Por Patricio Pérez
Cedida por Patricia Salazar

A casi 8 años de su fallecimiento, el periodista y escritor Sergio Marchi publicó Ruido de Magia, una biografía definitiva de la vida y obra de uno de los músicos más trascendentes de la música popular argentina: Luis Alberto Spinetta.

Con el testimonio de artistas, amigos y su familia -sus dos hermanos, cuatro hijos y la madre de ellos, Patricia Salazar-, se trata de un texto contundente, que reúne en sus casi 700 páginas no solo algunos detalles desconocidos de la vida del “Flaco”, sino también un análisis de su discografía y la historia de pilares fundamentales del rock trasandino como Artaud, El Jardín de los Presentes y Pelusón of Milk.

Pocos días después de su lanzamiento en Argentina, el libro consiguió situarse entre el top ten de las publicaciones más vendidas. En conversación con CNN Chile, su propio autor explicó que la razón del alto interés es porque era un texto que hacía falta.

Hay mucho escrito sobre Spinetta, pero no había una biografía que recorriera toda su vida y creo que esa es una clave. Me parece que el hecho de que sea una biografía oficial le da más fuerza al libro, porque la familia está detrás y eso es un sello de autenticidad porque los Spinetta han sido siempre gente seria. Supongo también que mis libros anteriores ayudan: el lector de rock ya me conoce. Y por último, quisiera creer que es un buen libro”, asegura Marchi.

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—¿Cómo nació la idea de realizar esta biografía, con el apoyo de la familia de Luis Alberto?
—Son dos ideas diferentes. La primera vez que lo pensé fue cuando Dhani Ferrón, que fuera bajista de Los Amigo, el último grupo de Spinetta, me contó que en los ensayos leían mi libro de Pappo (El hombre suburbano, 2011) y se reían. Cuando hablé con Luis Alberto por teléfono me dijo que tenía laringitis, pero era otra cosa. Después tuve un sueño con él y eso me reveló que había un deseo inconsciente en mí de escribir sobre Spinetta. Tomé dos decisiones mientras me afeitaba: que se llamaba Ruido de Magia y que tenía que ser un libro hecho con la familia, que de otra manera no tendría el espíritu de Luis, que hacía todas las cosas con artesanía casera y con mucho amor. Después cambié de título, pero a Catarina (hija de Luis) no le gustaba el que había pensado, entonces ella eligió de una lista mía el primero que había pensado: Ruido de Magia.

—¿Cuáles aspectos de la biografía fueron más complejos de poder investigar?
—Los relacionados con las fechas exactas de la edición de sus discos más viejos, algunas cuestiones de separaciones de sus bandas y algunos tramos de su carrera que estaban poco documentados. Con Patricia Zalazar (la madre de sus hijos) y con Ana y Gustavo Spinetta (sus hermanos) tuve el camino allanado para llegar a su vida personal. Y luego, los testimonios de sus hijos aportaron colores e historias diferentes y divinas. Mucho amor en esa familia.

—¿Has notado que existe especial interés en ciertos capítulos de Ruido de Magia?
—La respuesta ha sido muy amorosa. La gente me agradece el libro, pero yo les agradezco a ellos la lectura. Luis siempre fue generador de cosas muy amorosas. Entiendo que los medios depositan su mirada en su muerte (esa cosa morbosa que parece vender), en su relación con Carolina Peleritti y sobre todo en su supuesta rivalidad con Charly y con Pappo. Y para mí los tres son héroes.

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En Chile, la música de L.A. Spinetta llegó a mediados de los ’80 de forma oficial, cuando su nombre comenzó a colarse en medio del boom del rock latino como referencia a uno de los músicos más importantes del otro lado de la cordillera. Más allá de Muchacha ojos de papel y Durazno sangrando, canciones de culto en ciertos círculos del país, los primeros discos que tuvieron edición local fueron trabajos marcados por la exploración del jazz rock y synth pop como Privé y Madre en años luz (de Spinetta Jade).

“Spinetta no es un artista del montón que pega un temita y viaja a recorrer estudios de televisión. El gran arte requiere más tiempo y además las propias discográficas no hicieron nada para que su trabajo trascendiera las fronteras de Argentina. Pero la gente fue descubriendo su música de a poco“, explica Sergio Marchi sobre la llegada de la música de Luis Alberto a nuestro país.

El propio autor asegura que “hay mucho de Chile en Ruido de Magia, y eso queda patentado en algunos episodios contados en el libro, como su primera visita al país, a fines de 1986 en el Teatro California como invitado de un show de Fito Páez. En esa oportunidad tocó canciones del disco que grabaron juntos (La La La, 1986) y de Privé.

