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Review Assassin’s Creed Shadows: Una fórmula que no reinventa la rueda, pero cumple

Por Renato Ramírez Bustos

17.04.2025 / 14:43

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La nueva entrega de la multitudinaria saga de Ubisoft, logró un sueño anhelado por muchos fanáticos de la franquicia y es la inclusión del Japón feudal dentro de sus juegos 15 años tras su primera edición.


Assassin’s Creed por fin muestra señales de una mejora sustancial en su jugabilidad. La propuesta transita entre lo desconocido — con movimientos y habilidades poco tradicionales— y la comodidad clásica del sigilo y el parkour visualmente atractivo. Son extremos marcados que logran satisfacer tanto a los puristas como a quienes buscan una experiencia diferente, aunque no necesariamente revolucionaria: sigue siendo Assassin’s Creed.

Historia sin spoilers

Japón es dominada por el caos y la violencia. Cientos de tropas comandadas por el gran samurái Oda Nobunaga, un guerrero temible y respetado, quien junto a su ejército devasta todo a su paso. Sus ataques causarían el odio de una joven shinobi, Naoe, quien ve a su pueblo sucumbir, juraría venganza. Pero, poco a poco, nota los efectos dentro de su actuar en el pasado.

En este viaje su historia se entrelaza con Yasuke, un africano que es llevado a tierras niponas como un esclavo, donde gracias a sus capacidades físicas y desempeño en el campo de batalla se convierte en un poderoso samurái que vive lleno de arrepentimiento y se esfuerza constantemente para enfrentar sus fantasmas.

Ambos personajes luchan constantemente en descubrir si sus acciones son las correctas o no, en un mundo devastado, casi sin esperanzas, buscarán a toda costa devolver la tranquilidad a sus tierras y entender cuál es su conexión con el credo.

  

Argumento

Las primeras imágenes del juego fueron claves para la expectativa de muchos fanáticos, quienes criticaron la inclusión de Yasuke dentro del juego por su tez de piel negra y una posible “inclusión forzada”, a pesar de que Ubisoft lo presenta como una leyenda popular nipona.

Los comentarios quedaron en eso, solo comentarios, pues durante el transcurso de la historia su participación se siente más que justificada e integral.

Yasuke, con sus características que lo diferencian de todo el ambiente que lo rodea, e incluso se separa de la estética tradicional del “Asesino”, es un gran aporte a la narrativa y cuenta con razones simples y bien trabajadas del porqué está dentro del juego. A pesar de no ser bueno en parkour, ni muy sigiloso, es un respiro de la mecánica tan repetida que utiliza esta saga para todas sus entregas.

Cultura pop

Un punto que favorece mucho a este juego es el gran abanico de detalles culturales japoneses. Podemos reconocer muchas de las costumbres, artes, comidas y objetos del Japón feudal que tanto es mencionado en internet, series y películas. Cosas como las tradicionales máscaras, el Kintsugi (técnica artística japonesa que consiste en reparar objetos rotos con oro), las pinturas Sumi-e (pintura que se realiza solo con tinta negra), kimonos, katanas, samuráis, shinobis, etc.

Jugabilidad / Mecánicas

Acá podremos encontrar las dos opciones de juego que nos presentan, con Naoe siendo la Asesina y Yasuke una especie de Tanque. Hablemos de ambas:

 

Naoe: Ninja y sus máximas capacidades

Naoe encarna las virtudes clásicas del asesino: sigilosa, ágil, adaptable, y equipada con herramientas tradicionales como kunais, bombas de humo y katanas.

La combinación de sus habilidades con la ambientación histórica hacen que se sienta como una asesina auténtica, sin forzar el contexto.

En comparación con otros personajes de entregas anteriores —como Edward Kenway (AC: Blackflag), cuya transición al rol de asesino fue más artificial—, la nipona representa una evolución coherente de la saga.

