Por Paz Arancibia

“Mi principal bandera de lucha se sostendrá en ejes intransables: artes, cultura, diversidad e inclusión, de los cuales derivan todos los otros importantes desafíos de la nueva carta fundamental”. Así define su candidatura a constituyente Dagoberto Huerta (IND), un artista sordo que busca un cupo en la Convención Constitucional.

El director artístico, profesor y coreógrafo en danza de 34 años integra el pacto Sexta Unida y competirá por el distrito 16, que comprende las comunas pertenecientes a las provincias de Cardenal Caro y Colchagua, en la Región de O’Higgins.

Es que el oriundo de Marchigüe asegura que conoce cada una de las necesidades de la zona donde nació y se crio. “El esfuerzo y superación de los agricultores, dueñas de casa, educadores, personal de salud, cada trabajador que sueña con un nuevo Chile, es lo que me desvela por las noches”, sostiene en entrevista con CNN Chile.

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“Arte: el mayor acto democrático”

Huerta es el único bailarín sordo del país y ha recibido diversos reconocimientos, no sólo por su amplia trayectoria, sino también por su contribución al desarrollo cultural. Trabaja hace años en la inclusión artística, la discapacidad, la igualdad de derechos, la diversidad y la creación y difusión de la danza inclusiva tanto en Chile como el extranjero.

Por eso, cree que es clave que la nueva Carta Magna consagre los ejes antes mencionados. “He sido mandatado para hacer del arte el mayor acto democrático. Mi propuesta es desarrollar, a través de las escuelas, un lenguaje creativo que genere aquella transformación que permita identidad y pertenencia”, señala.

En esa línea, argumenta que “resulta imposible separar la cultura de la educación, por lo que es importante que se vincule y haga dialogar a los ministerios y programas en la búsqueda de un modelo fraterno con las artes”.

Discapacidad e inclusión

El prevencionista de riesgos, quien está actualmente estudiando un máster en Periodismo y Comunicaciones, reconoce que su participación en la Convención busca entregar voz a las minorías excluidas. “Los valores universales de la democracia deben cimentar una cultura donde las sociedades entreguen y respeten los derechos a todas y todos, sin considerar de manera diferente a personas con patologías, minusvalías, déficit físico, sensoriales, cognitivos, o cualquier otra característica que te haga ‘diferente’. Las diferencias no deben existir en una nueva Constitución”, expone.

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“Separarnos y obligar al resto de la sociedad a incluirnos destacando nuestras diferencias, sólo ha traído efectos negativos, como ser constantemente discriminados y muchas veces siendo víctimas de ideas erradas sobre que lo diferente debe ser destacado y negado a través de la violencia”, afirma.

Incluso enfatiza que la nueva Carta fundamental debe obligar al Estado a establecer una ley de antidiscriminación, pero por sobre todo, a promover una cultura de la no discriminación. Esto, con el fin de dejar de hablar de inclusión y generar un cambio cultural que permita convertirla en una realidad.

“El papel del Estado debe garantizar la participación de todas las personas, sin excepciones, en las actividades públicas, políticas y cívicas”, dice, agregando que es necesario también asegurar el acceso de quienes son considerados “diferentes” a la rehabilitación, inserción laboral, educación, salud y cultura.

“La discapacidad no es un atributo ciudadano, es una realidad, y debe abordarse como tal, por lo que en este proceso de escribir una nueva Constitución, se debe abordar la inclusión no como un problema, sino mirando al futuro para establecer una sociedad que no se vea obligada a incluir, sino que ya lo tenga en su ADN”, expresa.

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Democracia plena y participativa

Huerta sueña con un país más inclusivo, con mayor igualdad para las personas que viven en situación de discapacidad, “donde se nos garantice el derecho a la educación, la salud y nuestro desarrollo socio-cultural bajo la accesibilidad universal. Una Constitución que respete la diversidad, las disidencias sexuales, y las artes y la cultura“.

Además, resalta que en la nueva Carta Marga se “deben defender los DD.HH., siendo el pilar fundamental para el desarrollo digno de cada ciudadano de nuestro país”.

“Sueño con un Estado intercultural, plurinacional, descentralizado y sostenible. Una Constitución que nos lleve hacia una democracia plena y participativa”, añade, y para ello propone introducir mecanismos de consulta ciudadana, como plebiscitos y referendos.

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