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Carmen Gloria Larenas pasará a la historia como la primera mujer en dirigir el Teatro Municipal de Santiago en sus 164 años de vida. Cuando llegó en septiembre de 2019 a su primer día de trabajo se fue directo al escenario, ya que era un lugar que conocía muy bien.

Pisó por primera vez el teatro a los ocho años acompañada de su profesora de ballet, la destacada bailarina argentina Virginia Hellmann. Su maestra la llevó a ver a los bailarines detrás de escena y ahí fue donde se encandiló con la magia de las salas de ensayos, el vestuario y las luces.

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Con solo 13 años volvió a este lugar e ingresó formalmente como estudiante de ballet clásico. A los 22 años decidió salirse, optó por el periodismo y ejerció en prensa escrita, pero su vida y la del teatro estaban unidas y al poco andar la llamaron para convertirse en directora de comunicaciones.

Con alas ya en gestión cultural, volvió a emigrar y asumió el cargo de directora artística del Teatro del Lago de Frutillar en 2009.  Luego de 10 años en este sitio, decidió que ya estaba lista para nuevos desafíos y le dijo que sí a al alcalde Felipe Alessandri cuando este le propuso asumir la dirección del Teatro Municipal.

En entrevista con CNN Íntimo, Carmen Gloria Larenas de La Fuente conversó sobre los principales desafíos a los que se ha visto enfrentado el principal escenario del país durante estos años. Además, abordó su relación con la danza y la cultura en general.

Desafío tras desafío

Cuando llegó al Teatro Municipal, los retos comenzaron de inmediato. No solo debía revertir $7 mil millones en pérdidas y recomponer el ambiente de trabajo, ya que llevaba menos de un mes en el cargo cuando se produjo el estallido social y luego llegó la pandemia que obligó a bajar el telón durante 17 meses.

Carmen reconoce que el regreso tras casi dos años de pausa “ha sido un desafío con múltiples problemáticas”. “Sin embargo, lo interesante de eso es que nos ha obligado a ser equipo, a ponernos de acuerdo y a tomar las mejores decisiones posibles, a pesar de que no siempre son las que uno quiere”.

La ex bailarina afirma que el estallido social y la pandemia “nos obligaron a trabajar más que nunca en equipo (…) De alguna manera nos tuvimos que abrazar en esta vorágine sin demasiado tiempo y creo que fue un ejercicio de generosidad, de inteligencia y de ir tomando las mejores decisiones posibles”.

Ese trabajo que se hizo estuvo bien hecho. Probablemente, no todas las decisiones que tomamos fueron siempre las más perfectas, pero hoy día hacen todo ese recorrido, todo lo que vivimos en pandemia, el trabajo digital que se hizo, el ponernos de acuerdo para hacer ajustes financieros”, agrega.

El clima laboral venía muy malo, había huelgas y protestas contra el director que salió, ¿cómo se compuso eso en un ambiente que volvía a ser súper difícil?
Cuando aún no había pandemia empezamos a tener reuniones periódicas con los trabajadores, sindicatos y tratamos de establecer un canal de comunicación bastante más abierto y transparente que lo que había sido históricamente y después en pandemia seguimos tratando de mantener esa comunicación.

—¿Cómo ha sido esta vuelta en general?
La labor del Municipal Delivery nos permitió entender que lo digital no era un objetivo en sí mismo, sino que un medio para abordar barreras de acceso que veníamos mirando hace bastante tiempo, en especial con regiones, ya que hay personas que quieren ser parte de la comunidad, pero que no pueden venir.

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También llevaron el teatro a lugares donde nunca había estado, como a la cárcel o al Hogar de Cristo, ¿Qué tal ha sido esa experiencia?
Ha sido revitalizante. El teatro lo ha hecho bastante en el pasado, con distintos énfasis, pero siempre se han hecho los esfuerzos. Lo más significativo es cuando uno ve la emoción en las personas y cuando alguien dice ‘es primera vez que vengo’ y tú ves la magia con la que mira el espacio y como vive la experiencia.

