Sophie Turner llegó al set de Game of Thrones con 15 años. Una adolescente que no tenía mayor experiencia en este tipo de proyectos y que de un día para otro se vio con una exposición digna de una de las series más populares de los últimos años.

Y con una gran exposición llega una gran responsabilidad, pero también recibir comentarios de miles de personas a través de las redes sociales. Mensajes que no siempre son positivos, de hecho, muchos pueden ser muy odiosos y negativos.

“Simplemente, empecé a creérmelo. Me decía a mí misma, ‘sí, tengo granos. Estoy gorda. Soy una mala actriz’. Me lo creía”, contó la actriz que le da vida a Sansa Stark en una entrevista con Dr. Phil.

Sophie es una de las protagonistas que han estado desde el primer capítulo de la serie y han llegado hasta la octava y última temporada de GoT. “Le decía al equipo de vestuario que me apretaran el corsé”, sinceró.

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Sufro depresión desde hace cinco o seis años“, reconoció Turner.

En la misma línea añadió que “el mayor reto para mí es salir de la cama y salir de casa. Aprender a quererse a uno mismo es el mayor desafío”.

Y es que todo fue intensificado las críticas que recibía en redes sociales, las que le detonaron nuevos síntomas de depresión.

Solía pensar mucho en el suicidio. La verdad es que no sé por qué. Quizá solo sea una fascinación extraña que solía tener, pero sí, lo pensaba”, contó.

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Eso sí, aclaró que lleva combatiendo esta enfermedad desde los 17 años, pero que nunca intentó nada para hacerse daños, aunque los pensamientos le cruzaron la cabeza. Aunque ahora todo es distinto, pero continúa bajo un tratamiento.

“Ahora estoy con alguien (Joe Jonas) que supongo que hace que me dé cuenta de que tengo algunas casualidades positivas“, relató.

Relación que valora mucho por el aporte que ha sido en su vida. “Y cuando alguien dice cada día que te quiere, te hace pensar de verdad a qué se debe y te hace quererte a ti mismo un poco más“.

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