{"multiple":false,"video":{"key":"bOELsb","duration":"00:15:27","type":"video","download":""}}

La naturaleza proporciona diversos beneficios para la salud física y mental a lo largo toda la vida, pero especialmente durante la infancia. Sin embargo, hoy los niños y niñas pasan cada vez menos tiempo en contacto con ella.

En entrevista con Sana Mente de CNN Chile, Richard Louv, periodista y autor de Los últimos niños en el bosque, sostuvo que al estar en contacto con la naturaleza “no se tiene déficit de vitamina D, disminuye la presión diastólica, el estrés, el cortisol, además se previene la diabetes y la obesidad (…) Es literal un asunto de vida o muerte”.

Lee también: José Andrés Murillo: “El porcentaje de personas que ha sido víctima de abuso sexual antes de cumplir 18 años son un 22%”

Respecto al cuál es el tiempo correcto de exposición, el escritor afirma que “son muchas las variables”, por lo que es “muy difícil llegar a una dosis correcta”. “Lo que yo digo es que un poco es mejor que nada, y más es mejor que un poco”, afirmó.

Louv es un gran crítico de las tecnologías que hoy acompañan a los niños y niñas. “Hemos creado espacios donde los niños pasan más tiempo mirando pantallas, y cuando eso sucede, lo que estás haciendo es apagar sus sentidos para enfocarse en solo dos, que son los que necesitas para, supuestamente, navegar en Internet”.

Referencial Pexels

El periodista acuñó el concepto de “Trastorno por Déficit de Naturaleza” para referirse a los diferentes efectos que produce la falta de contacto con lo natural. Para el autor, este trastorno “no es una enfermedad de los niños o de un individuo, es una enfermedad de la sociedad, de la ciudad”.

Hoy los pediatras están empezando a recetar estar en contacto con la naturaleza (…) Durante la pandemia, la gente se dio cuenta cuando estaban encerrados que habían pájaros afuera de su ventana y eso los hizo sentirse no tan solos. La pandemia por soledad está en una carrera paralela a la de COVID-19”, agregó.

Lee también: Alberto Larraín: “En la medida que uno habla de suicidio, el suicidio empieza a reducirse”

Finalmente, el autor recalcó que “la ciencia es importante, pero no lo es todo. Necesitamos enseñarle a los niños a sentarse en calma al lado de un riachuelo, al lado de unas ranas(…) Muchas de las cosas son así de simple: bajar la intensidad, mirar, observar, escuchar”.

“Estamos rodeados de grandes conversaciones de otros animales, una especie de canto de vida. Si nos detenemos y observamos, inmediatamente nos comenzamos a sentir mejor y nuestros hijos también (…) Cuando llevamos a nuestros hijos al aire libre, recibimos todos los beneficios al igual que los niños. Nuestros niveles de estrés disminuyen, nuestra sensación de bienestar aumenta”, cerró.

Tags:

Deja tu comentario