{"multiple":false,"video":{"key":"oWFeUVWv0x","duration":"00:02:00","type":"video","download":""}}

Es un éxito de toda la clase política chilena que se haya aprobado en el Senado, y esté a un paso de ley, un cambio en favor del bienestar de las y los chilenos, como el que implica este proyecto. En primer lugar, las 40 horas muestra que sí es posible cambiar para mejor.

En su momento, cuando fue propuesto por las diputadas Cariola y Vallejo, parecía una locura. Oposición amplia, con el tiempo, quienes se opusieren, se allanaron a mirar las ventajas.

La unanimidad es muy importante: se convencieron de sus beneficios quienes estaban dudosos y eso le vaticina no solo su aprobación, sino su estabilidad en el tiempo. En segundo lugar, nos pone a tono con una mirada del trabajo de este siglo.

No solo menos horas, sino más flexible, más posible de salida de esquemas anticuados, de control y de horarios extendidos. Que se pueda pactar trabajo de cuatro días, por ejemplo, o más días libres a la semana, van en la dirección correcta.

Después de la pandemia, en que el trabajo se revolucionó, era hora de ponerse al día. Tercero: fomenta la corresponsabilidad, al darle a padre o madre o persona cuidadora la posibilidad de ajustar su horario, para poder ir a dejar de buscar.

Esto es central, garantizar que las personas puedan cuidar, puedan estar en familia. La ministra Jara, los gremios, sindicatos y el Parlamento demostraron que con diálogo y perseverancia se sacó adelante este proyecto. Un camino que no debiera ser la excepción, sino la forma.

Tags:

Deja tu comentario