Por Paula Lepe

J Balvin está cancelado. O por lo menos lo estuvo a comienzos de mayo, cuando expresó públicamente su apoyo a Chris Brown, el rapero que agredió a Rihanna en 2009 y que en enero de este año fue detenido en París tras ser acusado de violación.

El caso de Balvin estalló por un emoji en una publicación de Justin Bieber en la que este se negaba a esperar a que Brown muriera para “darle los créditos que merece”. El cantante colombiano comentó con un simple 💯 -sumándose a la opinión del canadiense-, pero eso fue suficiente para desatar la ira de sus seguidores, quienes ya habían sido testigos del anuncio de una próxima colaboración con el rapero.

Tras ese desliz, el nombre del colombiano comenzó a aparecer junto a la palabra “cancelado” en redes sociales. Sus disculpas no convencieron a muchos. De pronto, miles de seguidores habían decidido eliminarlo de sus vidas.

“Perdón a todos quienes ofendí y la gente que me canceló de sus vidas”, escribió en Twitter.

¿Cómo nació el término “cancelar”?

Según consigna el artículo de The New York Times “Everyone Is Canceled” (“Todos están cancelados”), el uso de la palabra “cancelled” tiene sus raíces en el Black Twitter, la red de usuarios de la comunidad negra en Estados Unidos.

Una de las primeras intervenciones con las que se popularizó el término tuvo lugar en 2016, en la webserie Joanne the Scammer, en un episodio en el que el personaje principal batalla contra una máquina de expreso y acaba decretando que la empresa entera está cancelada.

En conversación con el periódico estadounidense, el guionista del capítulo, Jason Richards, explicó que “lo divertido de esto viene de lo inhumano que es”.

En 2017, con el ascenso del movimiento #MeToo y las denuncias contra Harvey Weinstein y Kevin Spacey, el término comenzó a usarse con más frecuencia no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Desde ahí, comenzamos a ver cómo algunas celebridades fueron, una por una, borradas del mapa.

¿Qué significa cancelar?

“Para mí, ‘cancelar’ significa eliminar de tu vida a una persona”, dice a CNN Chile la periodista Camila Magnet, una de las conductoras de Copadas, un podcast sobre feminismo posicionado en Spotify entre los más escuchados de Chile.

En palabras simples, la cancelación se usa para demostrar descontento hacia una persona -usualmente personajes públicos, aunque también sirve para conocidos-. La forma más inmediata de materializar la cancelación conlleva dejar de seguir a esa persona en redes sociales, y si es un artista, evitar escuchar su música, ver sus películas o leer sus libros. Cualquiera sea la forma, la cancelación “implica una decepción por la persona”, señala la periodista.

Mientras Magnet prefiere “pegarle en la billetera” a las estrellas, otros también optan por llenar sus publicaciones de críticas para que no quepa la menor duda de que la cancelación ha sido realizada.

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La definición más aceptada en Urban Dictionary señala que “cancelado” es el efecto de descartar a alguien, justamente lo que sucedió con Weinstein y Spacey cuando estallaron sus respectivos escándalos sexuales. En el caso del primero, su productora -The Weinstein Company- se declaró oficialmente en bancarrota en marzo de 2018, mientras que el segundo fue desvinculado de la última temporada de House of Cards y el director Ridley Scott lo borró de su película All the Money in the Worldreemplazándolo por Christopher Plummer.

En Chile, uno de los rostros íconos de la cancelación es el músico Camilo Castaldi, conocido como Tea Time, acusado de agredir a su entonces polola Valentina Henríquez y posteriormente expulsado de Los Tetas luego que la gente condenara la respuesta tibia de la banda frente a los hechos de violencia.

Otros casos mediáticos nacionales son los del director de televisión Herval Abreu y el cineasta Nicolás López, quienes han tenido que enfrentar a la justicia por múltiples denuncias por acoso y abuso sexual, viendo frenadas sus carreras en Chile.

Un fenómeno de las redes sociales

Dos factores predominan en los casos de cancelación: es un fenómeno que ocurre en tiempos de redes sociales y en medio del auge del feminismo.

La asesora de Comunicaciones de la Fundación Datos Protegidos y Magíster en Estudios de Género, Karen Vergara, explica que la cancelación es “una manifestación de la ciudadanía a través de la tecnología”.

