Por Rosa Montoya Lara
Foto: Pixabay

El uso de Internet y redes sociales ha transformado los procesos de participación ciudadana a nivel mundial. Esto ha permitido el desarrollo de la democracia digital que, a través del uso de la tecnología, busca dar mayor cobertura a las necesidades de la población y legitimidad a las iniciativas políticas en desarrollo.

La democracia digital puede parecernos lejana o demasiado abstracta. Pero existen ejemplos concretos que nos muestran lo cerca que está de nuestra vida cotidiana y la mayor transparencia y representatividad que podemos lograr en las decisiones que afectan nuestra comunidad.

En este sentido, me parece interesante destacar la experiencia de Europa, donde se han desarrollado distintas plataformas que buscan reforzar las democracias locales garantizando una mayor inclusión del ciudadano.

La Iniciativa Ciudadana Europea, por ejemplo, es una plataforma online que permite presentar proyectos con el respaldo de un millón de firmas, siempre que sean ciudadanos de siete estados miembros distintos de la Unión Europea. De esta manera, se promueve la participación civil en las políticas de la Unión Europea. Esta plataforma incluye un Foro que ofrece orientación jurídica al ciudadano guiándolo en la elaboración de iniciativas que podrían transformarse en leyes. Es así como las propuestas ciudadanas han influenciado medidas adoptadas en el área del medio ambiente, protección al consumidor y energía, entre otras.

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La primera campaña que tuvo lugar en este marco fue “Right2water” (“Derecho al agua”, en español), en el año 2012. Se buscaba comprometer a los países de la Unión Europea a considerar el agua y el servicio sanitario como un derecho humano. Este servicio no debía ser nunca más un lujo, sino un derecho. La iniciativa incluyó más de 120 ONGs y fue apoyada por gremios alemanes y austriacos. Aunque quedan importantes desafíos a resolver en esta área, la legislación europea ha introducido desde entonces, basada en consultas ciudadanas, cambios significativos para garantizar a sus habitantes el derecho a este servicio básico.

Otro ejemplo es YourVoteMatters.eu (“TuVotoImporta”, en español), una plataforma digital multilingüe que permitió poner en contacto a los candidatos en las elecciones europeas de 2019 y sus electores. Además de incluir noticias y opiniones, la plataforma incorporó la sección “Iguale su voto”. Los ciudadanos podían votar entre 25 temas sobre los cuales los diputados europeos en ejercicio ya habían votado en los últimos cinco años. Ello permitió constatar el nivel de coincidencia entre los puntos de vista de ambas partes. En el caso de candidatos nuevos, estos debían rellenar un formulario en línea con los mismos 25 temas expresando de esta manera su opinión y compromiso.

Personalmente, valorizo esta práctica. Muchas veces el electorado se siente perdido frente a las opciones políticas y sobre todo decepcionado por la falta de información sobre los programas de los candidatos, así como por los resultados de las legislaturas precedentes. El sentimiento de que poco o nada se hace por el ciudadano común es generalizado y produce una apatía poco saludable para nuestras democracias.

YourVoteMatters.eu ha tratado de establecer nuevos lazos con el electorado obteniendo una respuesta entusiasta. Incluso cuentan con una sección llamada “Futuros alternativos”, en la cual los usuarios pueden ver cuál sería el resultado de las elecciones sobre un número determinado de proyectos, si hubiesen sido ellos quienes votaban directamente en lugar de los diputados. Esta herramienta se nos presenta como un barómetro que nos indica si los intereses de los ciudadanos están realmente representados en el Parlamento o no.

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Iniciativas como esta se realizan también a niveles nacionales y no sólo entre los países de la Unión Europea.

Reino Unido por ejemplo, cuenta con la plataforma “VocalEyes, Ideas into action” (“OjosVocales, Ideas en acción”, en español). Su enfoque es la colaboración entre los gobiernos locales, las comunidades y las empresas. Debates que generan ideas, ideas que se transforman en estrategias, estrategias que se convierten en proyectos.

Una de las experiencias que me atrajo de ellos está vinculada a una escuela donde los niños decidieron iniciar una campaña contra el uso de plásticos denunciando el daño que estos producen nuestras vidas, a los animales y al mundo en general.

Sin duda que la inclusión de estos niños en un debate tan importante como el medio ambiente es un gran aporte para la democracia. La plataforma les permitió producir un video y abrir la puerta a un intercambio con otros niños y adultos inscritos en VocalEyes, generando consciencia y proponiendo soluciones para enfrentar este problema a nivel local.

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Lo interesante es que estas experiencias no se limitan a sus fronteras geográficas. Citizenlab, plataforma con sede en Bélgica creada en 2015, decidió instalarse en Chile. En este contexto, se han lanzado varias iniciativas como el sitio de participación en línea “Conectados”, que ha permitido la generación de talleres de liderazgo, de gestión de proyectos comunales o encuestas, entre otros.

La integración del ciudadano en los procesos de decisión es fundamental para dar legitimidad a nuestras democracias. Un ejemplo de ello es la consulta que la Municipalidad de Peñaloléorganizó hace más de un año, con el apoyo de Citizenlab, para definir dónde se invertiría el presupuesto de la comuna.

Bajo el slogan “En mi barrio, yo decido”, más de 24 mil habitantes se sumaron a la iniciativa, presentando 169 ideas. La municipalidad seleccionó 49 propuestas que fueron sometidas a votación electrónica, en la cual participó un total de 15 mil personas. Centros deportivos, iluminación, áreas verdes, seguridad, son algunas de las iniciativas aprobadas sobre la base de las propuestas presentadas por los habitantes de esta comuna.

El tema es fascinante y me parece grandioso que en Chile se estén desarrollando iniciativas en este ámbito. Y no hablo sólo de aquéllas vinculadas a instituciones europeas. Una plataforma que ha llamado especialmente mi atención en el contexto de las elecciones para la Asamblea constituyente es Votamostodos.org. Esta busca acercar a los electores y los candidatos a través de un cuestionario que ambos deben responder, en busca de un “match político”, como el conocido match de Tinder. Lo interesante es que sus creadores apuntan más allá de las elecciones, pues la plataforma puede ser utilizada en cualquier otra circunstancia que requiera de la participación ciudadana.

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La democracia digital es una realidad pese a los desafíos que aún enfrenta en algunas sociedades. Es cierto que la desigualdad en la calidad del acceso a la tecnología sigue siendo una piedra de tope en algunos países, pero dada la importancia de esta herramienta, los gobiernos y las comunidades deben trabajar para eliminar esta carencia.

La ciberseguridad es otro de los argumentos que puede desmotivar a algunos a abrazar la democracia digital. La protección de datos de los ciudadanos debe ser una prioridad y al ver el entusiasmo con que muchos de ellos reaccionan frente la participación online, no me parece imposible que iniciativas en este sentido sean discutidas en foros cívicos en búsqueda de soluciones.

En mi opinión, ninguno de estos dos elementos pesa más que los beneficios de la democracia digital, que las oportunidades que abre a la ciudadanía para construir su futuro. Chile debe reforzar el camino que ya ha comenzado en este sentido, integrando cada vez más a sus habitantes en los procesos de decisiones que afectan directamente sus vidas.

*Rosa Montoya Lara es TV Newsroom Newsdesk editor del Consejo de la Unión Europea, Bélgica. Periodista de la Universidad de Concepción, Chile, también es master en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Louvain la Neuve, Bélgica.

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