En el marco del Día Mundial del Perro, una experta explicó cuáles son los alimentos que representan un peligro para el sistema gastrointestinal de nuestras mascotas y que, en los casos más graves, pueden incluso provocar la muerte. Por ello, la prevención y la tenencia responsable son fundamentales.
En el marco del Día Internacional del Perro, es importante fomentar la tenencia responsable y, al mismo tiempo, reducir los riesgos para nuestros amigos de cuatro patas.
Compartir ciertos alimentos de consumo humano con nuestras mascotas puede ser altamente peligroso, e incluso letal.
¿Cuáles son los alimentos prohibidos?
La académica de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello, Tania Junod López, destaca en primer lugar el chocolate, que contiene teobromina y cafeína, compuestos tóxicos tanto para perros como para gatos. Su ingesta puede causar vómitos, diarrea, hiperactividad, arritmias cardíacas, convulsiones e incluso la muerte.
Además, el consumo de cebolla, ajo, cebollín y puerros representa un serio riesgo. Estos alimentos contienen tiosulfatos, sustancias que dañan los glóbulos rojos y provocan anemia hemolítica. Los síntomas pueden tardar varios días en aparecer tras la ingesta.
Aunque muchas frutas son seguras en pequeñas cantidades, otras pueden causar daños severos. Las uvas y pasas, por ejemplo, pueden provocar insuficiencia renal aguda, especialmente en perros. Incluso dosis pequeñas pueden ser letales. También se ha señalado que la palta contiene toxinas que pueden provocar vómitos y diarrea, mientras que los cítricos (como la naranja, el pomelo o el limón) pueden causar malestar gastrointestinal.
El alcohol provoca depresión del sistema nervioso central, además de vómitos, dificultad respiratoria, coma o incluso la muerte. De manera similar, la masa cruda con levadura, común cuando se hornea pan en casa, puede ser peligrosa: su proceso de fermentación genera etanol (alcohol) y gas, lo que puede provocar distensión abdominal severa y riesgo de torsión gástrica si es consumida.
El xilitol, un endulzante artificial presente en muchos productos sin azúcar, puede provocar una liberación masiva de insulina en perros, causando hipoglucemia severa y daño hepático. Finalmente, en el caso de los lácteos, muchos perros y gatos son intolerantes a la lactosa, lo que puede derivar en diarrea, vómitos y malestar gastrointestinal.