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Los famosos medidores inteligentes fueron la polémica del verano en Chile. Partió siendo un cambio obligatorio y que pagarían sólo los clientes, pero fue tal el escándalo, que todo cambió: ahora será voluntario y con pago de las distribuidoras a los clientes que accedan.

El costo político lo pagó Susana Jiménez, quien salió del Ministerio de Energía por el cuestionable manejo que tuvo el Gobierno del tema. Como la gran duda es si el Smart Metering realmente beneficia a las personas, es bueno conocer la experiencia de países que ya tienen implementado el sistema.

Nicolás Paut, conductor de Agenda Económica, estuvo en Madrid, donde conoció de cerca la experiencia de un país europeo con estos artefactos.

Un proceso lento

El consumo de electricidad en España tuvo un hito muy relevante en agosto de 2007. A través de un decreto se publicaron las reglas para que se instalaran los medidores inteligentes. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de ese país estuvo vigilante desde el comienzo.

El portavoz de OCU, Enrique García, relató a CNN Chile que “hubo problemas al principio en cuanto a la instalación, sobre todo al ritmo de instalación, que fue exasperantemente lento. Se trata de un coste pequeño fijo en la factura y muchos consumidores se quejaron. Hubo un tiempo donde los consumidores estuvieron pagando por un contador digital nuevo, pero no se podían beneficiar de la telegestión porque todavía no estaba implementado a nivel nacional”.

El plazo límite para implementarlo era extenso: diciembre de 2018, 11 años después de publicado el reglamento. Una de las distribuidoras a cargo fue UFD, parte del grupo Naturgy, que también controla a CGE en Chile. Ellos reconocen que el comienzo fue lento.

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Mariano Gaudó, responsable de control en UFD, afirmó que “hubo un período de maduración, de concienciación de prueba, que abarcó desde el 2007 hasta el 2010 con el regulador, con las empresas proveedoras de equipo, con la idea de evitar cometer errores de inicio“.

No se podían cometer errores porque España fue uno de los primeros países de los 28 que componen la Unión Europea en aplicar el nuevo sistema en un plan continental. No era un esfuerzo país solamente, sino que de toda la región.

¿Alquilar o comprar?

Francisco Puente lidera una consultora -Escan- dedicada a todo el aspecto smart en la energía, que abarca desde las energías renovables a la gestión eficiente. Ha seguido de cerca este recambio en la última década y reconoce que el ser un despliegue de casi tres decenas de países ha facilitado la implementación. Hasta ahora, 30% de los hogares en el bloque comunitario y Noruega ya tiene un medidor inteligente.

“Lo que no puede suceder es que cada uno haga una tecnología diferente porque al final hay problemas de compatibilidad. En Europa estamos hablando de 300 millones de equipos. Un fabricante no puede fabricar un equipo para España, otro para Italia, otro para Inglaterra y otro para Chile, por tanto, sí que ha sido muy importante el regionalizar el despliegue“, comentó.

En España no los llaman medidores, sino que contadores inteligentes, y representan el 98% de todos los que hay en la red hispana.

El 2% restante de medidores es el máximo legal que las 333 distribuidoras hispanas pueden dejar sin cambiar por diferentes razones. En resumen, España ya tiene un recambio completo. Y ahí hay un punto muy diferente a lo que se ofreció en Chile: allá no se obligó a las personas a comprar el contador, sino que se arrienda.

¿Es mejor un alquiler que la compra? Las opiniones son diversas.

Puente cree que “si en España se le dice a cualquier familia, casi dá igual las posibilidades económicas, que tiene que desembolsar 120 euros para poner un cacharro que mide la energía eléctrica o un Smart Meter, sin darle ninguna opción más y sin decirle para qué sirve, yo creo que la gente se hubiera opuesto igualmente“.

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García, en tanto, comentó que “hemos visto cómo se han duplicado los precios. Ha pasado de costar 0,40 euros al mes durante toda la vida del contrato, a 0,88, que aunque lo instala la distribuidora, finalmente es el consumidor quien paga este contador”

Gaudó, por su parte, explicó que “realmente en España los clientes pueden tener el contador también en propiedad. La elección de si es en alquiler o en propiedad es un derecho que ejerce el cliente, pero la gran mayoría prefiere la opción de alquiler“.

¿Es provechoso para los consumidores?

Llegamos a lo más importante: ¿ha sido un beneficio para las personas en España tener un contador inteligente? La distribuidora así lo cree.

“La energía tiene un coste distinto a cada hora y la potencialidad que ofrecen los contadores es que miden no sólo cuánto consumimos, sino cuándo consumimos. Ha habido muchos clientes que han aprovechado ese registro de su medida para cambiar sus planificaciones, sus potencias”, aseguró el responsable de control en UFD.

Quienes defienden a los consumidores y los expertos coinciden en la potencialidad de esos beneficios. Están convencidos que los contadores nuevos son un cambio positivo. Pero difieren completamente en cuántos clientes lo han aprovechado. Según ellos, el impacto ha sido mínimo y muchos ni siquiera saben que existen los medidores inteligentes.

El portavoz de OCU sostuvo que “el problema es la dificultad del acceso a la información y la conclusión práctica que eso tiene, porque a esa información se accede sólo vía web, no se proporciona vía factura. Esa información es muy importante y muy amplia, no está homologada, no todas las distribuidoras proporcionan la misma información, y sólo una pequeña parte de los consumidores, los que quieran optimizar esa potencia y ese consumo, van a poder sacar beneficio de esos contadores digitales“.

Precisamente, un informe de julio de 2018 de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia es tajante en decir que las boletas en España no aportan información suficiente sobre dónde se pueden encontrar los datos de consumo horario. O sea, las personas pueden no tener idea de su patrón de consumo, ya que no se les informa ni clara ni visiblemente en las cuentas.

En Escan entendieron esto e hicieron una campaña de información a 200 mil consumidores en distintos países de Europa sobre los beneficios de los nuevos equipos. Su conclusión es que, si se usan óptimamente los datos de consumo y precios de la electricidad a distinta hora, se puede ahorrar hasta 10% en el pago mensual. Pero esto sólo para quienes saben leer e interpretar los reportes, junto con actuar en función de ellos y cambiar sus hábitos.

En UFD reconocen que el sistema eléctrico en España es complejo y eso repercute en la información a usuarios. Ellos desarrollaron una aplicación para que la gente pueda acceder al reporte de su consumo eléctrico.

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A España le tomó más de 10 años instalar los medidores inteligentes en toda su red y una mínima parte de la población los sabe utilizar. Le falta mucha información a las personas. Claro mensaje para Chile, donde se quiere instalar la tecnología y fue precisamente información lo que faltó desde un principio.

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