Matt Cardy/Getty Images/Vía CNN Newsource

(CNN) – ¿Es tu perrito un macho pequeño con una nariz alargada o una hembra mediana con una cara de proporciones caninas promedio? Buenas noticias: es probable que esté a tu lado durante mucho tiempo.

Sin embargo, si tu amigo de cuatro patas tiene el hocico achatado o el rostro plano, el panorama puede mostrarse menos alentador.

Así lo afirma un amplio estudio que, a principios de 2024, analizó los datos de más de 584 mil canes de todo el Reino Unido y descubrió que la longitud del hocico, junto con el tamaño corporal y el sexo, puede influir en las probabilidades de vida de un perro.

“Un macho de tamaño mediano y cara plana, como un bulldog, tiene tres veces más probabilidades de vivir menos tiempo que una hembra de tamaño pequeño y cara larga, como un perro salchicha miniatura o un galgo italiano”, explica Kirsten McMillan, científica de datos de Dogs Trust, la mayor organización benéfica británica canina, y autora principal del artículo publicado en la revista Scientific Reports.

Las razas más beneficiadas y perjudicadas

Los autores del estudio examinaron los datos de 155 razas y sus mezclas.

Mientras que la esperanza de vida media de un labrador retriever o un border collie era de algo más de 13 años, los investigadores descubrieron que, en general, los perros de cara chata o braquicéfalos tienen una peor esperanza de vida.

Entre los de nariz más corta estaban los mastines grandes (9 años), los bulldogs ingleses fornidos (9,3 años) y los bulldogs franceses (9,8 años).

“Este trabajo demuestra que, a nivel de población, a estos perros no les va bien”, afirma McMillan.

En los resultados destaca un superviviente de cara sonriente: los Lhasa Apsos registraron una de las mayores medias de esperanza de vida, 14 años. Están a la altura de los Shiba Inus (14,6), papillones (14,5), salchichas  y galgos italianos (14).

La mayoría de los resultados se ajustaban a los patrones esperados: las hembras viviendo más que los machos y los perros pequeños más que los grandes.

Los perros pequeños y medianos con hocico pronunciado demostraban vivir más de 12 años en promedio, mientras que los perros de cara plana -sin importar su tamaño- no alcanzaban a llegar a esa cifra.

Este sombrío panorama puede sorprender o no a los propietarios de frenchies, la raza canina más popular de Estados Unidos (en 2023, los bulldog franceses desbancaron a los labradores, que habían ostentado el título durante tres décadas).

Es bien sabido que estos queridos perros con orejas de murciélago están predispuestos a padecer una serie de problemas de salud, a menudo debidos a la forma achatada de su cara: problemas respiratorios, infecciones cutáneas y problemas oculares, entre otros.

El problema del hocico achatado

Los pugs y los bulldogs ingleses también se enfrentan a estos problemas.

El Brachycephalic Working Group, un consorcio de organizaciones veterinarias, asociaciones de criadores y organizaciones sin ánimo de lucro del Reino Unido, ha declarado “una crisis de salud y bienestar” para las razas de cara plana.

“Esta nueva investigación subraya estos importantes problemas de salud al revelar que los perros de cara plana viven 1,5 años menos que los perros típicos“, afirma en un comunicado Dan O’Neill, profesor asociado del Royal Veterinary College de Londres y presidente del grupo de trabajo.

“Instamos a cualquiera que esté meditando adquirir una raza de hocico achatado a que se pare a pensar y se asegure de que adquiere un perro con las mejores posibilidades de tener una vida larga y feliz”.

Esme Wheeler, experta en bienestar canino de la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad Contra los Animales, también se mostró de acuerdo.

“Entendemos perfectamente por qué hay tanto amor por estas razas, pero la cría de rasgos corporales que comprometen la salud y el bienestar básicos de los animales de compañía es un error“, afirmó.

“La salud y el bienestar deben ser siempre la prioridad, no las modas ni las tendencias estéticas”.

¿Y qué pasa con los perros de razas estratégicamente diseñadas?

Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio es que los perros de raza pura viven unos ocho meses más que los de raza mixta.

Este resultado no concuerda con la idea generalizada de que los perros mestizos suelen ser más sanos y fuertes que los de raza pura. Pero el estudio actual no puede ofrecer una imagen completa, afirma McMillan.

Los datos -recopilados de veterinarios, registros de razas, organizaciones de rescate y compañías de seguros de animales de compañía- dividen a los perros en dos categorías: de raza pura y mestizos.

Dentro de la categoría mestiza, los datos no distinguieron entre perros callejeros genéticamente diversos y cruces intencionales, o “razas de diseño”, como el cockapoo, el labradoodle y el cavachon.

No se trata de mezclas aleatorias ni del producto de la selección natural. “Hablamos de perros criados estratégicamente y eso ha cambiado las reglas del juego”, afirma McMillan.

Dogs Trust ya está trabajando en un nuevo estudio para determinar si estos populares cruces tienen una esperanza de vida mayor o menor que las razas de las que derivan.

“Los perros de razas diseñadas son un fenómeno relativamente nuevo, por lo que su generación es mayoritariamente joven”, afirma Urfer. “Estudiar la población a medida que crece y envejece permitirá conocer mejor la salud y longevidad de estas razas nacientes”, añade.

También aclara que, aunque el estudio incluye muchas variables de datos, no necesariamente representa el espectro completo de la esperanza de vida de los perros de compañía.

Por ejemplo, no todo el mundo tiene un seguro de mascotas o acude regularmente al veterinario.

La investigación tampoco tuvo en cuenta la causa de la muerte, que suele ser la eutanasia.

“Las preocupaciones éticas y de bienestar en torno a la cría se han convertido en una de las cuestiones más importantes -si no la más importante- dentro del bienestar canino“, dijo McMillan.

“Espero que este documento sea un catalizador para que los responsables políticos, el gobierno, los veterinarios, los propietarios, todo el mundo empiece a preguntarse: ¿Por qué mueren estos perros?“.

Y finalizó señalando que, aunque “será muy difícil responder, cada vez que respondamos, aunque sea a una pequeña parte, estaremos avanzando hacia una población canina mucho más sana”.

 

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