Para Carmen, esa magia “justifica todos los esfuerzos que debemos hacer para que el teatro pueda no solo presentarse en las condiciones ideales, sino que también ir a conectarse con diferentes comunidades, porque el Teatro Municipal no solo es un proyecto artístico, sino que también un proyecto social“.

La directora recalca que la institución tiene un rol “que va mucho más allá de lo artístico (…), ya que también somos un proyecto social y, en ese sentido, es muy importante lo que podamos hacer afuera y también ser capaces de convocar para que vengan cada vez públicos más amplios y diversos”.

El espectáculo debe continuar

Carmen Gloria fue invitada por el ex alcalde de Santiago, Jorge Alessandri, a ocupar el puesto de directora interina del Teatro Municipal. A finales del 2021, fue confirmada por la alcaldesa Irací Hassler como directora durante un segundo periodo y definitivo.

¿Cómo ha sido a trabajar con dos alcaldes que son súper diferentes?
Las autoridades políticas siempre tratan de poner ciertos énfasis. Sin embargo, el teatro no es experimental, tiene sus características, sus cuerpos artísticos, sus artistas son formados en ciertas disciplinas y dentro de eso uno puede ir poniendo los énfasis.

“Por ejemplo, los temas educación y género son muy importantes para la actual alcaldesa, además de la presencia del teatro en los barrios y en la comuna de Santiago para los vecinos. Son esos los énfasis que uno va tratando de poner, pero efectivamente no hay un cambio dramático en lo que el teatro hace”, añade.

—¿La cultura no tiene ideología?
Puede tenerla, pero en el caso del Teatro Municipal de Santiago no ha sido así (…) La ideología siempre puede estar presente (…), pero hay un bien mayor en el caso de teatros como este, teatros que producen todos sus espectáculos, que tienen con talleres. Entonces, eso es más fuerte que todo lo demás.

¿Cómo están entrando las mujeres al teatro en lugares que siempre habían sido de hombres?
Hay personas que encuentran que las artes que cultivamos son tan clásicas, pero en esas artes las mujeres han tenido un rol protagónico siempre, muchísimo más que el masculino. Es cierto que el hombre ha ido tomando su posición más destacada encarnada en ciertos artistas que han sido muy importantes, pero, en general, es la mujer la que ha sido protagonista.

Carmen afirma que en el mundo del arte, “el mérito y la calidad es un tema, no tiene que ver solo con que uno sea mujer o no”. “Probablemente, el ejercicio de ver el talento de las mujeres (…) hay que empujarlo porque hay una cultura que no hace verlo tan fácilmente, pero en el arte, en general, también está el mérito”.

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“Yo creo que el compromiso es tratar de efectivamente mirar todas las opciones donde podamos incorporar mujeres, pero no es únicamente por el hecho de ser una mujer que vamos a tomar la decisión de ponerla en una posición o incorporarla en un proyecto artístico”, añade.

También el teatro se ha abierto no solamente a la música clásica, sino que a grandes artistas como, por ejemplo, a Quilapayún.
Nos importa que haya buenos artistas y buena música. Por supuesto que la prioridad es el desarrollo de nuestros cuerpos artísticos (…), pero no tenemos ni ha habido en el pasado tanto prejuicio en incorporar otros espectáculos de música que uno conocería como más popular. Cuando un artista es un buen artista y respeta a su público y su arte, por qué no podría estar en el teatro.

Un bálsamo para el alma

La ex bailarina recalca el valor que tiene la cultura en distintos aspectos. “Las actividades culturales nos permiten hacer comunidad, disfrutarla de manera muy transversal y democrática. No es para nadie en particular, es para todos juntos y yo creo que hoy día Chile necesita esos lugares de encuentro”, afirma.

¿Cuánto le hace bien al alma el arte?
Mucho. Somos profundamente culturales cada persona y las propuestas artísticas nos llevan por caminos muy personales que nos hace descubrirnos, ser más empáticos en muchos sentidos (…) y yo creo que eso tiene mucho valor para desarrollar una sociedad de una manera mucho más sana.

Carmen Gloria recalca que el arte “nos ayuda a entender el mundo desde distintas perspectivas con mayor amplitud de criterio y con mucha mayor profundidad de los procesos y eso tiene un valor enorme a la hora de construir sociedad, de construir país”.

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