Por Mónica Rincón
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6 carabineros fuera de la institución por la destrucción de imágenes del momento en que es baleado Camilo Catrillanca. ¿Es suficiente? No.

Aquí hay dos cosas que evitar: que se use de manera desproporcionada la fuerza y que se siga obstruyendo la Justicia. Porque el país no aguanta más montajes, ni que se diga que es un hecho aislado cuando sabemos perfectamente que no lo es. Porque el descrédito, además, es injusto para los carabineros honestos.

Revisar los protocolos, sanciones ejemplares, transparencia total y como muy bien dijo el ministro de Justicia, le cueste a quien les cueste el trabajo.

Seamos francos, en general es el de bajo rango o con suerte los mandos medios los que se van, como si no hubiera responsabilidad de mando y, a nivel civil, responsabilidad política.

Y ahí está una falla basal de nuestras autoridades y también, o aún más, cuando se trata de las FF. AA. y de Orden. Una cierta impunidad de mando, podríamos denominarla, que no refuerza que deban fiscalizar con celo ni que se entienda qué tiene que pasar para que se asuma que no controlar, no saber, o sabiendo, no transparentar, debiera implicar dejar el cargo.

La tragedia de Antuco y no se pide la renuncia Cheyre, un comandante en jefe de Armada que se va a dormir después de un terremoto y Edmundo González ratificado, montaje de proporciones en el caso Huracán y ninguna autoridad civil asumió.

Ni cuando hay actos, ni cuando se miente sobre ellos, hemos visto que todos los que debieran enfrentar  su responsabilidad así lo hagan. Pregúntele, si no, a las familias de Alex Lemún, Matías Catrileo o Jaime Mendoza Collíom donde cada versión inicial fue descubierta falsa por la investigación posterior. Algo que se ha repetido también con no mapuche. ¿Qué nos dice esto? Que todavía en Chile el hilo se corta por lo más delgado.

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