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 El recinto escolar fue el peor evaluado de la última versión del sistema de medición.

Con resignación afrontaron los alumnos, apoderados y docentes de la Escuela Joven Esperanza la entrega de su puntaje en el último Simce, es que con sus 196 en Lenguaje, 207 en Matemáticas y 201 en Ciencias se ubicaron en el último lugar del ránking de colegios municipales.

Pero los resultados, lejos de desanimarlos, los hizo recapacitar e implementar un novedoso plan para mejorar la calidad en la educación del alumnado. Los padres se organizaron para estar presente en las clases y prestar ayuda a quién lo necesite, además de ayudar a controlar el desorden que se generaba al interior de la sala.

En la institución asumieron su culpabilidad, si bien criticaron los recursos entregados para el financiamiento del establecimiento, reconocieron que los resultados de la prueba tienen culpabilidad compartida, pero aseguraron trabajar para superarlo.

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