Por Mónica Rincón
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Si usted se ejercita una vez al mes, su salud se resiente. Si la democracia se ejercita sólo cada ciertos años, cuando hay elecciones, también se atrofia. Pero no es lo único que define cuan representativo es un sistema, también lo hace la composición de sus autoridades.

Tal como pasa en los directorios de grandes empresas o en todas las instancias de poder, en Chile falta mucha diversidad. Y esa escasez de diversidad no sólo se refiere a lo socieconómico, sino evidentemente a hombres y mujeres. La política es aún terreno mayoritariamente masculino en sus códigos, y lo más grave, en sus integrantes.

Es lo que intenta remediar en parte el proyecto de ley de cuotas para candidatas a alcaldes, concejales y en los gobiernos regionales. Una iniciativa que en su votación en general en la Cámara Baja, avanzó por 126 votos a favor, con la oposición exclusiva del diputado Romero y 20 abstenciones de legisladores como Mario Venegas, Álvaro Carter, Camila Flores o Juan Antonio Coloma.

Hay cosas que arreglar en la propuesta, lógico, como en todas. Pero es difícil entender que no se abrace con ánimo de manera unánime esta idea. Gracias a otra ley de cuotas, muy resistida en su momento, nuestro Parlamento avanzó en diversidad. Pasamos de un 15% a un 22% de diputadas y de 18% a 23% de senadoras. De ir incrementando el número de mujeres al 1,6% en cada elección, el avance esta vez fue de un 7%.

Más mujeres en cargos de representación es mejor democracia. Más mujeres rompiendo el techo de cristal en cualquier área significa más niñas que pueden soñar con libertad su futuro, que no se sientan determinadas por su género.

Algunos y algunas dicen no a las cuotas, porque las mujeres no necesitan ayuda. Eso es falso. Primero porque medidas afirmativas como esta no son una “ayuda”, son una forma de evitar que se siga vulnerando el derecho a ser elegidas por nacer mujeres. Porque los derechos no deben ser de papel, tienen que poder ejercerse en lo concreto. Y porque cuando lo que se hace es nivelar la cancha sólo se está facilitando que la competencia sea pareja.

Las mujeres constituyen poco más de la mitad de la población. Es irritante que en pleno siglo 21 tan pocas estén en cargos de poder. Estamos hablando de calidad de democracia, derechos humanos y justicia. Una mujer no merece ni un derecho más que un hombre, pero tampoco ni uno menos.

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