 

Yasuke: Poderoso y brutal

Yasuke funciona como un personaje de combate frontal. Resistente, lento, pero devastador. Su mecánica rompe la comodidad de lo predecible en la saga. Aunque su historia no es tan memorable (como para ser la representación de una leyenda), su personalidad empática y su contraste con Naoe le otorgan un buen valor narrativo.

 

 

Mundo

Shadows sigue el formato que nos tiene acostumbrados Ubisoft y Assassin’s Creed: un mundo abierto de gran magnitud, con decenas de misiones secundarias, estructuras  y pueblos bien recreados e inmersivos. Estos elementos suelen ser la fortaleza de la saga, logra una experiencia atractiva para los jugadores. Sin embargo, falla en un aspecto crucial: Falta de claridad en los caminos y puntos de interés.

La débil señalización puede generar confusión, llevándonos a seguir trayectos lineales para llegar a nuestro destino, perdiendo así posibles interacciones y descubrimientos. Esto ocurre tanto en los vastos campos abiertos como en las ciudades y pueblos, donde los coleccionables y objetos tienden a camuflarse con el entorno.

Para corregir este inconveniente, se implementó un botón que guía al jugador, similar a la pista marcada en un juego de carreras. Si bien, soluciona la navegación, logra su objetivo en desmedro de la inmersión, ya que obliga a los jugadores a seguir un camino fijo dentro, en un mundo abierto. Esto anula la sensación de exploración y descubrimiento, claves en cualquier sandbox, y transforma un vasto paisaje lleno de vida y sorpresas en un espacio casi sin interés.

La posibilidad de simplemente ir del punto A al punto B, sin ser nosotros los exploradores, limita enormemente el potencial de este mapa, que debería ser un deleite para el jugador.

A pesar de estos problemas de diseño, Ubisoft destaca en la creación de mundos visualmente impresionantes.

En Assassin’s Creed Shadows, el Japón feudal del siglo XVI está meticulosamente recreado, con una flora, fauna y arquitectura bien logradas, coherentes con la época. Los poblados y ciudades transmiten calma a las afueras, mientras que se intensifica el peligro al acercarse a los palacios controlados por samuráis. Sin embargo, las fallas en el diseño del mapa y la falta de claridad en los caminos restan a la experiencia, pues desaprovechan un entorno visualmente fascinante que debería haber sido mucho más inmersivo y dinámico.

Actividades Secundarias: 

Acá ocuparemos gran parte de nuestro tiempo con docenas de actividades secundarias: mejorar la base, infiltrarse en palacios repletos de guardias, reclutar aliados e interactuar con puntos de interés varios. Actividades con recompensas que se adaptarán a nuestro nivel y cambian sus estadísticas progresivamente.

La calidad de las misiones varían, pero siempre podrás encontrar algo de tu gusto, como recorrer cuevas y senderos ocultos en busca de recompensas, realizar encargos que signifiquen un reto cognitivo o desarrollar la historia de algún NPC secundario.

Estas últimas no están bien aplicadas, abusan de su duración excesiva y desconcentran del objetivo principal, donde te recompensan con narrativa de nuevos personajes, pero, se sienten fuera de lugar muchas veces por las características de los personajes y una excusa artificial para alargar el juego que un punto a favor.

Por el contrario, el resto de misiones secundarias se sienten bastante bien porque se realizan rápidamente.

Conclusiones

Assassin’s Creed Shadow, es la entrega desde la cual Ubisoft debería tomar referencia para aplicar cambios potentes en las entregas futuras y no estancar las próximas generaciones.

Este título rompe con lo monótono que se volvió Assassin’s Creed los últimos años. Trajo a la mesa nuevas mecánicas, mayor interacción con el entorno, paisajes vivos y reactivos, es el camino que debe seguir la saga.

Son factores puntuales, visibles, mejorables y forman la base para un buen juego (como podría ser una notable mejora el correcto diseño estructural de los mapas).

Shadows al fin logra dar una chispa de esperanza a quienes esperan el resurgir de la saga, porque la fórmula de siempre no está dando los frutos esperados y este título puede ser la base para revertir los números, las criticas y apuntar hacia adelante.