Por Joan Xavier Alemany

Todavía recuerdo cuando revisamos los primeros trazados del entonces nuevo proyecto de Bandai Namco, Code Vein. Era abril de 2017 y las imágenes eran algo más. Algo oscuro, sangriento y sin piedad.

En un poblado género de acción RPG en tercera persona con funciones de co-op online (Bloodborn, Dark Souls), algo distinto tenía que ofrecer y así lo hizo.

Cualquier fanático del animé podrá sentirse satisfecho, aunque el gamer más hardcore tendrá problemas serios al identificar cierta repetitividad durante las aproximadamente 40 horas que tomará completarlo.

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Gusta y asusta

Vampiros. Sólo mencionarlo ya te da toda la idea que tienes que tener sobre el ambiente del juego. Un mundo en decadencia, edificaciones góticas y música que va de lo épico en lo instrumental a lo tétrico en la entonación, de lo mejor del año en ese aspecto.

Partes como un resucitado luchando por la supervivencia y buscando la salida de un mundo en ruinas. La sangre tiene un valor que se expresa en la trama de manera prácticamente inmediata, siendo el bien más preciado en Vein, esta sociedad torcida con monstruos, adictos y héroes clandestinos.

Pero así como también esa sed de sangre mueve a los Perdidos que cobran formas de grotescos y a veces elaborados villanos, también es la parte fundamental de tu fuerza que va más allá del HP.

El juego comienza en un completo vacío histórico: no sabes qué diablos pasó ni por qué todo está tan destruido, no sabes por qué te persiguen ni por qué diablos tus amigos pueden, de un momento a otro, perder su forma física y atacarte como un poseído.

Es un acción RPG sin mundo abierto así que en la medida que vas avanzando tendrás espacio para digerir el puzzle de la historia en tu cabeza y podrás planificar muy bien tus movimientos sin la necesidad de invertir demasiado esfuerzo en encontrar hacia dónde dirigirte.

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La circulación entre el inicio y la meta suele ser bastante obvia, así como la posición de los enemigos. No hay nada oculto, prácticamente, salvo unos cuantos objetos que se revelan en el minimapa cuando estás por terminar alguna de las secciones -y que puedes regresar cuando quieras a buscarlos- y monstruos que se hacen pasar por muertos. Ahí, buscando ese loot y Neblina (experiencia) adicional en los rincones, es cuando encontrarás el verdadero peligro.

Con todo lo obvio que puede ser, el juego no es para nada sencillo. Debes temer siempre por tu vida y con el pasar de las horas te darás cuenta de que es imposible ir corriendo por ahí esperando golpear al rival en su punto débil, considerando además que tienes una stamina muy poco generosa que, de acabarse al golpear, te impedirá seguir atacando.

Recobrar tu HP tampoco es una opción fiable, ya que hay muy pocas instancias para hacerlo con un ítem que tendrás que literalmente contarlo y calcularlo antes de gastarlo.

Ya pasadas las 10 horas de juego comenzó a dolerme la pérdida de todos y cada uno de mis puntos de salud, sobre todo cuando fueron errores involuntarios o “avivadas” de los NPC más básicos. Quieres llegar perfecto a lidiar con los jefes más difíciles y la ansiedad te puede jugar malas pasadas.

Si te resignas a morir y piensas que esto es sólo ensayo y error, estás equivocado. La muerte significará perder toda la preciada Neblina que has conseguido en combate y regresar hasta el último muérdago (checkpoint) en el que has descansado… lo cual no es para nada original.

A veces la búsqueda se pone detallista y toma más de media hora, así que todo puede irse a la basura con un paso en falso.

Aunque Code Vein tiene un detalle para evitar algo de frustración. Si mueres y recuerdas bien dónde caíste, puedes ir en la vida siguiente a recoger esa neblina perdida y rescatar en gran parte tu avance.

Así es como, sin que te adviertan, te das cuenta de que debes esperar y darte el tiempo de estudiar a quien te enfrentas, entender los patrones de ataque y su eventual área de efecto. Sólo así encontrarás el arma perfecta para perforar la defensa o la habilidad que te permita sacar el mayor partido a las aperturas.

Code Vein es de esos títulos que le devuelve el valor a la paciencia y la premia. Es más, te deja en claro que no te queda otra.

Esfuerzo y tiempo debes destinar también a entender las mecánicas de los efectos de las habilidades, sobre todo si no estás acostumbrado a tantas variables de un juego de rol.

