos con el apoyo de antes.

En las pocas entrevistas que realizaron se mostraban como un frente unido, capaz de disparar a cualquiera sin filtros.

Al ser consulados por el poco éxito de La Cultura de la Basura, el líder no escondió su rabia: “Son todos unos imbéciles. Lo que pasa es que a los programadores no les ha gustado, además este disco es mucho más difícil de escuchar y entender que los anteriores”.

A duras penas, la gira intentó continuar, pese a que los permisos para tocar en los recintos pactados eran negados pocas horas antes de empezar los shows. Tras una fecha a medio llenar en Copiapó, el tour se canceló.

“Llegamos a hacer solamente 7 porque después tuvimos problemas con permisos de locales y cosas así. Hemos estado intentando tocar en Santiago desde que salió nuestro disco, pero no hemos podido. En fin, seguiremos tratando”, dijo con algo de desgano González a Canal 11 (actual Chilevisión), uno de los pocos canales chilenos que les daba cobertura cada cierto tiempo.

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Amedrentamiento a González y Narea

Frente al complicado presente, Los Prisioneros se dedicaron a proyectos paralelos y a los planes internacionales, y sólo asomaron la nariz cuando se hicieron presentes en tres concentraciones masivas por el plebiscito en agosto y septiembre de 1988.

En esos días, Jorge González y Claudio Narea recibieron amenazas de muerte y señales de amedrentamiento.

“Las amenazas comenzaron desde el invierno, aunque no sé exactamente desde cuando, pero sí creo que después de abril, cuando como grupo dimos a conocer nuestro apoyo al No, informó el cantante al diario La Época el 14 de septiembre de 1988, detallando que fue su madre quien recibió al menos 10 llamadas a altas horas de la noche.

“Dile a tu hijo que se cuide y que deje de hablar o lo vamos a llenar de balas”, más una serie de insultos y motes de “comunista”, son el tenor de las amenazas proferidas por hombres y una mujer aparentemente educada, la última de ellas hecha antes de la concentración del 4 de septiembre”, destaca el matutino.

A la vez, Narea recibió una extraña llamada de una mujer que aseguró ser abogada de la Vicaría, advirtiéndole que iba a ser detenido por ofensas al general Pinochet en el spot del NO. “Creemos que es una amenaza, pero también una locura de una admiradora”, sostuvo.

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