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La psicoanalista y escritora Constanza Michelson entregó su mirada sobre el estallido social desde su disciplina y vinculó la crisis actual con la forma en la que vive la humanidad hoy en día bajo un modelo transaccional y objetivizante del ser humano.

En conversación con Nuevo Pacto de CNN Chile, la autora comentó que el estallido social “tiene algo de acontecimiento” y no es algo que se pudo haber pronosticado con precisión antes de que ocurriera, si bien, después de lo sucedido, se pueden “identificar elementos que justifican que esté pasando”.

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Respecto a los motivos que empujaron a la sociedad chilena a un descontento ciudadano expresado en la conflictividad social en las calles, Michelson apuntó que la lógica de consumo, derivada del modelo neoliberal, fue la que detonó el estallido social. 

Se refirió al concepto de “subjetividad contemporánea”, que consiste en la forma en la que las sociedades constituyen a sus individuos. “Cada época genera un tipo de sujeto en particular. Para los griegos (antiguos), por ejemplo, lo humano se definía como se llamaban a sí:  los mortales, es decir, estaban definidos por su límite, la muerte como límite. Pienso hoy día ¿qué es un humano? Claramente, hoy día, no nos definimos como mortales”.

En este sentido, apuntó que en la subjetividad contemporánea que, a su juicio, está muy despolitizada contribuyó al estallido social. “El modelo neoliberal, que es más que un modelo económico, es una civilización a estas alturas, tiene que ver con ir contra todos los límites. Por ejemplo, en que todo pueda convertirse en una mercancía, no hay límite para eso”.

FOTO: AGENCIAUNO/MAURICIO MENDEZ

Bajo esta perspectiva, la psicoanalista explicó que, si los griegos se definían como “mortales” porque su límite era la muerte, entonces, “consumidores” es el término con el que se podría definir a los humanos de esta era: “Y eso es lo que estalló en esta revolución”.

Desde su área, alertó que las personas han empezado a ocupar asumirse como objetos. “Hemos empezado a habitar políticamente el lenguaje como si fuésemos objetos. Tenemos miedo de que los robots nos reemplacen, pero la pregunta acá es, yo diría, si acaso los seres humanos no estamos de algún modo actuando sin política, actuando como robots“.

La escritora explicó que, cuando el aumento del pasaje del Metro en Santiago detonó un estallido social que se extendió por todo el país desde mediados de octubre de 2019, la respuesta del Gobierno fue desde el lenguaje técnico. “Que viene desde ese matrimonio entre el lenguaje científico y el modelo neoliberal, que es el panel de expertos, que nunca supimos quiénes eran, el panel de expertos dice ‘no se puede’. Pero eso no es hacer política, ¿no debiera estar el panel de expertos supeditado a las necesidades de la ciudadanía?”.

A su juicio, en Chile empezó a pasar que la sociedad se fue quedando sin política. “Si hay algo que estalla, a mí me parece es ese sentido común. Ese lenguaje que le quita materialidad al pueblo, un lenguaje abstracto de transacciones matemático financiera donde no cabe el cuerpo, y que es lo mismo que ha pasado con el lenguaje de la ciencia”.

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Con el estallido social, explica, se produjo una ruptura en esa retórica técnica que mantenía al ciudadano al margen de las decisiones que los afecta. “A mí me parece que apareció el cuerpo de vuelta (…) El hecho de que aparezca el cuerpo, el encuentro con otros, ha generado un recordatorio de que podíamos habitar el mundo de otra manera, un mundo compartido. Las cosas parece que no eran lo más importante, sino que el estado de estar con otros. En ese sentido, me parece que estalla un sentido común”.

Sobre la incertidumbre que genera la prolongación del conflicto social comentó que “no estamos acostumbrados a vivir en la incertidumbre, y el hecho de que este proceso se prolongue demasiado tiempo va generando un estrés. Sin embargo, más allá de eso, creo que previamente estábamos viviendo en una cierta ficción de certidumbre porque lo que acá se destapó es que mucha gente vivía en una incertidumbre constante respecto de su vida, qué pasa si te enfermas, qué pasa si no llegas a fin de mes. Es decir, de todas formas había un estado de incertidumbre”.

Michelson considera que en Chile se había “privatizado el malestar” en el sentido de la meritocracia, del esfuerzo personal. Pero, tras el estallido social, “el malestar se politizó”, asegura.

“Estamos ante un escenario donde uno puede hacer mil diagnósticos, pero los diagnósticos ya están. Acá estamos frente a algo abierto y que está indeterminado, va a depender de las acciones que nosotros generemos. Me parece que estamos frente a un cambio de época (…) Estamos en un cambio de época donde Internet, por ejemplo, generó un cambio en cómo nos relacionamos con la información, y entre nosotros mismos. La autoridad también cambió. En realidad, tenemos que imaginar cómo va a ser la política del siglo XXI. Entonces, lo que yo interpreto como un síntoma es que hoy se está dando un llamado a que haya política, no más al panel de expertos, sino a la política. Por eso es tan importante que el proceso constituyente se haga en clave constituyente, es decir, que haya participación, que las personas puedan ser parte del pacto al cual van a obedecer“, explicó.

Reiteró la necesidad de que los ciudadanos y las instituciones reivindiquen la política. “Hay que sentarse a la mesa y darle dignidad a la política. A mí me parece que hasta acá el modelo neoliberal ha denigrado a la política, se habla en lenguaje político, pero no ha habido política (…) Hasta acá no ha habido política, ha habido tecnocracia, administración, otra cosa, pero la política, finalmente, es sentarse en una igualdad política con otros y poder negociar el cómo administrar la vida en común, en pluralidad”.

“Yo creo que tenemos que esforzarnos por sentarnos a la mesa”, puntualizó.

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