El presidente argentino, Alberto Fernández, anunció el domingo que enviará al Congreso un proyecto de ley para legalizar el aborto, una iniciativa que cuenta con un amplio respaldo social, pero que también es fuertemente criticada por sectores religiosos.
En medio de la crisis económica que sufre el país, el mandatario de centroizquierda, que asumió el poder en diciembre, también buscará mantener la iniciativa política con una reforma del Poder Judicial y del funcionamiento de la agencia de inteligencia, según señaló en el discurso con el que abrió las sesiones ordinarias del Congreso.
Acompañado por una multitud con banderas del Frente de Todos, la coalición oficialista liderada por el peronismo, Fernández recordó que su prioridad es combatir la pobreza, que en 2019 alcanzaba a casi el 40% de la población, tras años de recesión y alta inflación.
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“Dentro de los próximos 10 días presentaré un proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo y permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de abortar”, dijo el mandatario trasandino.
La iniciativa, promovida durante años por movimientos feministas cada vez más fuertes en Argentina, será acompañada por un proyecto de educación sexual y de prevención de embarazos.
Presentado por la ex mandataria Cristina Fernández, actual vicepresidenta y, por ende, titular del Senado, el mandatario también señaló que promoverá la producción de hidrocarburos y que buscará reimpulsar la economía con un programa productivo. Una exitosa renegociación de unos 100 mil millones de dólares de deuda pública, que el gobierno consideró impagables en la actual coyuntura, será clave para lograr el objetivo.
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Con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Fernández espera cerrar a fin de este mes un acuerdo con los acreedores privados de deuda. “Lo más importante es que el acuerdo al que lleguemos con los acreedores sea sostenible”, aseguró el mandatario ante los legisladores argentinos.
Este lunes, comenzará una nueva ronda de diálogos con funcionarios del FMI y acreedores privados, en busca de un acuerdo que por el momento asoma como difícil.
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