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Los desmanes en la Supercopa que disputaban Colo Colo y Huachipato no solo dejaron a su paso millonarios destrozos, sino que también a más de alguna persona asustada o impactada, tal como fue el caso del periodista islandés Kolbeinn Tumi.

Nunca experimenté nada parecido. Gas pimienta, abucheos, lanzamiento de ladrillos, fuegos artificiales y ventanillas rotas del auto para rematar la noche. Los niños nunca olvidarán esta noche loca”, contó en una publicación de X.

“Algunas noches nunca las olvidas”

Tumi publicó una crónica en el sitio web islandés para el que trabaja, Visir. En ella relata los motivos que lo llevaron a ver el partido y cómo vivió los desmanes que terminaron con un incendio en la galería norte del Estadio Nacional.

Algunas noches nunca las olvidas. Ayer experimenté una de estas con mis hijos. En el hermoso país de Chile, donde las divisiones de clases y la ira hierven a fuego lento y los hooligans (barristas británicos violentos) se apoderan de un partido de fútbol en Santiago“, narró.

El periodista llegó a Chile en enero con sus dos hijos y actualmente se hospeda en el hogar de una familia chilena que decidió intercambiar su casa con él durante una temporada. Una de sus motivaciones para viajar era conocer el fútbol nacional, especialmente dado el esperado debut de Arturo Vidal en Colo Colo.

“Llevo casi seis semanas en el país de los poetas. No puedo quejarme. Un hombre de clase media cambió de casa y vive en un buen lugar con sol mientras hiela y hay erupciones en Islandia. Los niños aprenden español, pero sobre todo aprenden un poco más sobre la vida. Probablemente, su lección más importante fue anoche“, afirmó.

En esta línea, relató la gran seguridad que había en el estadio. “Tuvimos que mostrar nuestros pasaportes en tres puertas de seguridad y nos registraron a todos (…). La seguridad era tal, que no pensé que pudiera pasar nada que hiciera que mi hijo, un aficionado al fútbol, preguntara durante el partido si podíamos irnos a casa“.

Finalmente, contó el momento en el que los incidentes comenzaron. “Los aficionados más ruidosos estaban en el extremo norte del estadio. A medida que avanzaba el juego, algunas personas comenzaron a subirse a las barandillas, la mayoría con máscaras u otros paños envueltos en el rostro, para no reconocerse”.

“Cuando sonó el pitido del descanso, todo salió mal. Los seguidores de Colo Colo, que eran el 99% del público, se desplazaron hasta el pozo (…) El número de bengalas aumentó, estallaron los fuegos artificiales y todo lo suelto fue arrojado hacia los guardias de seguridad. La mayoría de los jóvenes estaban dispuestos a correr un riesgo real para darse a conocer“.

“Un aficionado había conseguido iniciar un incendio en una zona abierta entre el campo y la grada que era difícil de apagar. En el sistema de altavoces se podía escuchar una voz solicitando apagar el fuego para seguir el partido. No hubo reacción, la charla de Vidal con los matones no cambió nada y llegó el anuncio: Game over“, concluyó.

Los daños en el Estadio Nacional

El Instituto Nacional de Deportes (IND) señaló que los daños provocados en el Estadio Nacional ascienden a $102.501.171 (IVA incluido). Estos costos deberán ser costeados por la Federación de Fútbol de Chile, organizadora del evento.

Tras la primera evaluación realizada en el coliseo de Ñuñoa, se reportaron los siguientes daños:

  • 300 butacas y sus respectivos soportes resultaron afectados, tanto por la acción del fuego provocado intencionalmente tras la detención del encuentro, como por roturas intencionales de los asientos, los cuales fueron utilizados como proyectiles.
  • 100 metros cuadrados de la nueva pista atlética quemados.
  • 25 metros cuadrados de rejas perimetrales.
  • Dos tablones dañados en la escotilla 8, en el Memorial del Estadio Nacional.
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