Por Paula Lepe
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VIDEOS – Mujeres y trabajo: sigue la brecha en inserción y trabajo (4:42)

En el clásico de 1991 Thelma and Louise, dos amigas emprenden un viaje para liberarse de sus ataduras: relaciones que las hacen infelices y vidas que no las satisfacen. Recorriendo las carreteras de Estados Unidos, los personajes interpretados por Geena Davis y Susan Sarandon se ayudan mutuamente a enfrentar el machismo y los abusos en un recorrido que comenzarán y acabarán juntas. 

Hacia el final de la cinta, cuando Thelma recuerda el intento de violación del que fue víctima, le dice a su confidente: “Ese tipo me estaba haciendo daño. Si no hubieras salido cuando lo hiciste, me habría hecho aún más daño y probablemente nada le habría pasado porque todos me vieron bailando con él toda la noche. Ellos habrían inventado que yo pedí que lo hiciera. Mi vida sería mucho peor de lo que es ahora”. 

El filme dirigido por Ridley Scott -aunque llevado al extremo- ha pasado a la historia como un ejemplo audiovisual por excelencia de la sororidad, un término feminista entendido popularmente como la solidaridad entre mujeres.

Un pacto entre mujeres

A pocos días del histórico 8M de 2019, Francisca García-Huidobro hizo noticia al cuestionar una de las bases del feminismo. “Me tienen podrida con la sororidad. ¿En serio las minas son todas buenas porque son mujeres?”, fue la pregunta que planteó la animadora.

Como Huidobro, hay quienes piensan que ser sorora implica entregar lealtad inquebrantable a otra mujer, incluso si no estamos de acuerdo con sus acciones o con su trabajo. Otras plantean que más bien significa tender la mano a otras mujeres ante una cancha históricamente dispareja

Durante su accidentada presentación en el Festival de Viña 2019, la comediante Jani Dueñas apeló a la sororidad ante las pifias de miles de personas: “Sororidad, qué linda palabra, ¿o no? Y qué lindo pronunciarla en este escenario. Sororidad. ¿Saben lo que significa? Sororidad es la solidaridad entre mujeres, es la hermandad que ocurre entre las mujeres ante las injusticias de género. Mucha gente no entiende eso y piensa que la sororidad es hacer la ronda cada vez que una galla se tira un peo”.  

¿Qué es realmente la sororidad y cómo podemos practicarla? 

El término sororidad viene del latín “soror”, que significa “hermana”. La historiadora y autora de Chilenas rebeldes, María José Cumplido, explica que, aunque se popularizó a fines del siglo XX, es la cuarta ola feminista la que ha adoptado el concepto con más fuerza. 

“La cultura machista en la que vivimos hace que las mujeres compitamos por los pocos espacios a los cuales podemos acceder, o por un hombre, o por un matrimonio”, señala. 

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Agrega que “las relaciones de género entre hombres y mujeres están dadas por una violencia estructural y la sororidad es una forma de pactar con tu propio género, y un pacto implica apoyarse mutuamente ante esta violencia estructural cotidiana”.

Ejemplos de sororidad: Del #MeToo a la paridad de género

El pacto del que habla Cumplido es justamente el que hacen las protagonistas de la serie Big Little Lies (2017), la serie creada por David E. Kelley basada en el libro homónimo de Liane Moriarty. Cuando cinco mujeres que discrepan sobre distintas situaciones toman consciencia de la violencia de género de la que algunas han sido víctimas, dejan de lado sus diferencias y se cuidan unas a otras.

 

Esa misma alianza es la que llevaron a cabo Thelma y Louise en la película del mismo nombre. Empatizando con las dificultades que debió enfrentar cada cual, no se abandonan pese a los problemas que una y otra desencadenan en el camino

Más allá de la ficción, las actrices de Hollywood también adscribieron a ese pacto cuando se unieron gracias al movimiento #MeToo. Juntas denunciaron los abusos de los que durante años fueron víctimas y producto de esa unión, el famoso productor Harvey Weinstein fue encontrado culpable de agresión sexual y violación, delitos por los que enfrenta una pena máxima de 25 años.

Durante el Festival de Viña 2020, la cantante nacional Mon Laferte bailó cueca junto a Francisca Valenzuela, sosteniendo pañuelos verdes a favor del aborto y entregando el escenario de la Quinta Vergara a decenas de folcloristas, a quienes presentó como sus amigas

Y tal vez una de las imágenes más icónicas de sororidad en la política es el abrazo grupal con el que diputadas de todos los sectores celebraron el 19 de diciembre de 2019 la aprobación de la paridad de género para el proceso constituyente en la Cámara. 

¿Es posible un futuro sororo?

Daniela Watson es publicista y directora de comunicaciones de la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), una red de defensoras de mujeres con enfoque de género. Para ella, la sororidad implica entender -tal como sucedió con el movimiento #MeToo o el debate por la paridad en el Congreso- que “a pesar de nuestras diferencias, el solo hecho de ser mujeres nos hace ser vulnerables y desde ahí nos paramos para apoyarnos, para cuidarnos, para avanzar juntas”. 

“Creo que se ha avanzado mucho. Si bien el movimiento feminista en Chile existe hace décadas, es sólo hace algunos pocos años que tomó una fuerza impresionante, capaz de llenar la Alameda, capaz de bajar campañas de publicidad sexista, capaz de empujar leyes que corrijan las desigualdades particulares que viven las mujeres”, agrega. 

Sin embargo, varias mujeres, sobre todo figuras públicas, se han quejado de que las peores críticas que reciben vienen de otras mujeres. Es lo que sostuvo la senadora Jacqueline van Rysselberghe (UDI), quien en entrevista con Marca Registrada dijo haber sufrido “en carne propia la discriminación de grupos feministas por no pensar políticamente como ellas”

Algo similar plantea la ex senadora Lily Pérez. Aunque piensa que cada día las mujeres toman más conciencia de la necesidad de apoyarse una a otra, también critica que “muchas veces las mujeres son las peores juzgadoras de otras mujeres y muchas veces le ponen la vara muy alta”. 

Para la ex RN, esto se debe a un tema cultural y educacional que parte desde los hogares, donde las madres “todavía le dan el plato más grande de comida al hijo hombre y a la hija mujer se le obliga o se le enseña desde pequeña a ayudar en las actividades de la casa”. 

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¿Se puede alcanzar la sororidad o un futuro sororo es una utopía?

Cumplido sostiene que “se puede alcanzar ciertos grados de sororidad en grupos, en comunidades, es una especie de utopía a una sociedad mucho menos individualista y capitalista, pero para que existiese como algo efectivo, también tendría que acabarse con el individualismo y no sé si es posible a corto o medio plazo”. 

Watson, por su parte, asegura que “es posible, porque es posible un presente sororo. Incluso lo que está pasando afuera, en las calles de nuestro país, puede leerse también en clave de género. A nosotras nos da risa cuando dicen #ChileDespertó porque las mujeres nunca tuvimos tiempo para dormir: estábamos en las calles, en las aulas, en nuestros trabajos, en nuestras familias luchando en contra de las desigualdades y las violencias. Eso también es sororidad: es no querer que a la de al lado le pase lo que a mi me tocó sufrir, y también es saber que no porque yo no haya vivido un tipo de violencia particular, esta no exista, o el testimonio de otra mujer sea menos válido”.

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