Por Sebastián Aguirre

En los próximos días un grupo de investigadores chilenos podría hacer una enorme contribución al combate mundial del COVID-19. Cuando la necesidad de hacer tests es cada vez mayor, en la región del Maule desarrollaron una nueva técnica para detectar la presencia del coronavirus. Un mecanismo distinto a los dos que se están usando masivamente hoy: el examen estándar, el PCR y el llamado “test rápido”. 

El doctor Leonardo Santos, investigador a cargo del Laboratorio de Síntesis Asimétricas de la Universidad de Talcay la profesora de la Universidad Autónoma, Fabiane Manke, encabezan el grupo investigador. Santos explica la principal diferencia de este nuevo test: “El PCR mira marcadores genéticos, mira la expresión de ADN del virus en la muestra. Nosotros vamos un poco más adentro, detectamos proteínas del virus y de la respuesta autoinmune del paciente en la misma muestra”.

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Además, el químico explica que han estado trabajando con muestras de pacientes con sintomatología del Hospital de Talca y, hasta ahora, se han hecho 40 casos con una alta confiabilidad de 93%. 

Se trata de un test basado en una muestra nasofaríngea que es sometida a una “espectrometría de masas” para detectar la presencia de proteínas. Son equipos que identifican compuestos a través de las masas de una muestra, y con él logramos identificar en tiempos muy cortos (3 segundos) cuáles son las proteínas que hay en una muestra. Cada proteína tiene su masa o peso molecular específico que la caracteriza, entonces el equipo logra detectar las proteínas que hay en una muestra a través de la detección de estas diferentes masas”, explica Santos. 

  ¿Las ventajas? 

  • Es más barato: costaría solo $800 por paciente, en comparación con los cerca de $20.000 de un PCR.
  • Es más rápido: “el espectrómetro demora tres segundos” en su análisis, explica Santos, que estima que en solo 8 horas podría analizar unas 800 muestras, con un potencial de hasta 2.400 al día si se organizaran turnos para hacerlo. 

Así podría usarse como un mecanismo de detección temprana del contagio. Pero a diferencia de los llamados “test rápidos” ocupados hoy, este mecanismo tendría una confiabilidad muy superior en torno al 93% — en las muestras analizadas hasta ahora— frente a niveles de hasta 50% de “falsos positivos” que han entregado los “test de antígenos”. 

Respaldo Internacional

El equipo ya tuvo una reunión vía videoconferencia este sábado con representantes de la Organización Panamericana de la Salud (oficina regional de la OMS) y acordaron validad la técnica con sus equipos en los próximos días. Además, se hará un proceso masivo de testeo con hospitales nacionales y otros del extranjero, entre ellos de Argentina y Perú. “En la próxima semana tendremos a lo menos 400 muestras “doble-ciego” para validar nuestra técnica y garantizar el aseguramiento del grado de confianza que hemos obtenido en nuestros ensayos hasta la fecha”, explica Santos. 

Una vez conseguido el respaldo técnico, estará disponible para implementarlo masivamente en los hospitales locales. Y su implementación puede ser clave en la estrategia contra el COVID-19, porque  podría ayudar a hacer una mayor cantidad de tests y con resultados más rápidos. Ampliando el universo de examinados y acelerando los procesos que hoy pueden demorar varios días.  

El trabajo previo

Los investigadores lograron desarrollar el mecanismo, porque ya tenían trabajo avanzado en proyectos previos. “Ya teníamos toda la técnica montada, lo habíamos hecho en otros proyectos financiados por CORFO y FONDECYT, y ahora solamente tuvimos que testear nuestra plataforma de inteligencia artificial, que ya estaba lista con las muestras entregadas por el Hospital de Talca” explica Fabiana Manke. 

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