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Hace algunos meses Felipe Carillo no tenía idea que tendría su propio emprendimiento. Menos que sería vendiendo fruta. Y cómo imaginarlo si se gradúo de Educación Física en la Universidad Andrés Bello y fue el primer y único integrante de su familia en acceder a la Educación Superior.

Siempre nos dijeron que para salir adelante hay que estudiar, yo estudié, saqué mi título profesional, estudié cinco años y me ha costado harto poder seguir creciendo. En esta sociedad, va a sonar feo, pero creo que hay que tener harto pituto”, señaló el hombre de 30 años.

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Es por eso que pidió un Crédito con Aval del Estado que pagará por los próximos 20 años y apostó por la universidad. Sin embargo, en 2019 fue despedido y no ha logrado encontrar trabajo relacionado a sus estudios. Y aunque le ha salido a cuenta su nuevo negocio Vidafrut, Felipe está en parte decepcionado con la llamada promesa de la meritocracia. Y no está solo.

La paradoja de la desigualdad

Con distintos matices, miles de chilenos también están cansados de un modelo desigual que dicen concentra los privilegios en unos pocos. Pero aquí hay una paradoja.

Según Claudio Sapelli, economista y académico UC, “la desigualdad en Chile ha ido cayendo, si uno compara las generaciones más viejas y las generaciones más jóvenes, hay un cambio importante”.

Es el llamado índice de desigualdad de Gini que sigue disminuyendo, pero la ciudadanía no lo percibe.

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Juan Pablo Valenzuela, investigador CIAE de la U. de Chile, explica que “al final del día, el tema de la desigualdad está en otros componentes que tú experimentas más que un índice. Tú tienes más dinero, vas a acceder a más salud, mejor educación y para qué decir mejores pensiones”.

En tanto, Sapelli dice que la situación también para por el trato entre pares y ejemplifica que “en Uruguay el trato es más bien de iguales y acá es más de arriba hacia abajo. El ejemplo de la situación en un restaurante, el garzón está sirviendo a una persona, pero no quiere que sea su sirviente, son roles. Si en el trato yo hago sentir a mi igual como un sirviente, lo estoy mirando en menos, esa persona es consciente de que eso no está bien, se va a quedar, revelar y eso me parece bien“.

Concentración de la riqueza “pegajosa”

Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) del 2017, el 50% de los hogares de menores ingresos concentra apenas un 2,1% de la riqueza neta en el país. Según el mismo estudio, el 10% más rico concentra una riqueza de 66,5%, más de la mitad. Y apenas el 1% de la población centra una riqueza del 26,5%.

Pese a que ha disminuido, Chile sigue en la lista de los países más desiguales del mundo. Y aunque la movilidad social también ha aumentado en nuestro país, aún hay un cerco alrededor de un grupo privilegiado. La pregunta de oro para muchos es ¿y dónde quedó la meritocracia?

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“En el caso de Chile hay un tema de movilidad importante, pero sigue habiendo un componente importante de este capital social del grupo de los privilegiados, de los herederos“, sostuvo Valenzuela.

Algo que comparte Sapelli, quien dice que “ser rico es pegajoso: si una familia llega a ser rica es bastante probable que sus hijos sean ricos, sus nietos, en ese sentido es pegajoso”.

Al respecto, María Luisa Méndez, directora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), agregó que “hubo una toma de conciencia respecto de las dificultades de pensar en una meritocracia más real, porque estamos en una sociedad que tiende a generar  acaparamiento de recursos materiales y simbólicos“.

Siempre me parece a mí que podemos ver el vaso medio lleno y medio vacío. Yo creo que para ser justos hay que mirarlo al menos de las dos formas. Chile ha evolucionado en cosas que importan harto para ser una sociedad más justa”, destacó Sapelli.

Tomar conciencia de la desigualdad

Según el Instituto Nacional de Estadísticas, el 50% de los trabajadores en Chile gana $400 mil o menos. Hace 5 años, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advertía que los ingresos del 10% más rico en Chile son 26 veces más altos que los del 10% más pobre. ¿Cómo podemos, entonces, emparejar la cancha?

Mientras no tomemos conciencia como sociedad de la clausura social, no vamos a avanzar lo suficiente“, apuntó Méndez.

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Finlandia tiene la distribución del ingreso idéntica a la chilena, la misma, antes de que sucedan los impuestos y antes de la transferencia monetaria es idéntica. Sin embargo, tiene más de 20 puntos menos en el Gini. ¿Cómo sucede eso?”, expresó Valenzuela, quien concluyó que “los que ganan más dinero de la sociedad, pagan muchos más recursos”.

Esas son parte de las decenas de propuestas para intentar abordar un tema multifactorial y en medio de una pandemia que, según los expertos, podría hacer retroceder a Chile entre 3 a 10 años, aumentando de manera dramática los niveles de pobreza en nuestro país. Panorama complejo en un país donde algunos estudios muestran a una élite con una percepción distorsionada de estas brechas y diferencias entre los chilenos.

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