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A continuación, un extracto de ese capítulo:

“Fito tuvo que interrumpir la grabación (de La La La) para presentarse en Chile, pero decidió no solo llevarlo a Spinetta como músico invitado, sino también ofrecerle su banda para que se estrene como solista ante el público trasandino. “Spinetta no tenía un trabajo discográfico visible en Chile –explica el productor Oscar Sayavedra–, lo suyo era algo bien de disquería de importados. Fito era fuerte porque era de la EMI y había filial en Chile. Se vino a presentar al cine California, un teatro para mil personas aproximadamente. Fito y Soda sonaban en las radios de Chile, pero Luis no. Sin embargo, el público había oído hablar de él a través del tema de Los Enanitos Verdes, ‘Aún sigo cantando’, que decía: ‘¿te acordás de Flaco Spinetta cuando cantaba Todas las hojas son del viento?’. Ese fue un detonante porque sonó mucho en Chile”. Y finalmente lo tuvieron allí”.

Spinetta en el Café del Cerro, 1989.

El debut oficial del “Flaco Spinetta” en Chile ocurrió 3 años después, ante un entusiasta grupo de fanáticos en el mítico Café del Cerro, donde el músico cantó solo con su guitarra algunos temas del disco que lanzó por esos días (Tester de Violencia, 1989), junto a una generosa selección de temas de todas sus bandas: Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y Spinetta Jade. De ese show quedó un registro de calidad insuperable.

Así lo cuenta Marchi en Ruido de Magia:

“Resultará extraño para el fan argentino, que los chilenos ovacionaran más “Ah, basta de pensar” que “Para ir” de Almendra, pero esa reacción tenía que ver con los discos que fueron editados y sonaron mínimamente por la radio. A Luis le sorprendió que conocieran algunas canciones. “El Café del Cerro era un lugar mitológico –cuenta Oscar Sayavedra–, de oposición a Pinochet. Fue el caldo de cultivo de lo que se llamó ‘la nueva canción chilena’. Luis tocó seis noches seguidas en formato acústico, solo, en un lugar para doscientas personas”. Sayavedra invitó a Spinetta a cenar en su casa y el Flaco descubrió el placer de las ostras”.

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Desde la década del ’00 sus visitas se hicieron más constantes, siendo la sala del Teatro Nescafé de las Artes el último lugar que contó con un concierto de Spinetta en vivo en su historia, el 14 de junio de 2011.

“Lamentablemente, me hubiera encantado poder seguir con la relación intermitente que teníamos, poder descubrir la música que estaría componiendo a los casi 70 años (que se cumplen el 23 de enero), ver que hubiera hecho con los 50 años de la edición del primer disco de Almendra, que se cumplen el 15 de enero, fecha en la que espero estar en Chile con mi novia celebrando su cumpleaños”, sostiene el periodista argentino.

En paralelo a las biografías de otros ídolos del rock argentino, como el esencial No Digas Nada: Una vida de Charly García (1997 y constantemente reeditado) y Pappo: El hombre suburbano (2011), Sergio Marchi ha dedicado tiempo en realizar sendas publicaciones sobre músicos internacionales, como Roger Waters y The Beatles, y el delirante Room Service (2014), sobre los míticos escándalos de estrellas como David Bowie, The Rolling Stones y The Who.

“Son otra clase de libros. Los dos tomos de Los Beatles fueron el libro que Fernando Blanco y yo queríamos tener sobre Los Beatles, aquel que contara los secretos de su música. Pero todos mis libros están escritos con la misma materia: el amor a la música, la pasión por el rock y el periodismo. También escribí sobre Roger Waters y Pink Floyd. Me gustaría hacer más de esos, pero no interesan tanto como los otros”, cuenta el autor.

—¿Alguna deuda pendiente con respecto a libros sobre otros músicos o géneros para los próximos años?
—Sí, pero ahora necesito vaciar la cabeza que estuvo ocupada casi cuatro años con Spinetta. Tengo planeado un libro de memorias pero tengo que hablar con mis abogados para ver si puedo contarlo todo.

—La cantidad de libros sobre música ha aumentado considerablemente en el último tiempo en Argentina. ¿Qué te parece esto, con el impulso de editoriales como Vademecum y Gourmet Musical y otras publicadas por multinacionales como Planeta?
—El libro que inició esa colección impresionante de Planeta fue el libro mío de Pappo, y me alegra mucho que así sea. El mejor elogio que recibo es el de gente que me dijo que el primer libro que leyó fue uno mío, y que eso lo interesó para leer otras cosas. Todo lo que sea a favor de la educación y la salud es algo que apoyo siempre. Pero rehuyo de los tintes políticos. No solo las ediciones de Gourmet Musical y Vademecum son muy valoradas por mí, sino también los libros de Caja Negra. Y hay otros independientes que son muy gauchitos también.

Ruido de magia
Sergio Marchi
Planeta
688 páginas
Precio de referencia: $19.900

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