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Pese a que se conecta desde su casa, Sergio Campos sigue levantándose a las 5:00. Hace 44 años conduce el Diario de Cooperativa, desde donde ha sido testigo y la voz de los hechos más cruciales de nuestra historia reciente.

Hijo único de papás que se separaron muy pronto, fue su madre quien le regaló su primera radio mientras vivían en Rengo. A los 13 años comenzó a locutear, aunque su vocación era convertirse en profesor normalista.

En 1967 se tituló y comenzó a ejercer en la Escuela Consolidada Miguel Dávila Carson. Durante ese tiempo no dejó de lado su pasión, logrando compatibilizar su tarea de profesor con su primer trabajo en Radio Corporación.

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Fue en esta misma radio donde estaba el 11 de septiembre de 1973. Ahí, a menos de 50 metros de La Moneda, fue testigo del bombardeo y de la última conversación telefónica del presidente Salvador Allende con el entonces director de la emisora.

Un año después, la dictadura terminó también con las escuelas normales y debió irse a Argentina. No todo fue malo durante el tiempo, ya que en Buenos Aires conoció a la chilena Verónica Toro, de la que se enamoró a primera vista.

En 1977 volvió a Chile y se integró a Radio Cooperativa. A través de su voz, los radioescuchas del país supieron sobre los crímenes más crueles de la dictadura, el regreso a la democracia y todos los hechos que han ocurrido en los últimos 44 años.

En entrevista con CNN Íntimo, Sergio Alfredo Campos Ulloa conversó, entre otras cosas, sobre sus más de cuatro décadas como locutor. “Han sido 44 años que tuvieron mucha intensidad al comienzo, aunque ahora no tanto, ya que pasan los años y uno se pone más experimentado“, cuenta.

“Yo provoco molestia a veces en las autoridades de los medios porque digo que yo siempre he trabajado en función de la gente, no de los patrones. Entonces, no les gusta mucho, pero esa es la verdad de las cosas, uno trabaja en función de las personas”, indicó el periodista.

Casi una premonición

En septiembre del 2011, en conversación con la revista Paula, el periodista sostuvo que Chile “sigue siendo un país con tres millones de pobres y 500 mil personas en la extrema pobreza. Eso es un pecado social que la dirigencia política debe tomarse en serio o vamos a tener una explosión social“.

Casi como si fuera una premonición, unos años después, específicamente el 18 de octubre de 2019, en Chile comenzó el llamado estallido social. “El estallido social no es una cuestión del momento, sino que es un acumulado de mucho tiempo”, reflexiona hoy.

“Cuando cumplí 40 años en la radio, hicieron un almuerzo en un hotel de Santiago. Ahí estaba toda la masa directiva, empecé a enumerar estos problemas que había (en al país), señalé que tenía la impresión de que esto va para peor y luego que terminó el almuerzo me dijeron pesimista, pero yo les dije que no era pesimista, sino más bien realista“, agrega.

Para Campos, el 18-O detonó una situación que venía “hace varias semanas con manifestaciones de todo tipo, de concentraciones en la Plaza Italia-Baquedano-de la Dignidad, pero aquí fue como una conjunción que se produce coordinadamente en las distintas capitales del país, porque todos ven Santiago, pero fue en otras ciudades también”.

“El 18 de octubre fue la culminación, es como la ola que finalmente golpea a este edificio social, a esta construcción que hemos hecho en el país entre todos, pero algunos con muchas más responsabilidades que otros y que finalmente representó un cambio, un giro super importante”, añade.

 

Tu sí veías venir el estallido social.
—El oasis lo vieron ciertas personas que viven en otras esferas y que están preocupados más de sí mismos que del resto de la población. Sobre todo cuando tienen obligaciones políticas es una tremenda irresponsabilidad, además.

—¿Fuiste consciente en ese momento de que se estaba produciendo un giro?
—Cuando se produjo el golpe militar y bombardearon La Moneda (…), tú sentías como un vacío donde no hay parámetro de la sociedad, donde desaparecen las instituciones, el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, todo lo que teníamos de la institucionalidad se derrumbó y (el estallido social) fue una sensación bien parecida, aunque en otra dimensión y época.

Según el locutor, hubo una incapacidad del ex presidente Sebastián Piñera a la hora de “enfrentar el problema”. “O sea, se ha hablado mucho de que él se fue a comer pizza con uno de los nietos y eso significa no tener claro qué pasaba en la realidad“.

