Columna de Mario Saavedra: Stargate, la autopista secreta de la IA: cuando tus datos valen más que tu sueldo mínimo

Por Mario Saavedra

24.09.2025 / 19:38

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Si no escribimos nuestras reglas ahora, las condiciones de uso del futuro no serán un “acepto” en pantalla: serán la Constitución invisible de nuestra vida digital. Y ahí no habrá plebiscito que valga, porque el voto ya lo habrás entregado con tus datos, hace rato, cuando le diste “ok” a esa app gratis que parecía inofensiva.


Mientras en Chile seguimos discutiendo si el Transantiago se paga con bip! o con QR, en Estados Unidos se están levantando las nuevas pirámides de la humanidad: cinco mega data centers llamados Stargate. No, no es la serie noventera con portales espaciales; es la jugada millonaria entre OpenAI, Oracle y SoftBank para crear el equivalente digital de 10 centrales nucleares de cómputo. Todo para que la inteligencia artificial tenga más “aire” que nosotros en la Estación Central a las seis de la tarde.

El plan suena épico: US$ 400 a 500 mil millones en fierros, chips y megawatts, con acuerdos por US$ 100 mil millones en GPUs Nvidia. Y adivinen quién se frota las manos: Larry Ellison, dueño de Oracle, que ya anda codeándose con Musk en el podio de los más ricos del planeta. Mientras nosotros peleamos por un reajuste del sueldo mínimo, el tipo suma decenas de miles de millones de dólares por mes, gracias a contratos que ni siquiera sabe pronunciar el conserje del edificio donde firmaron.

Oracle como la Enel de la IA

Pensemos en simple: si la IA es la nueva electricidad, Oracle quiere ser la compañía eléctrica. OpenAI pone la demanda infinita, Nvidia los fierros, SoftBank los billetes, y Oracle se queda con el switch. Es como si Codelco controlara no solo el cobre, sino también los enchufes de tu casa. Y si un día suben la tarifa, no hay SEC que te salve.

En Chile, ya sabemos lo que significa tener una sola compañía dominando la cancha: cuando se corta la luz en invierno, lo único seguro es que llega el mail de la eléctrica explicando que “están trabajando para mejorar el servicio”. Ahora imagina lo mismo, pero con la IA que usas para estudiar, trabajar, producir noticias o hasta escribir columnas. Un blackout digital versión 2030.

5G, 6G y el peaje invisible

Mientras tanto, la carretera de los datos se está pavimentando con 5G y pronto con 6G. La promesa oficial: velocidades de otro planeta, latencias mínimas, hologramas en tu living y cirugía a distancia desde Japón. La letra chica: si tu plan no paga la autopista rápida, tus prompts viajarán por el camino de tierra.

Ficción conspirativa, pero útil: en 2027 tu celular te ofrece dos opciones para usar ChatGPT Ultra. “Plan Básico”: respuesta en 3 minutos. “Plan Premium”: respuesta en 0,3 segundos. Igual que cuando pides un Uber y te mandan un auto 2007 porque no pagaste Black. Neutralidad de red, pero versión IA.

Los datos: tu vida firmada en letra chica

Acá es donde la cosa se pone seria. Porque todos estos modelos de IA se alimentan de datos. ¿De quién? De los tuyos, los míos, los de la abuelita que aún no sabe borrar el historial del Chrome. Y una vez que entran, no salen. Estudios ya hablan de riesgos crecientes: filtraciones, modelos que “vomitan” datos privados, o sets de entrenamiento imposibles de auditar porque mezclan material público, privado y robado.

En buen chileno: es como si hubieras prestado tu auto para un Uber pensando que lo iban a usar solo para viajes cortos, y un día te enteras de que anda dando vueltas en Bolivia cargado de contrabando.

Chile mirando desde la galería

¿Y nosotros? Dependemos de cables como el Humboldt, que conectará Chile con Asia-Pacífico, y de las inversiones de Amazon, Google u Oracle en la nube local. Bonito titular: “Chile se convierte en hub digital”. Traducción: seguimos pagando peaje para subir un video en TikTok mientras los verdaderos dueños de la carretera negocian con la Casa Blanca.

El problema no es participar: es no poner condiciones. Si dejamos que construyan data centers usando agua que falta en Petorca, nos pasará lo mismo que con el litio: exportamos riqueza y nos quedamos con los hoyos.

Las teorías conspirativas

  1. El peaje del pensamiento: en 2030, tus ideas ya no se procesan en tu cabeza, sino en un servidor de Oracle en Texas. Para que la respuesta llegue rápido, debes pagar plan premium. Si no, tu “inspiración” se queda pegada como el Transantiago un lunes con lluvia.
  2. La auditoría fantasma: el gobierno chileno quiere revisar si la IA que reparte beneficios sociales discrimina. OpenAI responde: “no podemos mostrar el set de entrenamiento, es propietario”. Resultado: certificamos el procedimiento, no la verdad. Puro checklist, cero justicia.
  3. El apagón selectivo: una crisis diplomática corta el suministro de chips o energía. ¿Consecuencia? No se cae internet, se cae la IA. Tus apps favoritas siguen abiertas, pero ya no piensan. Una especie de zombie digitalque recuerda a los apagones del 99, pero sin velas para salvarte.

Stargate es el Canal de Panamá de la IA: quien lo controle, cobrará peaje al mundo. Y como buenos chilenos sabemos lo que es pagar caro por carreteras concesionadas, deberíamos exigir que en esta también haya semáforos, inspectores y, sobre todo, salidas de emergencia.

Si no escribimos nuestras reglas ahora, las condiciones de uso del futuro no serán un “acepto” en pantalla: serán la Constitución invisible de nuestra vida digital. Y ahí no habrá plebiscito que valga, porque el voto ya lo habrás entregado con tus datos, hace rato, cuando le diste “ok” a esa app gratis que parecía inofensiva.


Mario Saavedra, conocido como @MacGenio, es especialista en temas de tecnología y cultura digital.