Las interminables exigencias que recaen sobre la apariencia física y el cuerpo de las mujeres se encuentran entre las principales críticas que desde los movimientos y pensadoras feministas cuestionan dentro de la cultura patriarcal.

En esa línea, la séptima encuesta realizada por La Rebelión del Cuerpo aportó información que apunta en el mismo sentido al revelar que el 84% de las mujeres reconoció que su silueta no corresponde a la que les gustaría tener y el 80% de esos casos se debe a que desean tener un cuerpo más delgado al que consideran que tienen.

En la medición participaron 3.335 mujeres, en su mayoría de nacionalidad chilena y pertenecientes a los grupos socioeconómicos más altos y el desglose de los datos, consignados por La Tercera, muestra que el sentimiento de disconformidad se agudiza entre  las mujeres de 36 a 59 años, con un 85% de insatisfacción.

Aún así, en todos los tramos etarios la cifra supera el 70% de desconformidad.

Desde el colectivo destacaron entre los resultados preocupantes las respuestas que entregaron las encuestadas al ser consultadas por cómo se han sentido con su cuerpo el último mes. Las respuestas, en su mayoría, apuntaron a sentimientos de asco, odio y vergüenza. 

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“Me siento asquerosa y gorda”, “todos los días pienso en que debería tener otro cuerpo”, e “incómoda, intento no mirarlo” fueron algunas de las frases con que las participantes contestaron.

La Rebelión del Cuerpo es un colectivo que se creó en Chile hace dos años con el fin de crear conciencia, educar e investigar sobre cómo los roles y estereotipos de género impactan en la construcción de identidad y la autoestima de las mujeres, y se ha replicado en España, México, Argentina y Bolivia.

Por eso, ante los resultados, Nerea de Ugarte, psicóloga y una de sus fundadoras, explicó que la disconformidad con el cuerpo se trata de un fenómeno que ha ido en aumento durante los últimos años y se debe principalmente a los estereotipos de belleza que se difunden en medios de comunicación y, especialmente, en redes sociales.

Desde esta lógica se genera una insatisfacción, inseguridad y frustración constante y permanente en la forma como las mujeres evalúan su autoimagen, porque nunca se va a parecer a eso que nos muestran como perfecto y esa sensación afecta evidentemente la salud mental”, afirmó.

De este modo, la psicóloga destaca la necesidad de que la salud mental se aborde con perspectiva de género, ya que “esta problemática se da en un contexto sociocultural que es desigual y desde esa desigualdad se constituye la subjetividad femenina”.

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