EFE/ Adriana Thomasa

(EFE) – Con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, el poeta chileno y premio nacional de Literatura, Raúl Zurita, recordó este miércoles el trayecto de su detención por parte de los militares al Estadio de Playa Ancha y se declaró “un sobreviviente modesto comparado con todo lo que sufrieron otros compañeros”.

¿Qué dijo Raúl Zurita?

Zurita rememoró el momento cuando iba en un camión militar, con mucha gente, todos tumbados boca abajo, y evocó –”con una nitidez que quisiera olvidar”, aunque “nunca podrá”– como con su zapato “destrozaba” la cara del que estaba abajo.

“En un momento sentí que todos nos gritábamos, los unos a los otros, pidiéndonos perdón, sin saber a dónde nos llevaban. Esa fue una de las imágenes más fuertes de mi vida”, agregó antes de recitar diferentes citas y pasajes alusivos a las víctimas de la dictadura.

Durante la charla organizada por la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), donde el poeta estudió, señaló que Chile es un país que “no devolvió los cuerpos, nadie le devolvió a la esposa el cuerpo de su esposo, al niño el cuerpo de su padre, al anciano el cuerpo de su hijo”.

Raúl Zurita nació en Santiago de Chile en 1950 y posteriormente estudió Ingeniería Civil en la USM de Valparaíso, época en la que se afilió al Partido Comunista.

La mañana del 11 de septiembre de 1973 fue detenido y llevado al Estadio de Playa Ancha, en Valparaíso, y posteriormente al carguero Maipo, una nave propiedad de la Compañía Sudamericana de Vapores que operó como buque de reclusión e interrogatorios durante los primeros días del alzamiento. Ahí fue torturado.

El golpe de Estado marcó profundamente la obra de Raúl Zurita. Autor de obras como Purgatorio (1979), Anteparaíso (1982), o Canto a su amor desaparecido (1985), el poeta recibió en el año 2000 el Premio Nacional de Literatura en Chile, en 2016 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en 2020 el Premio Iberoamericano de poesía Reina Sofía y en 2022 el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca.

La dictadura dejó un saldo de más de 40 mil víctimas, entre ellas al menos 3.200 opositores asesinados, de los que 1.469 fueron víctimas de desaparición forzada.

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