La historia detrás de la icónica pelota que estuvo 20 años en letrero de Ripley: “Fue una noche de cervezas con amigos”
Por Michel Nahas Miranda
23.07.2025 / 11:21
Una campaña digital liderada por Matías Vega permitió dar con el responsable de la icónica pelota que por casi dos décadas estuvo atascada en la letra “P” del letrero de Ripley en Quilpué. El balón, convertido en símbolo urbano, será preservado como pieza de memoria local.
La espera terminó. Ripley anunció oficialmente que encontró al dueño del balón que, durante casi 20 años, permaneció atrapado en la letra “P” del letrero de su tienda en Quilpué, convirtiéndose en un ícono local que resistió lluvias, calor, sismos y el paso del tiempo.
La historia, impulsada por una campaña digital liderada por el locutor y conductor Matías Vega, culminó con la revelación de su dueño original: Sebastián Castillo, quien hoy reside en Cork, Irlanda, y que dejó su marca en la ciudad tras una noche de fútbol callejero.
“Fue hace 17 años, después de una noche de fútbol y cervezas con mis amigos en Quilpué (…) jugando en la madrugada con las calles vacías, lanzamos mi pelota tan alto que quedó atrapada dentro de la letra P del letrero de Ripley”, relató Sebastián en redes sociales. Según agregó, el balón era un regalo de Navidad de sus padres, lo que aumentó la carga emocional del hallazgo. “Nunca imaginé que terminaría ahí… ¡y menos por casi dos décadas!”, confesó.
La pieza clave para resolver el misterio fue Cindy Veliz (@cindyvfox en Instagram), quien compartió el testimonio que permitió cerrar el ciclo. Como reconocimiento, Ripley le otorgará una giftcard de $100.000 y hará entrega de una nueva pelota a Sebastián.
“Estamos emocionados de anunciar que hemos encontrado al verdadero protagonista de esta historia, que capturó la atención de todo Chile”, señaló Francisca Guerra, subgerente de brand experience de Ripley. “Lo que comenzó como una anécdota juvenil se transformó en parte de la identidad de esta ciudad y de nuestra tienda”.
Ripley anunció también que preservará la pelota original en un espacio permanente dentro de su tienda de Quilpué, para que siga siendo parte de la memoria colectiva de la comuna. Una especie de cápsula del tiempo urbana, nacida por accidente y rescatada gracias a la colaboración ciudadana.
Matías Vega, quien también encabezó una búsqueda anterior de los “niños de días R”, destacó el impacto de la iniciativa: “Las redes sociales han vuelto a demostrar su poder para conectar historias y personas. Lo que parecía una misión imposible, se resolvió gracias a la participación de los chilenos que compartieron nuestro llamado”.
La pelota, que alguna vez voló por juego y quedó olvidada en lo alto, hoy regresa a tierra con honores. Y lo hace para quedarse.