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A fines de febrero, un sumario de la Municipalidad de Ñuñoa constató la existencia de maltrato laboral, por parte de la concejal de la comuna, María Eugenia Kena” Lorenzini, tras la denuncia por maltrato laboral reiterado hecha por una de sus asesoras.

La destacada fotógrafa de la generación que resistió la dictadura, y una de las fundadoras de dos espacios feministas, Fundación Humanas La Morada, sorprendió a la opinión pública cuando se produjo la denuncia en 2021 respecto a la vulneración de la integridad psíquica de sus colaboradoras y luego, cuando se publicaron los resultados del sumario: “Tiene comportamientos, palabras o gestos generalizados que degradan el clima laboral“.

Entre otras cosas, la trabajadora denunciante manifestó que Lorenzini la trató de “esclava blanca” y se constató que la concejala solía gritarle a todo su equipo. “Los gritos de los que dan cuenta las testigos (…) no corresponden a un trato respetuoso de la dignidad de las personas, en particular de quienes se tienen bajo subordinación o dependencia”.

En diciembre pasado, CHV Noticias detalló que, según lo expuesto por la joven de siglas C.E., destacaban también las largas jornadas laborales, ya que “había días en que, fácilmente, trabajaba 12 o más horas”. A eso se sumó un hecho específico, sucedido en una reunión municipal en agosto, donde habría sido emplazada a gritos por la concejala.

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Asimismo, se “comprobaron indicios de que Lorenzini tuvo conductas dañinas respecto de otras personas, lo que da cuenta de que la denunciante no es una víctima específica de la forma de ser o actuar de la concejala, sino que ella tiene comportamientos, palabras o gestos generalizados que degradan el clima laboral”.

Sin embargo, tras la investigación interna no fue posible sancionar a Lorenzini, ya que, explicaron, “la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades establece que ‘a los concejales no les serán aplicables las normas que rigen a los funcionarios municipales, salvo en materia civil o penal’, razón por la cual esta fiscalía no puede formular cargos, ni mucho menos proponer alguna sanción”.

El pasado 21 de marzo, la joven trabajadora denunciante terminó por renunciar a la Municipalidad de Ñuñoa, decepcionada por esta ausencia de sanciones. Ella milita en Revolución Democrática (RD), al igual que Lorenzini y que la alcaldesa de la comuna, Emilia Ríos.

Precisamente, la joven también había acusado el hecho en RD, presentando un documento formal ante el Tribunal Metropolitano del partido. Sin embargo, este actuó con tardanza, por lo que la investigación que debía hacerse no prosperó, y terminó desistiendo. Como respuesta, en su cuenta Twitter Lorenzini aseguró que la renuncia “fue hace rato”, manifestando que, en su opinión, “me equivoqué, cometí maltrato con lo de esclava blanca, pedí disculpas privadas y públicas. Nunca acoso“.

Este viernes, tres meses después del sumario del municipio, Revolución Democrática emitió un escueto comunicado en que anunció que “en virtud del proceso iniciado contra María Eugenia Lorenzini, el Tribunal Regional Metropolitano de Revolución Democrática ha decidido suspender su militancia, razón por la cual se suspenden sus derechos y obligaciones como miembro de nuestro partido, quedando en consecuencia completamente desvinculada de nuestro territorial de Ñuñoa“. De esta manera RD se pronunció sin haber completado ninguna investigación.

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