Por Camila Flores
Foto referencial / Agencia UNO

En el último tiempo la Región de Valparaíso ha experimentado un preocupante aumento de la delincuencia. El problema mayor es que, al analizar las respuestas del Gobierno ante esta problemática, queda claro que la desconexión con la realidad es evidente y alarmante, lo que deja a una ciudadanía completamente indefensa frente a un Gobierno ineficiente que tiene más excusas que soluciones.

Todos los días están ocurriendo homicidios en la región, en su mayoría, por causas asociadas al narcotráfico, nuestros puertos se han transformado en un punto de entrada y de salida de grandes cantidades droga, mientras tanto el Presidente de la República parece optar por eludir su responsabilidad al culpar a los medios de comunicación, sin reconocer la magnitud del problema. Poner el foco en los informes periodísticos en lugar de abordar directamente las causas y soluciones de la creciente inseguridad, demuestra una falta de compromiso y entendimiento de la situación que enfrenta Chile, y particularmente nuestra región.

Un claro ejemplo de la gravedad de la situación se vivió hace apenas unos días, cuando el propio alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, fue víctima de un robo en su hogar en el Cerro San Juan de Dios.

Otro ejemplo de la crisis de nuestra región es la alerta que emitió la embajada de Estados Unidos en Chile, en la que advirtió a sus compatriotas sobre la peligrosidad de viajar a Viña del Mar y Valparaíso. Esto no solo afecta la imagen de nuestro territorio, sino que también tendrá un impacto en el turismo y la economía local ¿Y qué más se podía esperar si el último informe de la Fundación Piensa reveló que Concón, Valparaíso y Viña del Mar están por sobre la tasa nacional en delitos de mayor connotación?

Mientras la delincuencia se desata en las calles de Valparaíso, Sharp parece más preocupado de cuestiones secundarias que de la protección de sus conciudadanos. Su respuesta ante el aumento de la violencia ha sido tan débil como su capacidad para implementar medidas efectivas. En lugar de liderar con determinación, se sume en excusas y justificaciones, mostrando una alarmante desconexión con la realidad que enfrenta la comunidad, la misma desconexión que evidencia el Gobierno al cual apoya.

El robo en la casa del alcalde debería haber sido un llamado de atención contundente, una señal de que la seguridad en Valparaíso necesita un liderazgo fuerte y decidido. Sin embargo, la respuesta de Sharp ha sido titubeante y carente de acción inmediata. ¿Qué podemos esperar de una autoridad que dice que lo que le pasó no cambiará su opinión sobre la seguridad del país? No por nada fue destituido de su cargo por 30 días.

Las preguntas que me hago, y que espero también se hagan nuestras máximas autoridades, son ¿Hasta cuándo normalizamos la creciente delincuencia y la violencia con la que se ejecuta? ¿Cuántos casos más de robos de vehículos, asaltos, balaceras y agresiones en la vía pública tendremos que aguantar para que el Gobierno comprenda que son los criminales quienes ahora gobiernan nuestras calles?

Es necesario cuestionar las políticas de seguridad implementadas por las autoridades gubernamentales y municipales, las cuales hasta ahora han demostrado ser ineficaces. La realidad es que la violencia, la delincuencia, los asesinatos y el crimen organizado están en constante aumento, y las respuestas actuales no están a la altura de las circunstancias. Basta con mirar los casos de secuestros extorsivos que hemos tenido en los últimos días, un delito que antes era poco común en nuestro país, hoy lamentablemente es parte de nuestra cotidianidad.

El ejecutivo debe abandonar el sesgo ideológico y actuar con determinación, aplicando mano dura y mayores atribuciones a las fuerzas de seguridad y de orden. La situación exige una respuesta contundente que vaya más allá de la complacencia y la indiferencia. No es momento de medias tintas ni de excusas; es momento de acciones concretas y de asumir responsabilidades.

El tiempo de los discursos bonitos, pero vacíos, ha pasado; es hora de actuar con determinación y responsabilidad. Hoy, Valparaíso es víctima de la violencia, de la delincuencia y de la ineficiencia, y solo porque a algunos les pesa más la ideología que la coherencia.

Tags:

Deja tu comentario