Vergara señala que la práctica es efectiva, especialmente en el caso de los artistas, porque ellos se deben a sus fans “y pasa mucho que luego de eso salen a dar explicaciones”. Sin embargo, cuestiona que el castigo en redes sociales realmente lleve a las figuras públicas a cuestionarse sus errores, en lugar de sólo salir a poner parches. “En el caso de J Balvin, él en ningún momento ha reconocido que apoyó a un abusador y que eso es lo que la gente está encontrando malo, sino que finalmente dice algo así como ‘la cagué, perdón’, pero no reflexiona sobre el acto, entonces va más por una jugada de marketing de no perder seguidores, que una disculpa real“, asevera.

Por su parte, María Francisca Valenzuela, integrante de ONU Mujeres y fundadora del Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC), también describe la cancelación como “un fenómeno bien particular de redes sociales”, donde hay “mayor posibilidad de organización colectiva, las personas comparten mucho más rápido el contenido y las formas de pensar”.

Es en esa esfera -que además da más velocidad a los movimientos sociales-, donde los cambios avanzan con más rapidez y se redefinen las normas sociales.

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¿Puede la cancelación trascender las redes sociales? A Vergara le parece que no. “Twitter, Facebook e Instagram son una burbuja que nos muestra lo que queremos ver. Publicaciones, comentarios, todo tiene que ver con algoritmos que intencionan nuestra postura e incluso a veces la terminan radicalizando más, entonces hay que tener ojo con eso, porque finalmente en la vida real eso no ocurre y tenemos que hacer una labor de comunicar y de argumentar lo que nos cae mal, lo que nos hace mal y por qué”, argumenta.

Algo similar piensa la abogada feminista Nicole Henríquez. Pese a que la cancelación puede tener ciertos efectos inmediatos como la suspensión de conciertos o la baja en los seguidores de algunos artistas, a largo plazo los procesos son más complejos. “En el caso de Pablo Neruda -quien habría relatado una violación en Confieso que he vivido (1974)-, igual sigue estando en una gran autoestima nacional. Entonces es un fenómeno exclusivo probablemente de las burbujas de las redes sociales“, apunta.

Respuesta del feminismo al sistema judicial

Henríquez también cree que la cancelación, así como las funas, nacen para hacer frente al vacío que sienten las víctimas y quienes simpatizan con las víctimas ante el sistema judicial. “Tú ves, por ejemplo, con Chris Brown, un hombre que no sólo golpeó a Rihanna, sino que a todas sus parejas, y no hay ninguna sanción social respecto de él“, comenta.

En Chile, por ejemplo, el músico argentino Gustavo Cordera fue cancelado en 2018 por haber dicho dos años antes que “hay mujeres que necesitan, porque son histéricas, ser violadas”. El repudio nacional se materializó en una campaña bajo el hashtag #NoACorderaEnChile, con lo que finalmente la productora canceló todos los shows del ex vocalista de Bersuit Vergarabat en nuestro país.

Recién en abril de 2019 la justicia argentina tomó el caso de Cordera y resolvió que realizara dos recitales a beneficio, además de cursar un taller sobre género y grabar una retractación y pedido de disculpas en formato audio-video.

“Desde ese punto de vista, yo pensaría que tiene que ver con todo este tema sobre la sororidad y la confianza entre mujeres“, sostiene Henríquez acerca de la cancelación.

Aunque también existen casos de cancelación por situaciones que no tienen que ver con violencia de género -Bad Bunny y Maluma han sido recientemente cancelados por grupos animalistas-, la mayoría está vinculado con respuestas a expresiones y agresiones machistas.

Valenzuela señala que la cancelación “viene de la necesidad y el acuerdo social actual que existe sobre la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres”, lo que “habla mucho mejor del compromiso social que existe respecto a este tema”.

¿Existen grados de cancelación?

La palabra lo dice: cancelar según la RAE significa “borrar de la memoria, abolir o derogar algo”. Es todo o nada, por lo que podríamos pensar que no existen grados de cancelación. Entonces, ¿cómo se hace la diferencia entre quien ha abusado o agredido a una mujer y quien ha preferido no condenarlo?

Un artista que tuvo que partir a México tras ser “cancelado” por sus seguidores en Chile fue (me llamo) Sebastián, quien se vio salpicado por las acusaciones de acoso sexual contra su ex guitarrista, Pablo Gálvez. El músico fue duramente criticado en redes sociales luego que, a pesar de desvincular al guitarrista de la banda, decidiera no juzgarlo y esperar el dictamen oficial. Tal como en el caso de Los Tetas, los fanáticos acusaron de encubrimiento al cantautor y al tiempo decidió radicarse en México, entre otras cosas, “por miedo por todo esto que pasó con mi ex guitarrista”, dijo en entrevista con Culto.

