Ozzy Osbourne, leyenda del heavy metal y exvocalista de Black Sabbath, murió el pasado martes 22 de julio en su residencia de lujo en Buckinghamshire, Inglaterra, luego de que los equipos médicos no lograran estabilizarlo. Sin embargo, fuentes cercanas al operativo revelaron que la ambulancia aérea enfrentó obstáculos para llegar rápidamente hasta el músico.
El helicóptero del servicio Thames Valley Air Ambulance aterrizó en un campo cercano a la propiedad, ubicada en la zona rural de Chalfont St Giles, alrededor de las 10:30 a.m. del día del fallecimiento. Según testigos, la ubicación remota de la mansión y la falta de un área designada para aterrizaje complicaron el acceso de los paramédicos, quienes perdieron minutos cruciales trasladándose a pie hasta la vivienda.
Dos horas de esfuerzos infructuosos
Una vez en el lugar, el equipo médico trabajó durante más de dos horas tratando de reanimar al artista de 76 años, pero su estado crítico no mejoró. “El tiempo de respuesta pudo ser determinante”, admitió una fuente del servicio de emergencias bajo anonimato, según reportó NME.
Jean Powell, hermana mayor de Osbourne, confirmó que la muerte del cantante tomó por sorpresa a la familia, pese a sus conocidos problemas de salud. “Él seguía haciendo planes”, dijo al Mirror. La familia agradeció que sus últimos momentos fueran en casa, pero las circunstancias del operativo médico quedaron bajo cuestionamiento.
Osbourne, cuya influencia en la música marcó generaciones, dejó un vacío en el mundo del rock. Mientras fans lamentan su partida, las dudas sobre la eficacia de la respuesta médica en zonas rurales quedaron flotando en el aire.