Las duras condiciones invernales que se registran en distintas zonas de Chile afectan tanto a animales domésticos como silvestres. Desde perros y gatos hasta vacas y camélidos sudamericanos, todos enfrentan desafíos que requieren atención y cuidados especiales.
¿Cómo afectan las temperaturas a los animales? La diversidad climática de Chile expone a los animales a condiciones ambientales extremas. Mientras algunas especies logran adaptarse, otras sufren los efectos del invierno. El frío, el viento, la altura, la lluvia, la sequía y el calor desafían durante todo el año a las diferentes especies animales que habitan en nuestro país. Debido a sus condiciones geográficas, Chile se caracteriza por una gran diversidad de paisajes y biodiversidad, pero también por ser uno de los territorios más vulnerables frente al cambio climático.
En invierno, las bajas temperaturas afectan tanto a los animales silvestres como a los domésticos, influyendo no solo en la necesidad de abrigo, sino también en su alimentación. El Dr. Luis Raggi, académico del Departamento de Ciencias Biológicas Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile, destaca la capacidad de los camélidos sudamericanos, tanto domésticos como silvestres, para adaptarse y sobrevivir en climas extremos como el Altiplano y la Patagonia.
“En ambientes fríos, sus adaptaciones incluyen un pelaje denso que actúa como aislante térmico, la capacidad de regular su temperatura corporal dentro de un rango más amplio que otros mamíferos, y extremidades adaptadas para desplazarse sobre superficies nevadas o heladas”, explica el Dr. Raggi. Esta termorregulación les permite tolerar fluctuaciones térmicas extremas, desde -10° C durante la noche hasta más de 20 °C durante el día.
El pelaje de estos animales, además de ser denso, presenta medulación, lo que incrementa su capacidad aislante frente al frío y al calor. Asimismo, otras adaptaciones fisiológicas como los cojinetes plantares y la forma específica de sus glóbulos rojos les permiten contrarrestar el frío desde el suelo y resistir la altura.
En el caso de los rumiantes como las vacas, también se observa una adaptación al frío mediante el cambio a un pelaje más largo y denso, y la acumulación de grasa subcutánea. El Dr. Nelson Vera, académico del Departamento de Ciencia Animal de Favet, destaca que una buena condición corporal antes del invierno funciona como reserva energética y aislante térmico. Por ello, es fundamental ajustar la dieta en otoño y asegurar una alimentación rica en energía que permita acumular reservas de grasa antes del frío extremo.

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¿Vestir o no a los animales?
Sobre este punto, existen opiniones diversas. La Dra. Sonia Anticevic, académica del Departamento de Ciencias Clínicas de FAVET, señala que “sobreabrigar no es necesario. Por ejemplo, en los perros con pelo largo, no se justifica, ya que su pelaje actúa como aislante natural y regulador de la termogénesis”. Recomienda, en caso de usar ropa, preferir prendas de algodón, suaves y que no acumulen residuos cutáneos como escamas, pelos o ácaros del polvo.
La especialista indica que los animales de compañía deben estar resguardados en espacios con temperaturas similares a las humanas, evitando la exposición a condiciones extremas. Sugiere mantenerlos dentro del hogar, en una logia o cuarto aislado, o en casas para perros adecuadas a su tamaño.
Proteger del frío a perros y gatos puede prevenir enfermedades como la traqueobronquitis viral (“tos de las perreras”). En pacientes con enfermedades osteoarticulares o dolor crónico, el malestar puede agravarse por las bajas temperaturas y la presión atmosférica.
“La magnitud de los efectos del clima sobre los animales varía según la región, la especie y el sistema de producción”, indica el Dr. Vera. Para proteger a los animales en invierno, recomienda:
- Contar con barreras contra el viento (cercos naturales o artificiales).
- Tener galpones en buen estado, ventilados, limpios y con camas de paja seca.
- Proveer alimentación adecuada, con forraje de calidad, suplementos energéticos y agua limpia.
- Monitorear a los animales para detectar signos de hipotermia, enfermedades respiratorias o problemas podales, especialmente en crías.
Las crías, como las de camélidos, son más vulnerables. “La combinación de frío, viento y humedad representa una amenaza significativa para su supervivencia”, advierte el Dr. Raggi. Aunque estos animales poseen alta capacidad adaptativa, cuando son desplazados fuera de su hábitat natural requieren resguardos adicionales.
La acción humana también ha introducido riesgos, como la construcción de caminos, el desvío de cursos de agua, la expansión minera, la presencia de perros asilvestrados, el aumento de depredadores y la introducción de rumiantes competitivos. Todo ello afecta la calidad del pasto y el bienestar animal.

Impacto del clima en la alimentación
Las condiciones climáticas extremas también afectan la disponibilidad de agua y la calidad del forraje. En invierno, aunque el consumo de alimento puede aumentar, también puede disminuir si los animales evitan salir a pastorear debido al frío extremo. La falta de agua limpia compromete la ingesta energética y la generación de calor, generando riesgos de déficit energético, desequilibrios minerales y deshidratación.
En este contexto, se recomienda suministrar agua limpia, forrajes de alta digestibilidad y suplementar la dieta con concentrados, para cubrir las necesidades nutricionales aumentadas durante el invierno.
Los camélidos, nuevamente, destacan por su fisiología adaptativa. Su sistema digestivo está especializado en consumir vegetación fibrosa y de bajo valor nutritivo. A diferencia de otros rumiantes, sus preestómagos presentan glándulas que secretan bicarbonato, manteniendo un pH menos ácido que favorece una microflora especializada en digerir fibra. Esta capacidad única les permite prosperar en condiciones donde otras especies no podrían sobrevivir.