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El domingo 8 de diciembre se cumplió un mes desde que Gustavo Gatica resultó herido por el disparo de perdigones. El joven de 22 años se encontraba tomando fotografías de la manifestación que se realizó el 8 de noviembre en el sector de Plaza Italia. Fue en las inmediaciones de ese lugar donde, y tras la acción de carabineros, recibió el impacto de balines en su rostro, perdiendo de inmediato la visión del ojo izquierdo. Gustavo se mantuvo internado en la Clínica Santa María durante casi dos semanas, en las que los médicos intentaron salvar algo de la visión de su ojo derecho. El 26 de noviembre recibió el alta y el parte médico informaba que había perdido la visión totalmente.

A un mes de los disparos, su hermano, Enrique Gatica, asegura que su familia no ha sido contactada ni por Carabineros, ni por el Gobierno.

En entrevista con Marca Registrada en CNN Chile, el profesor de Historia expresó que “un mínimo de dignidad y de respeto sería acompañar a la persona que uno afectó, preocuparse de su estado, acompañarla”, algo que niegan haber recibido tanto ellos como la familia de Fabiola Campillay, la mujer que perdió la visión de sus dos ojos tras ser impactada por una lacrimógena en el rostro. “Nosotros no hemos recibido ningún llamado de Carabineros que nos dé algunas explicación. Ni del Gobierno, ni de Carabineros“, sostuvo.

Responsabilidades

En entrevista con Marca Registrada el 10 de noviembre, el general director de Carabineros, Mario Rozas, aseguró que “quienes dispararon, sabemos quiénes son, están identificados”. Sin embargo, el 19 de noviembre en el mismo programa, el abogado de Gustavo Gatica, el ex fiscal Carlos Gajardo, respondió que dicha información no se encuentra en el expediente.

Al respecto, el hermano de Gustavo emplazó a Rozas a explicar sus declaraciones, “porque hasta este minuto como familia no tenemos esa información que él menciona. Hasta donde sabemos, puede que esos uniformados estén todavía en ejercicio“.

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Enrique sostuvo que a su juicio la responsabilidad es compartida: “Partiendo por el uniformado que aprieta el gatillo, que ojalá él tenga una condena penal, pero también hay un mando directo y una institución que ha estado ejerciendo… puede ser una política sistemática, habría que investigarlo, pero si es que no es una política sistemática de represión contra el pueblo que se está movilizando, sí hay al menos omisión que ha permitido eso“.

Sobre el general director de la institución, dijo que “sería prudente” que diera un paso al costado.

El hermano de Gustavo agregó que “este escenario de violencia también ha sido una gran responsabilidad del propio gobierno, desde el ministro del Interior, que es el encargado de la seguridad del Estado, pero también del mismo presidente”. En la misma línea, recordó las palabras del papá de José Uribe (25), el joven de Curicó que murió tras recibir el disparo de una patrulla militar, quien dijo que “esto pasó porque a alguien se le ocurrió decir que estamos en guerra”.

El presente de Gustavo

Mi hermano ha mostrado una fortaleza que ha sido increíble y eso nos ha transmitido tranquilidad y energía para continuar”. Así explicó Enrique la reacción de su hermano a la situación. Aunque el diagnóstico ya fue entregado y saben que es difícil poder cambiarlo, la familia espera buscar algún tipo de tratamiento “para encontrar nuevas esperanzas”.

“Mi hermano es un joven muy alegre, muy preocupado de su familia, de su polola, de sus amigos. Es un gran amigo”, relató Enrique. “Es una persona muy querida, es activista por los derechos de los animales, es vegano, hace harto deporte, también le gusta la música, toca el bajo, está aprendiendo a tocar la batería. Es un chiquillo muy fuerte, estoy tremendamente orgulloso de él. En este escenario nos ha mostrado una fortaleza que yo como hermano mayor me siento interpelado a estar a la altura de cómo ha sido él“, agregó.

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Enrique explicó que su familia siempre ha tenido sensibilidad social, por lo que la contingencia era algo que se hablaba diariamente en la mesa. Siempre participaron en las marchas estudiantiles y del movimiento No + AFP. “Lo que queremos es que efectivamente haya cambios. Sería muy doloroso volver a las pensiones miserables, a la salud precaria. Lo que mi hermano ha transmitido mucho es esta idea de que esto genere algún cambio y nos sintamos felices de vivir acá“, comentó.

Finalmente, indicó que, como profesor de Historia, “hablar de las vulneraciones a los derechos humanos, hablar de cómo fueron las violaciones de derechos humanos en sitios de memoria, y ahora estar hablando del caso de mi familia, es muy fuerte“.

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