El COVID-19 obligó a millones de trabajadores alrededor del mundo a enfrentarse a la experiencia del trabajo a distancia. Esto ha planteado nuevos desafíos en materia de ciberseguridad ante el aumento de los ataques informáticos.
“La pandemia generó varios efectos, uno es el aumento de las personas que están conectadas a Internet. Esto genera una mayor vulnerabilidad frente a situaciones de seguridad cibernética“, manifestó Pedro Huichalaf, investigador del Centro de Ciberseguridad de la Universidad Mayor.
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En conversación con CNN Chile, el ex subsecretario de Telecomunicaciones detalló que la nueva regulación y la posibilidad de realizar las labores desde el hogar, evitando el desplazamiento, “han hecho que el teletrabajo sea una figura que quedó en la legislación laboral y en la práctica para quedarse“.
Huichalaf detalló que esto significa que una vez terminada la pandemia, la gente continuará teletrabajando. “Esto ha sido porque la mismas empresas e industrias, incluso servicios públicos, se han dado cuenta de que se puede mantener la eficiencia del trabajo a distancia”, dijo.
Sin embargo, el experto explicó que, junto a las oportunidades, vienen nuevos retos relacionados “a los hábitos de comportamiento sobre todo en la relación con el tema digital”. “Nos genera un desafío de conectividad y privacidad de las comunicaciones, pero también medidas de ciberseguridad”, sostuvo.
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“Hay que cambiar los hábitos, la lógica de trabajo y también los patrones de conducta. Además, es relevante que haya información oportuna, guías, procedimientos y manuales respecto a cómo actuar o cómo dejar de actuar en caso de algún hecho relacionado a temas de seguridad informática”, señaló.
En paralelo, se refirió al aumento de los ataques cibernéticos y al nivel de los ciber delincuentes asegurando que, a nivel mundial, “ellos obtienen ganancias mayores que las alcanzadas por el tráfico de drogas. Reciben más recursos, es menos riesgoso (…) y al final los compensa de mejor manera que el tráfico de drogas”.
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