Crédito: ICJ/Frank van Beek

Esta semana, un tribunal de Myanmar condenó a la líder civil depuesta Aung San Suu Kyi a cuatro años de prisión por cargos de incitación e incumplimiento de las reglas de COVID-19. Esta es la primera sentencia contra la ganadora del Premio Nobel de la Paz desde que los militares tomaron el poder en febrero.

A las horas de este anuncio, el ejército redujo su condena de cuatro a dos años, según MRTV. Suu Kyi, de 76 años, era consejera de Estado de Myanmar y líder de facto del país antes de que el Ejército la derrocara y le imputara casi una docena de cargos que suman condenas máximas combinadas de más de 100 años.

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La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, criticó duramente la condena a Suu Kyi. La autoridades recalcó que la sentencia fue emitida por un tribunal controlado por los militares y pidió su liberación.

“La condena de la consejera de Estado tras un juicio falso en un proceso secreto ante un tribunal controlado por los militares solo tiene motivaciones políticas (…) No es solo una privación arbitraria de su libertad, sino que cierra una puerta más al diálogo político”, dijo la Alta Comisionada.

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La ex jefa de Estado sostuvo que la junta militar de Myanmar “intenta instrumentalizar los tribunales para eliminar a toda la oposición política“. “Sin embargo, estos casos no sirven para dar un revestimiento legal a la ilegitimidad del golpe y del gobierno militar”.

Este veredicto contra Aung San Suu Kyi no hará más que profundizar el rechazo al golpe“, añadió la Alta Comisionada. “Solo servirá para endurecer las posiciones cuando lo que se necesita es el diálogo y una solución pacífica y política de esta crisis”.

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