Un reportaje de The Guardian sostiene que la empresa de químicos para la agricultura Monsanto, la cual adquirió notoriedad por sus pesticidas y organismos genéticamente modificados, habría invertido tiempo y recursos en campañas de descrédito a artículos que hablaban en su contra.

Según el medio británico, Monsanto mantenía un “centro de fusión” para monitorear y desacreditar a periodistas y activistas que publicaran o manifestaran críticas a la empresa.

Uno de los casos mencionados es el de la periodista de Reuters Carey Gillam, quien en 2017 escribió Whitewash: The Story of a Weed Killer, Cancer, and the Corruption of Science (Blanqueo: La historia de un herbicida, cáncer y la corrupción de la ciencia), por lo que habría sido una de los principales blancos de la compañía.

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De hecho, Monsanto preparó un plan de 23 pasos para desacreditar el trabajo investigativo de Gillam. Este plan comenzaba con el pago a Google para que las búsquedas “Monsanto Glyphosate Carey Gillam” arrojaran material que criticaba el trabajo de la periodista.

Además, en el plan se contempla el lanzamiento de un sitio web lleno de puntos de discusión, por el cual también se pagó para que tuviera prioridad en las búsquedas del nombre de la reportera.

“Siempre supe que a Monsanto no le gustaba mi trabajo… y trabajaron en presiones a editores para callarme”, dijo Gillam a The Guardian. “Pero nunca imaginé que una compañía multibillonaria gastaría tiempo y energía y personal en mí. Es asombroso“, agregó.

Recordemos que en mayo pasado un jurado de California, Estados Unidos, sentenció a favor de una pareja de denunciantes que acusaban que el cáncer que padecían era producto de la exposición al herbicida Roundup, uno de los productos de Monsanto.

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