Hoy, el diario La Tercera, en crónica de José Ignacio Araya, trata un tema de esos que parecen ser lejanos, de otra latitud, pero que realmente están al lado. Tema del que hay que empezar a hablar por acá, antes de que lo sepamos por una noticia, cuando sea demasiado tarde.
Se trata de la avasallante participación de las fake news en las democracias, tomando a EE.UU. como ejemplo de su crecimiento y potencial daño.
A pesar de que fue desmentido por la organización que realiza las elecciones en EE.UU. e incluso por la mayoría de los parlamentarios del Partido Republicano, la frase del expresidente Trump de que su derrota contra el actual presidente Biden había sido un robo electoral, todavía es creída por casi 2/3 de los votantes republicanos, a pesar de que las investigaciones que se hicieron negaron la comisión de un fraude.
El asalto al Capitolio, donde murieron cinco personas, fue la guinda de esa torta.
La competencia actual, entre Trump y el presidente Biden está tan decorada con manifestaciones diarias de fake news, de ambos lados, que se estima podría transformarse en un hito mundial a futuro para el uso de IA y fake news en elecciones democráticas de otros países.
Tratar el tema de las mentiras vía fake news a destiempo no es llegar tarde. Es simplemente no llegar.
Y no se trata de centrarse solamente en los medios, que en Chile tienden a ser muy poco portadores de noticias falsas. Sino en quienes las producen para el objetivo de ganar elecciones o posicionarse políticamente. Vengan de donde vengan, hay que estar preparados para campañas que puedan abusar de las fake news y la IA.
Este es un tema que merece tomarse en serio desde ya. No cuando ocurra, sino antes. Como muy bien lo dice un viejo proverbio oriental: “Excava el pozo antes de que tengas sed”.
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