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Pilar Manchón es doctora en Lingüistica Computacional y ha abocado su trabajo a la inteligencia artificial, y más específicamente a los asistentes virtuales.

Si bien es de Sevilla, España, hoy se encuentra trabajando en Sillicon Valley, Estados Unidos, centro de las grandes marcas en torno a la tecnología.

Ese mismo viaje ha sido una de sus cartas de presentación a la hora de realizar charlas o conferencias, pues Sevilla no es una región dedicada especialmente a la tecnología, lo que hace más sorprendente el logro de Manchón.

“Hay muchas mujeres, muchas personas en general, de todas partes del mundo, que tienen la capacidad, el potencial y la oportunidad de venir a Silicon Valley“, dijo en La Entrevista de Macarena Pizarro.

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A esto se suman las diferencias entre los países denominados “desarrollados” y aquellos en vías de ese desarrollo: “Yo creo que lo más difícil es encontrar modelos en los que uno se pueda inspirar para querer ser más, para tener más ambición, para poder crecer, para creer en lo que es la globalización y la competencia global, más que en los negocios locales, que es lo que más se vive en comunidades, sobretodo en comunidades latinas”.

Y el trabajo de Pilar quedó demostrado a través de Indisys -sigla para Intelligent Dialogue Systems-, una empresa dedicada a la generación de asistentes virtuales que faciliten la atención de personas.

Si bien una de las críticas que se ha generado en torno a la automatización de labores y la pérdida de puestos de trabajo para humanos, Manchón asegura que estas tienen otro origen.

“Yo creo que la frustración viene de otra parte. La frustración viene de la calidad del servicio, de la falta de entendimiento. Nosotros, los humanos, tenemos necesidades muy específicas a la hora de percibir una cierta sensación de empatía. Sobretodo cuando nos encontramos en una situación vulnerable, cuando tenemos una necesidad, una emergencia, cuando estamos solicitando ayuda. Entonces, el hecho de que encuentres una parte que está robotizada y que no está diseñada con esa empatía en mente, pues nos choca, nos causa rechazo“, afirmó.

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—Y qué podemos ganar teniendo asistentes virtuales?
—Los asistentes virtuales lo que hacen es abaratar los costos para un servicio de mayor calidad. Sobretodo es la democratización de un servicio que se podía haber causado VIP en otras circunstancias. Es imposible, que cuando tienes millones de usuarios intentando acceder a un servicio, tengas millones de personas atendiendo a esos usuarios con el nivel de calidad que a cada uno nos gustaría y el nivel de personalización. Los asistentes virtuales te permiten atender a todo el mundo como si fuera un VIP.

—En esto de los asistentes virtuales, ¿hay un riesgo de que dejemos de utilizar nuestra propia inteligencia?
—Bueno, es cierto que siempre hay una evolución. Cosas que antes eran normales, porque todo el mundo tenía que memorizarlas y saberlas, pues vamos evolucionando y centrando nuestro foco de atención en otras cosas que se convierten en más relevantes. Ahora no recordamos los números de teléfono, las calles, porque ya no es necesario. Entonces crea, hasta cierto punto, un nivel de dependencia. Pero eso también nos permite enfocar nuestra inteligencia hacia otro tipo de cosas. Es como hace 200 años todo el mundo sabía hacer pan o sabía cocinar, sabía ciertas cosas. Hoy saber hacer pan es más un hobbie y no una necesidad, porque puedes ir a comprarlo a cualquier sitio. Entonces, la sociedad va evolucionando y cambiando. Es cierto que se crean ciertas dependencias con las tecnologías, pero es algo natural y normal.

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—Nos espían estos asistentes virtuales?
—Hasta donde yo sé, no. Sí que es cierto que han habido muchos problemas, donde la tecnología, por error, ha grabado conversaciones y ha creado situaciones que no se anticipaban. Pero hasta donde yo sé, no ha sido voluntariamente, no ha sido diseñado para eso, sino que ha sido por error.

—Y en todo caso, el usar o tener un asistente virtual, ¿nos hace más vulnerables?
—Nos hace vulnerables en ciertos sentidos, pero más fuertes en otros sentidos. Ahora, hay tanta información a nuestra disposición, que es muy difícil llegar al conocimiento, porque no sabes lo que es cierto, lo que no es cierto. Casi te puedes creer todo lo que viene en Internet o no creerte nada. Entonces, las fuentes son muy importantes. Con los asistentes virtuales, por lo menos los que están bien diseñadas, te ayuda en cierta manera a evaluar la calidad de la información, a filtrar -de cierta manera- lo que otras personas como tú están interesados o han decidido, o el estudio que han hecho, quién compró el coche, una persona con las características que tienes o con las mismas funcionalidades que buscas, quién compró el coche, el televisor. Te ayuda a hacer esa investigación que antes te pudo tomar mucho más tiempo.

—Cada vez que buscamos información, o le pedimos a nuestro asistente virtual para que busque por nosotros, le estamos dando al sistema información sobre nuestra vida. ¿De qué manera se puede garantizar a los usuarios que al ingresar a esta tecnología no quedan desprotegidos?
—Como toda gran herramienta, tiene su parte positiva y también tiene sus riesgos. Las herramientas no son ni buenas, ni malas, dependen de cómo las usemos. El gran problema que existe es que la legislación, la normativa y los gobiernos normalmente no están preparados para entender y legislar en anticipación en lo que la tecnología puede hacer. El potencial de la inteligencia artificial es que podemos personalizar muchísimo, podemos anticipar las necesidades de las personas. Puede ser un mundo increíblemente mágico. La inteligencia artificial puede ser casi mágica si no la entiendes, porque te llega a adivinar casi lo que necesitas o quieres. Pero el otro lado de eso es básicamente puede casi leerte la mente, puede adivinar tu tipo de personalidad.

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