—¿Pensaste después de la dictadura que ibas a tener que informar nuevamente sobre violaciones a los derechos humanos?
—¿Hubo excesos o violaciones a los derechos humanos? Claro que los hubo. Ahora la discusión es la semántica de si fue violación sistemática instruida por el Ejecutivo, esa es una cuestión que se puede discutir, pero efectivamente hubo violaciones a los derechos humanos.

“Hay personas que quedaron ciegas, hay una senadora de la República y un muchacho que ha sido simbólico, Gustavo Gatica, el estudiante quedó sin sus ojos. Mucha gente murió también durante ese periodo debido a la represión policial. Entonces, ¿tenemos ahí violaciones a los derechos humanos? Es evidente que sí”, afirma.

—¿Pensaste que podía ocurrir en democracia?
—Uno en democracia tiene esperanzas de que no pase lo que pasó en ese periodo oscuro que vivimos (la dictadura cívico-militar), pero esto pasó precisamente porque no hubo una atención adecuada a las necesidades de la población.

Para Campos, existe una responsabilidad política “en distintos tonos”. “Se puede discutir si el gobierno de Aylwin, Frei, Lagos o Bachelet no hicieron lo que se debía, pero hay que ver también la composición política, cómo se manejan los quorums en el Parlamento y que hay ciertas iniciativas que no prosperan porque hay enclaves de poder e intereses que muy fuertes.

—¿Cómo ves el rechazo a la propuesta constitucional el pasado mes de septiembre?
—El 62% de rechazo a la nueva Constitución no quiere decir que la gente no quiere una nueva Carta Fundamental, lo que pasa es que ha habido elementos que formaron parte de la Asamblea Constituyente que fueron amplificados (…). Todo eso formó parte de una exposición mediática donde la construcción fue muy interesada, además.

—Actualmente, hay gente que dice que la nueva Constitución ya no es una urgencia.
—Es probable que no sea urgente porque la Constitución que Chile podría construir en forma democrática por primera vez en la historia no significa que los problemas se van a resolver de la noche a la mañana, pero hay otro marco de participación, de debate, de integración de sectores sociales que siempre fueron espectadores de cómo se hacían las cosas.

Es importante tener una Constitución que esté gestada en la ciudadanía, o sea, que los constituyentes sean elegidos por la gente, que vayan expertos también que participen del proceso es importante. Si no hay eso, se va a empezar a fraguar otro fenómeno que podría traer complicaciones a mediano o largo plazo”, recalca.

Dictadura y vida en Argentina

El periodista recordó en conversación con CNN Íntimo el fin de las Escuelas Normales durante la dictadura militar, donde se desempeñaba como profesor normalista. “Según el gobierno de la dictadura civil militar era un nido de comunistas, marxistas y radicales. Entonces, esa fue la concepción prejuiciada que tenían yu decidieron que había que terminarlas”.

—A tí te tomaron peso.
—Después de estar preso dos veces fui exonerado porque no tenía la confianza de la honorable junta militar de gobierno, ya que yo había sido dirigente del Sute, del sindicato único de trabajadores de la educación, entonces era peligroso. (…) felizmente todavía no se había formado la DINA, porque la Dina tiene un historial.

—Finalmente te fuiste a Argentina, ¿cómo fue ese tiempo allá?
—Hubo gente de confianza, yo tenía amigos que habíamos hecho actividades conjuntas desde el punto de vista profesional, me dijeron mira, “te tienen ganas”, así que como ya había sido exonerado de la escuela consolidada y también de la radio corporación que fue violentamente bombardeada el 11 de septiembre ya no tenía mucho espacio.

Sobre el tiempo previo a cruzar la cordillera, recuerda la formación de un programa en Radio Bulnes donde transmitían fútbol y carreras de hípica, eso “hasta que llegó el momento que dijeron que era un nido de izquierdistas y lo clausuraron“.

“Nos llamaron a la dirección general de Carabineros y dijeron que a partir de ahora anduviéramos con cuidado. Frente a ese cariño y afecto yo tomé el camino hacia Argentina”, detalla.

—No fue todo malo en Argentina porque conociste a Verónica, tu señora
—Fue muy bonito todo ese periodo, de mucha emoción también porque ella había sido dentista acá de los presos que estaban en los distintos recintos de captura como Villa Grimaldi, por el comité Pro-Paz. Ella se iba a Argelia y llegó a Argentina, nos conocimos, después desapareció el pasaje a Argelia (…) finalmente decidió quedarse allá, nos quedamos un tiempo, que no fue muy largo, yo estuve casi cuatro años en Argentina y ella estuvo un poco menos, haya tuvimos una hija también, Lorena.

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