El 13 de julio de 2024, un intento de asesinato contra Donald Trump redefinió su candidatura y provocó una ola de fervor dentro del movimiento MAGA. Desde la elección de JD Vance como vicepresidente hasta el retiro de Biden: el atentado en Butler fue el catalizador de una transformación política sin precedentes.
(CNN – Análisis de Alayna Treene) — Hace exactamente un año, fui testigo del momento en que un atacante abrió fuego contra el entonces candidato presidencial Donald Trump.
En medio del caos y el miedo que se desataron —una experiencia sin precedentes en mi carrera— me pregunté no solo si su vida estaba a salvo, sino también si sus aspiraciones de volver a la Casa Blanca quedarían marcadas para siempre por lo ocurrido ese día.
La respuesta a ambas preguntas fue sí.
El 13 de julio de 2024 se convirtió en uno de los momentos más decisivos de toda la campaña de Trump. Y los días posteriores alteraron por completo el rumbo de las elecciones generales y del movimiento MAGA.
Menos de 48 horas después del atentado en Butler, Pensilvania, Trump anunció al entonces senador JD Vance como su compañero de fórmula.
Tres días más tarde, subió al escenario en la Convención Nacional Republicana en Milwaukee con una venda cubriéndole la oreja alcanzada por una bala.

Trump luce un vendaje en la oreja derecha durante la Convención Nacional Republicana 2024 en Milwaukee, Wisconsin, días después del atentado. Bernadette Tuazon/CNN vía CNN Newsource
Ese mismo domingo, el presidente Joe Biden anunció su retiro de la carrera presidencial tras su desastrosa actuación en el debate de junio.
Según un funcionario de la Casa Blanca que también formó parte del equipo de campaña de Trump 2024, el atentado volvió más personal la recta final de la elección para el expresidente y su entorno.
Tras el incidente, se tomó la decisión de intensificar su agenda pública para demostrar que seguía completamente comprometido.
“El objetivo era que nunca perdiera el ritmo”, explicó el funcionario. “Si alguien iba a intentar hacerle esto, nosotros íbamos a redoblar la apuesta. Se volvió más grande que la elección misma”.
“¡Luchen, luchen, luchen!”: El grito que nació bajo fuego
Después de que una bala le rozara la oreja, observé cómo Trump se tiraba al suelo detrás del podio, mientras agentes del Servicio Secreto subían al escenario para rodearlo.
Cuando cesaron los disparos y comenzaron a evacuarlo, Trump se incorporó lentamente con sangre corriendo por su rostro y levantó el puño en alto.
“Fight, fight, fight!” (¡Luchen, luchen, luchen!), gritó con furia al público.
En conversaciones posteriores con asesores y funcionarios de su campaña, supe que Trump comentó a sus aliados más cercanos que, en ese instante, supo que debía dejarles a sus seguidores una imagen poderosa.

Un empleado de la campaña de Trump señala mientras la gente debajo de él se pone a cubierto el día del intento de asesinato en Butler. Anna Moneymaker/Getty Images vía CNN Newsource
Siempre obsesionado con proyectar fortaleza, Trump no quería que el atentado lo hiciera ver débil, según sus colaboradores.
“Él tiene los mejores instintos políticos que conozco”, me dijo un asesor de su campaña por esos días.
La fotografía de Trump con el puño en alto, la mejilla ensangrentada y la ropa arrugada se convirtió en una de las imágenes más icónicas de la campaña 2024.
La frase “fight, fight, fight!” se transformó rápidamente en un grito de batalla para el movimiento MAGA.
Días después, esa imagen y el lema se imprimieron en poleras, tazones, pancartas y todo tipo de merchandising. En casi todos los mitines a los que asistí tras el 13 de julio, la imagen estaba presente: en la ropa de los asistentes, en los productos a la venta y en las pantallas gigantes detrás de Trump.
Hoy, esa foto cuelga en ambas alas de la Casa Blanca, y el grito “fight!” sigue presente en muchos eventos privados del presidente.
“Intervención divina”: Cómo Trump transformó un intento de asesinato en su narrativa de poder
Los hechos ocurridos en Butler tuvieron un impacto inmediato en Donald Trump. En los días posteriores al ataque, el expresidente —quien durante años había temido ser blanco de un atentado— sostuvo que Dios intervino el 13 de julio de 2024 para salvarle la vida.
En sus discursos públicos, Trump ha dicho reiteradamente que el disparo podría haber sido fatal de no haber girado la cabeza justo a tiempo. Según sus asesores más cercanos, en privado admitió que tuvo suerte de sobrevivir.
Para quienes lo rodean, ese día reforzó en Trump la idea de que su victoria en 2024 estuvo guiada por una fuerza superior. Esa convicción, aseguran, alimenta su creencia de tener un mandato divino para gobernar el país.

