Admirado por su sencillez y coherencia, forjó lazos con líderes de todo el espectro político nacional, promoviendo siempre el diálogo, la integración regional y una visión humanista de la política.
La historia política de José “Pepe” Mujica, fallecido este martes a los 89 años, no solo marcó a Uruguay, sino que también dejó una huella profunda en Chile.
Desde su primer viaje oficial como presidente en 2010 —para la asunción de Sebastián Piñera— hasta sus últimos encuentros con Gabriel Boric, el líder uruguayo cultivó una relación cercana con nuestro país, marcada por el respeto mutuo, el diálogo político y la búsqueda compartida de una América Latina más justa.
El 11 de marzo de 2010, apenas una semana después de asumir el mando en Montevideo, Mujica viajó a Santiago para asistir a la investidura de Piñera, una visita que coincidió con una fuerte réplica del terremoto de febrero.
A partir de ahí, el exguerrillero y presidente uruguayo mantendría una relación fluida con Chile, tanto con líderes de derecha como de izquierda.
Encuentros con Boric y Bachelet: entre olivos y discursos
El último encuentro de Mujica con un mandatario chileno fue reciente: el 3 de febrero de este año, recibió al Presidente Boric en su residencia.
Juntos hablaron de integración regional y justicia social, y plantaron un olivo como símbolo de esperanza.
En esa ocasión, Mujica reflexionó: “La democracia se precisa para discrepar, no para estar de acuerdo”.
Boric, por su parte, lo definió como un referente para su generación. “Pepe Mujica y Lucía Topolansky son para mí ejemplos de convicción, honestidad y principios”, declaró.

Su relación con Bachelet
Con Michelle Bachelet también compartió sintonía ideológica, aunque con menos tiempo de trabajo conjunto como mandatarios.
Aun así, participó en su segunda investidura presidencial en 2014 y más tarde respaldó públicamente al entonces candidato oficialista Alejandro Guillier, incluso asistiendo a su cierre de campaña en 2017.
Cuando la exmandataria, en su momento, aseguró que su gobierno había terminado con “algunos vestigios del modelo neoliberal”, la respuesta de Mujica fue un tanto ácida.
“Nunca se acaban los males, siempre rebrotan y hay que seguir carpiendo, porque en las sociedades los seres humanos tenemos puntos de vista distintos”, recogió La Tercera.
Una relación cordial con Piñera: “No es un facho”
Aunque en veredas políticas distintas, Mujica también cultivó una relación cordial con Sebastián Piñera.
Se reunieron en diversas ocasiones y compartieron incluso un viaje a la Antártica durante sus mandatos. En una entrevista de 2017, Mujica destacó: “No es tan de derecha. No es un facho. Es un capitalista, conservador, pero tiene claro que a la gente hay que darle asistencia. En Chile hay un 30% de derecha, derecha, derecha”.
“En Uruguay, nunca entró tanto la dictadura como allá. Pero él no está dentro de ese 30%. Me siento cómodo conversando con él, por más que esté en la vereda del frente”, añadió.
En 2022, volvieron a verse en Santiago, donde compartieron un mate y reflexionaron sobre el futuro de América Latina.
Presencia en Chile como exmandatario
A lo largo de la última década, Mujica visitó Chile en múltiples oportunidades como conferencista e invitado académico. Estuvo en foros sobre derechos humanos y dictó charlas en la Universidad de Chile, donde pidió no ser llamado expresidente, sino simplemente “Pepe”.
En septiembre de 2023, participó en las conmemoraciones por los 50 años del golpe de Estado en Chile. Frente a estudiantes, expresó: “La vida y la lucha continúan. Hay una verdadera batalla por la inteligencia de los latinoamericanos”.
En sus últimas visitas, el exmandatario reflexionó sobre el futuro del trabajo, el rol de la memoria histórica y la necesidad de una mayor cooperación regional. “Estamos en un cambio de época, donde la inteligencia pesa tanto como el capital”, dijo en una de sus intervenciones.

Un amigo de Chile
Más allá de las diferencias políticas, Pepe Mujica logró construir vínculos personales con líderes chilenos de todo el espectro, siendo respetado por su autenticidad, sencillez y convicciones inquebrantables.
En palabras de la expresidenta Bachelet: “José Mujica es un gran amigo de Chile, con el que compartimos el sueño de una América Latina más justa”.
Hoy, tras su partida, su legado trasciende fronteras. Chile despide no solo a un expresidente extranjero, sino a un referente moral y político que dejó huella en generaciones de líderes y ciudadanos.