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¡Nadie te conoce como tu mamá!, una frase que varios hemos dicho o escuchado, sin embargo, no está muy cerca de la realidad. Ya que nadie te conoce como tu algoritmo.

Es aquella fórmula perfecta, en que viven todos los dispositivos electrónicos y saben lo que quieres ver en la tele, a qué hora vas a comer, qué vas a comer e incluso, lo que te asusta y lo que no te gusta.

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¿Qué pasaría si esa superinteligencia estuviera el servicio de otras cosas? Para el académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, Rodrigo Carrasco, hoy en día, “una máquina definitivamente puede encontrar soluciones mucho mejores que las puede hacer cualquier humano en problemas que son muy complicados”.

Él junto a su equipo se encuentran trabajando con los observatorios en Chile, diseñando algoritmos que puedan obtener la mayor cantidad datos científicos según las necesidades de los astrónomos.

“El desafío es justamente cómo poner esa incerteza dentro de modelos matemáticos que sean capaces de poder darte recomendaciones, y eso no necesariamente es trivial, es relativamente complejo, dependiendo de dónde viene esa incerteza”, agregó.

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Sin embargo, pese a que los algoritmos y la inteligencia artificial nos puedan ayudar de esta forma, para el académico es importante que sus desarrollos sean en la línea de la ética, “ese es el desafío que uno no muchas veces tiene”.

Estro quiere decir que los modelos matemáticos que son capaces de darnos recomendaciones a partir de pequeñas informaciones que entramos, es que no se convertirían en IA con sesgos al clasismo y racismo.

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