La revista estadounidense Foreign Policy aseguró que el gobierno de Donald Trump intentó evitar que la ex presidenta Michelle Bachelet asumiera su actual cargo de Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos por disconformidad con sus opiniones políticas sobre Israel.

Según la publicación, la administración estadounidense organizó una campaña ejecutada por la entonces embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas, Nikki Haley, quien habría escrito al Secretario General de la ONU, António Guterres, señalando sus argumentos.

En la nota enviada el 6 de septiembre de 2018, Haley habría reclamado que las preguntas de Washington sobre las calificaciones políticas de Bachelet para el puesto fueron ignoradas. Si bien en el memorándum no se habría señalado que EE.UU. pidió el bloqueo al nombramiento de Bachelet, sí habría dejado en claro que el gobierno se opuso firmemente e intentó detener el proceso de contratación.

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De acuerdo a Foreign Policy, un portavoz de la Misión de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas dijo que las preocupaciones de EE.UU. con la nominación de Bachelet no eran nuevas: “Expresamos adecuadamente estas preocupaciones, además de nuestras preocupaciones con su proceso de nombramiento, como lo haríamos para cualquier persona designada por la ONU de alto nivel, a través de comunicaciones directas y privadas con la oficina del secretario general”.

La presunta campaña contra Bachelet se habría realizado justo en el momento en que la administración de Trump se estaba volviendo cada vez más hostil a las instituciones de derechos humanos de la ONU. Según el gobierno estadounidense, el organismo tiene prejuicios contra Israel y atrae una atención excesiva a los abusos de los derechos humanos cometidos por Estados Unidos.

Producto de esto, EE.UU. se retiró del Consejo de Derechos Humanos en junio de 2018, alegando, además, contra la permanencia de estados “con atroces registros de Derechos Humanos”.

A favor del aborto y de “dictadores latinoamericanos”

Según la publicación, a mediados de julio, el subsecretario de Estado para asuntos internacionales de la organización de los Estados Unidos,  Kevin Moley, y su asesora principal, Mari Stull, expresaron su preocupación por las “posiciones políticas” de Bachelet.

“Más tarde, Stull envió mensajes a Vennett expresando sus objeciones”, dice la nota, y agrega que “estas incluyen fotos de Bachelet junto a dictadores latinoamericanos”, aunque no queda claro a qué líderes latinoamericanos se refería.

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Haley también señaló que su asistente Morgan Viña “comunicó la preocupación de que Bachelet era débil con los dictadores latinoamericanos y no sería de ayuda en los asuntos de Israel“.

Finalmente, otro punto de preocupación para Estados Unidos respecto a Bachelet fue su papel promotor de la Ley de Aborto en 3 Causales. Según una fuente diplomática, “podría haber sido una figura global creíble si ella no hubiera decidido convertirse en la principal defensora del aborto en el mundo”.

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