Columna de opinión de Matilde Burgos, conductora de CNN Chile.
Por Matilde Burgos, conductora de CNN Chile.
Desde hace meses venimos escuchando propuestas, anuncios, compromisos, idearios: Reforma tributaria, educación gratuita –para unos sí, para otros impensable-, nueva constitución, reformas a la misma, fin del binominal, en fin… Argumentos que suscitan resquemores, entusiasmos y movimientos, sin que muchos se hayan detenido a calcular cuántos senadores y diputados necesita cada coalición dentro del sistema binominal para hacer los cambios que prometen sus candidatos presidenciales, dado los altos quórum que se necesitan para aprobar cualquier cambio.
Una dato que seguramente está claro en la mente de los comandos, pero no tanto en la de los electores, que piensan casi con certeza que la elección de uno u otro candidato a la presidencia significará en forma más o menos automática, la puesta en marcha de sus compromisos de campaña.
Pero pare y saque calculadora… Por ejemplo, las leyes simples, necesitan el 50% +1 de los congresistas en ejercicio o en los asistentes; esto es un solo doblaje o convencer a algún independiente. OK, parece fácil, pero la complejidad aumenta. Las leyes orgánicas constitucionales, por ejemplo, cambiar la ley de educación, necesita de (4/7) de los honorables, esto es 9 doblajes en diputados y 3 en senadores…. Si hablamos de quórum calificado: 3/5… Para que se haga una idea, para cualquier reforma al sistema electoral, se necesitan 3/5 de los diputados y senadores… Esto significa que un bloque debe doblar en 4 circunscripciones y 12 distritos, lo que no ha ocurrido jamás desde el regreso a la democracia.
Y si se habla de cambios sustantivos, por ejemplo reformar la constitución, se necesitan 2/3, es decir, doblajes en 20 diputados y 7 senadores…. Fórmese su propia opinión….
Es por esto que los cambios sustantivos requieren de acuerdos, y los cambios dejan de ser lo sustantivos que aparecen al principio… Es por esto que los dos bloques se han empeñado en poner cartas competitivas, y es por esto, que la democracia (candidatos elegidos en primarias) ha sido escasa, porque los partidos creen sacer quién es mejor candidato en una zona y no en otra, olvidando de paso, que con el voto voluntario, esa suerte de bola de cristal, a veces se ha roto en mil pedazos.
Por eso “armar” las plantillas parlamentarias para asegurar doblajes o para impedírselo al contendor, se ha convertido en una misión no exenta de dolores de cabeza para ambas coaliciones. Y sin primarias de por medio, en casi la mayoría de las circunscripciones y distritos, la negociación se ha complicado. Hasta ahora los candidatos presidenciales se han visto al margen de las negociaciones, salvo el ex presidenciable Pablo Longueira, que irrumpió en escena moviendo candidaturas, sin fijarse mucho en los electores, ni en los propios candidatos, pero teniendo en cuenta que debía asegurarse triunfos en un escenario en que la presidencial parecía lejana y la única forma de salvar los intereses de la alianza se verían en el Congreso.
A Michelle Bachelet los partidos de la Nueva Mayoría le prometieron que a la vuelta de su viaje a Nueva York tendrían la lista definida… En la hora en que escribo esta columna, falta una semana para que el Servel cierre las inscripciones, y la promesa de los partidos no se cumplió. Habrá que ver si en el liderazgo de Michelle Bachelet está imponerse o no a los partidos, porque digámoslo claro: de eso depende, en caso de que resulte ganadora, que pueda cumplir los 4 pilares de su reforma.
Evelyn Matthei, hasta ahora se ha mantenido al margen. Cuenta con las maniobras que Pablo Longueira alcanzó a hacer en la UDI y con la última y una de las más polémicas decisiones de la mesa: levantar la candidatura senatorial de Laurence Golborne. En RN, el único partido que fue a primarias legales, en 10 de 60 distritos, la situación sigue compleja. Hay circunscripciones donde la polémica no se zanja y el abanderado UDI está corriendo prácticamente sin compañero de lista de RN….
El tiempo se evapora y el 19 de agosto tendremos la respuesta a varias interrogantes: qué primó a la hora de armar las listas: ¿la renovación o las cartas seguras? ¿cuánto pesaron los egos? Y finalmente, ¿fue o no necesaria la intervención de los propios presidenciables para zanjar las disputas? Falta menos…
Por Matilde Burgos, conductora de CNN Chile.
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