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Este domingo en Brasil se llevan a cabo nuevas elecciones presidenciales que buscan al reemplazante de Michel Temer tras varios meses de una campaña electoral que no estuvo exenta  de incidentes y polémicas.

Pero en estos comicios, donde están habilitadas para votar más de 147 millones de personas, también se elegirán gobernadores y senadores y diputados federales y estaduales; algo que podría significar una renovación total en los cargos públicos.

Sin duda alguna que la mayor atención estará puesta en una contienda presidencial donde si bien son 14 aspirantes, solo dos contarían con opciones claras para quedarse con la mayoría de los votos y pasar a una segunda vuelta.

Ellos son Jair Bolsonaro del Partido Social Liberal y Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores), dos personajes con ideas totalmente opuestas y que reflejan la polarización que se vive en la política brasileña.

Esto, porque Bolsonaro expresa un discurso nacionalista y de derecha más radical como la venta libre de armas y poner fin a las condenas a policías y militares que maten a alguien en confrontaciones o que al menos cinco generales de Ejército puedan ser ministros y poner fin a las reservas indígenas.

Y si bien siempre fue segundo en las preferencias, su salto al primer lugar se produjo luego que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se viera obligado a abandonar la contienda electoral y hechos como el ataque con cuchillo que sufrió en un acto de campaña no mermaron su popularidad, incluso la aumentaron, figurando con un 35% de adhesión, aunque no le alcanza para imponerse el día de hoy.

Por su parte, Haddad -ex alcalde de Sao Paulo-era el plan B por si no resultaba la opción de Lula. Y bastó que este manifestara que el candidato representaba fielmente su pensamiento y plan de gobierno para que subiera de un 2 a un 22 por ciento de apoyo según Datafolha.

 

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