Para Magnet, “a veces se toma el concepto muy a la ligera y al plantear nuestros estándares feministas para condenar de la misma forma a todas las personas que cometen conductas machistas, se puede entender que metemos todas las violencias o los comportamientos machistas en el mismo saco, sin considerar los distintos niveles”.

La periodista piensa que hay que poner el foco en los verdaderos agresores: “No me gusta esto del feministómetro y de que hay 10 mandamientos feministas que todo el mundo debería seguir. Y menos si es que alguien no ha cancelado a cierta persona, funar a esa otra persona por no haberla cancelado. En el marco del tema de Justin Bieber y de J Balvin, en verdad es Chris Brown a quien tenemos que condenar más, y luego a Justin Bieber y J Balvin”.

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Siento que es una vara un poco alta de nosotras que hemos tenido distintos procesos de reflexión sobre distintos temas. Lo que sí yo condeno más son cosas que están mal desde una perspectiva feminista o no, como pegarle a las mujeres, decir que hay mujeres que necesitan ser violadas o defender a algún violentador. Esas cosas están mal entre las feministas y en la quebrada del ají”, comenta.

La conductora de Copadas hace una reflexión final: “La gente que sigue consumiendo productos de retail, aún consciente de que explotan a mujeres en Bangladesh y que uno está aportando a este sistema de producción, a ellos también se le puede criticar. Entonces, ¿cuáles son los parámetros? ¿Por qué con estos casos y con las figuras famosas se está haciendo más? Es algo que me he estado preguntando últimamente”.

Daniela Palavecino, ¿cancelada?

Durante el Festival de Viña de 2019 la discusión sobre el acoso se tomó las galas y alfombras rojas. La diferencia fue que la víctima no era una mujer, sino un hombre. Diego Boneta fue prácticamente el protagonista del certamen desde el día 1, cuando Francisca García-Huidobro le insistió frente a las cámaras en que la besara, recibiendo una respuesta incómoda del actor mexicano.

Lo de la presentadora de televisión quedó casi olvidado cuando el intérprete de Luis Miguel se topó con la actriz Daniela Palavecino, quien le comentó sobre la tradición chilena de los animadores del Festival de besarse en la boca durante la apertura del evento. “Me encantaría recrear esa situación”, le dijo, y tras cruzar unas palabras, lo tomó del cuello y lo besó. El video se viralizó y las respuestas fueron, en su mayoría, negativas.

Después de eso, Palavecino dejó de ser rostro para Claro, aunque asegura que fue una decisión que tomaron en conjunto. “Por otro lado, me llegaron una cantidad de seguidores en ese tiempo. Entonces no sé si eso es parte de ser cancelado“, dice Palavecino a CNN Chile.

La actriz aclara desde el comienzo que ella no cree que la hayan cancelado. “Eso de que dejé de ser rostro para Claro lo vimos en conjunto y no fue como ‘la vamos a sacar’. Fue porque todos los contenidos que estaban haciendo estaban teñidos por esa polémica, pero no fue como que Claro me sacó o que no voy a seguir haciendo cosas con la marca. Se vio como que me hubieran echado y no fue así”, explica.

“En mi caso usaron la palabra acosadora y mucha gente decía ‘yo no he visto el video, pero eres una acosadora’, y es como, ¿cómo puedes decirme una palabra tan fuerte como esa sin siquiera haber visto lo que se está opinando?“, cuestiona Palavecino, aunque también aclara que está de acuerdo con que la gente se exprese cuando desaprueban las conductas de las figuras públicas. El tema para ella es cómo se dicen las cosas.

“Con las redes sociales es muy fácil opinar y creo que todos tienen derecho a tener la opinión que quieran, pero hago un llamado a tener cuidado en lo que se dice, sea verbalmente o sea escrito“, concluye.

La gente opina

¿Se puede separar al artista de su obra? Es la pregunta que todos nos hacemos cuando uno de nuestros ídolos emite declaraciones polémicas o comete hechos de violencia.

Más allá de los efectos que pueda tener, cada uno decide si cancelar a su artista favorito o no. Por eso le preguntamos a la gente en la calle si están de acuerdo con esta práctica y si es que han cancelado a alguien. Las respuestas son variadas. Mientras unos lo consideran un acto infantil, otros lo rescatan como método de visibilizar la violencia de género.

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