Un lugar de mitin de campaña del candidato presidencial republicano, el ex presidente Donald Trump, está vacío y lleno de escombros el sábado 13 de julio de 2024, en Butler, Pensilvania. (AP Photo/Evan Vucci) Evan Vucci/AP vía CNN Newsource
Trump no ha dejado de relatar con detalle lo ocurrido en Butler, ya sea en mítines o eventos privados.
En varias ocasiones ha mencionado un gráfico sobre cruces fronterizos entre EE. UU. y México —uno que usaba como apoyo visual en ese mitin— y al que atribuye, en parte, haberle salvado la vida.
Justo cuando comenzaron los disparos, Trump estaba girando la cabeza para mirar ese gráfico.
“Probablemente me salvó la vida”, dijo luego a sus seguidores en una actividad de campaña. Incluso bromeó: “Voy a dormir con ese gráfico por el resto de mi vida”.
Desde entonces, ese material gráfico se convirtió en un símbolo recurrente en sus actos de campaña, cargado de un valor sentimental para él.
Entre trauma y aplausos: cómo Trump capitalizó el atentado con humor, simbolismo y retorno
Aunque el atentado lo marcó profundamente, Trump ha demostrado que puede hablar del tema incluso con un tono distendido.
Durante un discurso en Iowa el 3 de julio de 2025, mientras celebraba la aprobación de una ambiciosa ley en el Congreso, se detuvo abruptamente al escuchar un fuerte estruendo.
“¿Escuché lo que creo que escuché?”, preguntó, mientras la multitud en la feria estatal se volteaba. “Tranquilos, son fuegos artificiales… ¡Eso espero! Esas son las típicas últimas palabras famosas”.

Donald Trump es sacado del escenario por agentes del Servicio Secreto tras ser rozado por una bala durante un mitin el 13 de julio de 2024 en Butler, Pensilvania. Anna Moneymaker/Getty Images vía CNN Newsource
Luego, volvió a mirar hacia el lugar del ruido y agregó: “Siempre hay que pensar en positivo. A mí tampoco me gustó ese sonido”.
Desde Butler, todos los discursos al aire libre de Trump, como candidato y como presidente, se realizan detrás de un marco de vidrio antibalas.
“Si él pudo volver, yo también”: El regreso simbólico a Butler
El mismo 13 de julio de 2024, poco después del tiroteo, entrevisté a varios asistentes que, al igual que yo, habían sido evacuados del mitin.
El ambiente estaba cargado de emociones: caos, miedo, confusión. Algunos estaban indignados y culpaban a los medios y a los demócratas por fomentar el clima de odio hacia Trump. Otros se mostraban tristes, lamentando que Estados Unidos hubiera llegado a ese nivel de violencia.
“Me da pena que hayamos llegado a esto como país. De verdad”, me dijo Joan Rimenschneider, una asistente al evento. “Ahora tengo miedo de lo que pueda pasar. Me asusta que los seguidores de Trump sean atacados solo por usar ropa de MAGA”.
Pero también agregó que si Trump pudo levantarse ensangrentado y gritar “fight” después de recibir un disparo, entonces ella también podía ser valiente.
Ese sentimiento se repitió en muchas de las entrevistas que realicé. Sus seguidores estaban conmocionados, pero más decididos que nunca a apoyarlo.
Meses después, Trump regresó a Butler para dar el discurso que nunca pudo pronunciar en julio. Describió su retorno como un compromiso pendiente.
“Ese día, cuando me dispararon, dije: ‘Vamos a volver’. Y estoy cumpliendo esa promesa”, señaló en una entrevista con NewsNation. “En realidad, estoy cumpliendo con una obligación”.
Yo también volví a Butler ese día, al igual que muchos de los que estuvieron allí la primera vez.
Volví a hablar con varias personas, y me sorprendió saber que todos ellos me dijeron que no tenían miedo de regresar al lugar. Al contrario: estaban felices de tener otra oportunidad para expresar su respaldo.
Teresa Boyd, presente tanto en el primer mitin como en el segundo, lo resumió así: “Si él pudo volver, yo también puedo volver para apoyarlo”.