¿Afecta realmente más o menos “Voluntad”? ¿Debo preocuparme si disminuye demasiado la “Movilidad”? En un comienzo realmente no y todos los stats parecen simplemente bautizados para calzar con el tono lúgubre, así que la tentación de ir con una espada pesada todo el tiempo es muy grande, sobre todo cuando encuentras el timing adecuado para atacar.

Sin embargo, en tu guarida tienes la posibilidad de comprar y mejorar equipamiento. Hay una importante variedad de armas y mejoras que, así que aunque no entiendas a cabalidad el impacto estadístico en el combate que tiene cada una, sin dura necesitarás ir cambiando para progresar. A veces lo malo no eras tú, era tu arsenal.

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Los caídos

Los Códigos de Sangre serán los que finalmente te ayudarán a enmarcarte en una base estadística acorde a tus necesidades.

Los vestigios de quienes han quedado atrás y han perdido definitivamente su humanidad podrán ser recogidos para absorber sus recuerdos y sus dones. En términos dramáticos, navegar entre esos laberintos mentales reconstruyendo un relato te deja mudo es una parte solemne, musicalmente brillante y que te mantendrá en silencio, una paz que no encontrarás en el resto del juego.

En la práctica, los Códigos de Sangre son una suerte de presets numéricos que no solamente se verán traducidos en el daño hacia los oponentes, sino que también habilitarán el uso de determinadas armas, el equipo de ciertos trajes y, lo más importante, determinarán los dones que puedes usar.

Estos dones finalmente constituyen tu árbol de habilidades. Hay una gran cantidad de ellos, activos y pasivos, que te darán la suficiente libertad para encontrar tu estilo de juego, ya sea de combinación y riqueza técnica, del máximo sigilo o que facilite el castigo avasallador.

Un punto en el que no logré un consenso mental fue lo gravitante que es tener el respaldo de un compañero mientras estás jugando. Si bien Code Vein te permite la asistencia online de otra persona, incluso ir con un CPU desnivela los combates a tal punto que llegas a sentir que los jefes son derribados gracias más a tu acompañante que a tus propias habilidades.

Los jefes están excelentemente diseñados. La única lástima es el frame drop que a ratos coopera con un caos que ya era sobrecogedor.

Prefiero quedarme con que somos la sincronía perfecta y que, según nuestros dones, aportamos lo justo para ganar. Pero realmente es tanta la ayuda que sientes a ratos que estás al debe, que no entiendes el juego como deberías.

La ciencia está, eso sí, en seleccionar un acompañante que tenga habilidades compatibles tanto con lo que tienes equipado como con el rival al que te enfrentarás.

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Personalización: El fetiche

Si consideramos que el valor de Code Vein está centrado en la estética tipo animé de los personajes, lo mínimo esperable era un creador de personajes completo. Eso es justamente lo que entrega, uno de los más detallistas de este mercado.

Hay una enorme variedad de peinados y accesorios que tendrá a los más detallistas probando fórmulas durante la primera hora de juego. Lo bueno es que todo puede ser cambiado incluso con la campaña en curso, así que será entretenido para cualquiera, aunque no tenga el contenido descargable.

Puedes tener control completo del rostro del personaje, con casi ilimitadas posibilidades en cuanto a color y tipos de ojos, cortes de pelo y detalles faciales para hacer el personaje de animé que siempre quisiste.

Personalmente me costó decidir cuál de los estilos que había creado debía ser el que llevara para avanzar en el modo historia, sobre todo sumando a que los artículos que van apareciendo en forma de loot durante tu progreso puede potenciar tu apariencia o gatillar algunos ajustes.

El problema, eso sí, es que hay una notoria diferencia en la cantidad de contenido disponible para personajes femeninos respecto a los masculinos, tanto en ropa como en accesorios y, sobre todo, peinados. Muchos peinados.

EN SUMA

Code Vein tiene su público bien claro y tiene en el look su principal diferenciador. Es bueno saber que llegó al fin una propuesta animé sangrienta y madura… es sólo que su gameplay nació con poca originalidad y arriesga a ser repetitivo demasiado pronto. Tiene algo que te dan pocos: recompensa. Terminarlo es un premio al cálculo, al timing y a la versatilidad. Por lo mismo, si no tienes tiempo para jugar largas sesiones o si ves rechinante no tener 60 fps clavados, no lo compres.

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