Por Mónica Rincón
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No da para performance, arte, ni acto válido de protesta.

Lo ocurrido en Valparaíso en una actividad en favor del Apruebo es vulgar, violento, vulnera los derechos de los niños y niñas presentes y es violento para las disidencias sexuales.

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Indigna y entristece el grosero uso de la bandera chilena que no es el símbolo de ningún gobierno de turno o de injusticias pasadas o futuras sino que de las y los chilenos.

Inaceptable. Mal quienes ejecutan el acto, pero también la organización que en el momento no hace nada e incluso algunos lo celebran o amparan.

Bien que haya tenido desaprobación transversal. Y que se hayan iniciado acciones legales.

Este plebiscito no es sobre cargos donde ganas o pierdes, sino como dijo el abogado Luis Cordero sobre nuestras reglas de convivencia y ahí el respeto al otro es esencial. Sin ese respeto que se ha ido minando también con agresiones como la de hoy en la Alameda. Nada de empates. Aquí todas y todos perdemos 2-0. Gracias los extremos todos perdemos.

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Transgresor lo de Valparaíso, dirán algunos. Yo digo que lo único que transgrede es el sano debate democrático donde la ironía y la parodia son herramientas válidas, pero dotadas de contenido y cuidando el espacio público que nos pertenece a todos.

Uno se pregunta: ¿En qué estaban pensando? En los niños y niñas que deben ser siempre sujetos de especial cuidado, ciertamente no.

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